El ALCA, como manifestación de la rapacidad imperialista, representa una opción absolutamente inaceptable para nuestras naciones
Texto íntegro de la Declaración Final del Encuentro Hemisférico de lucha contra el ALCA
Las organizaciones y los movimientos sociales, religiosos y sindicales, de mujeres y hombres trabajadores, jóvenes, estudiantes, religiosos, grupos parlamentarios, partidos políticos, intelectuales, ambientalistas, campesinos, organizaciones indígenas y grupos de defensa de los derechos humanos del continente realizamos, en la Ciudad de La Habana entre el 13 al 16 de noviembre del 2001, el Encuentro Hemisférico de Lucha Contra el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), con el propósito de impulsar las movilizaciones continentales y repudiar la agenda neoliberal y ese acuerdo de libre comercio que constituye un proceso, ya en marcha, de anexión y recolonización de nuestros pueblos.
Así como sucedió en la Segunda Cumbre de los Pueblos de América realizada en Quebec en abril del 2001, reiteramos que combatimos el ALCA y el modelo neoliberal que ha provocado un desastre para la mayoría de los habitantes de nuestro continente. Las políticas de la Organización Mundial de Comercio (OMC), del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial, sustentadas y aplicadas por los gobiernos neoliberales, profundizaron la pobreza en el interior de los países y las diferencias entre los países del Norte y del Sur.
En los momentos en que el mundo se ve enfrentado a una crisis de consecuencias imprevisibles, lamentamos la tragedia provocada por los ataques terroristas a Nueva York y Washington y condenamos toda manifestación de terrorismo, incluyendo la que proviene de los estados, y nos solidarizamos con sus víctimas en todo el mundo. Por tanto, repudiamos y denunciamos la guerra que ha conducido el gobierno de los Estados Unidos contra Afganistán, cuyo pueblo es quien sufre en primer lugar las consecuencias.
Del mismo modo repudiamos la iniciativa del gobierno de los Estados Unidos de promover la militarización de América Latina con el Plan Colombia, el Plan Puebla-Panamá y otros proyectos regionales que se traducen en más intervención y represión contra las crecientes protestas populares.
Exigimos el fin del bloqueo contra Cuba y el desmantelamiento de las bases militares norteamericanas de Vieques y Manta.
Frente al Consenso de Washington, que estableció la agenda neoliberal en las Américas, los 800 delegados y delegadas, representantes de 34 países del continente alcanzamos un amplio consenso alternativo.
El Consenso de La Habana está basado en la perspectiva de la integración solidaria entre iguales por la conquista de la justicia social y el bienestar de nuestros pueblos. Al contrario del Consenso de Washington, fundado sobre el fundamentalismo del mercado, tenemos por objetivo ir construyendo una agenda alternativa, solidaria, basada en la globalización de los derechos económicos, sociales y culturales.
Sostenemos que el ALCA, como manifestación de la rapacidad imperialista, representa una opción absolutamente inaceptable para nuestras naciones.
Los pueblos de América luchan por una integración que tenga como objetivos centrales el logro de un verdadero desarrollo económico, social y cultural que tienda a eliminar las enormes desigualdades prevalecientes entre los países, y entre mujeres y hombres.
Los pueblos no podemos permitir que nuestros gobiernos se plieguen al ALCA y debemos exigirles que asuman su responsabilidad en la definición de las políticas nacionales de desarrollo económico y la promoción del bienestar y la equidad social, sobre la base del respeto a la autodeterminación y la soberanía nacionales.
ALCA es una versión ampliada del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y como tal transfiere a las transnacionales el poder de dictar a los Estados la estandarización de reglas y de políticas macro económicas.
El ALCA significa en la práctica:
—Que la liberalización de los mercados de bienes, servicios, inversiones y derecho de propiedad intelectual conduzca a una integración corporativa y a la desintegración de las economías nacionales, las sociedades y las culturas, así como a una escalada en la depredación medioambiental, al imponer los derechos privados de las empresas multinacionales por encima de las Constituciones nacionales.
—Que el déficit democrático en las Américas se profundice con la vigencia de una llamada Carta Democrática Interamericana, adoptada en Lima, el 11 de septiembre del 2001, por los Estados miembros de la OEA. Esa Carta ignora la soberanía de los pueblos y pretende, de acuerdo con parámetros totalitarios, restringidos y excluyentes, certificar, desde la óptica imperial, la legitimidad de un gobierno.
—Que los pueblos de nuestros países no puedan ejercer su derecho a rechazar aquellas inversiones que comprometan su presente y futuro socioeconómico, particularmente los flujos de capital especulativo.
—Que los gobiernos nacionales, sometidos al suprapoder de las transnacionales, no fomenten políticas que fortalezcan la demanda interna y se hagan dependientes por completo en los mercados externos.
—Que los países del Sur compitan fieramente entre sí por el favor de los mercados y las inversiones del Norte, ofertando sus bajos salarios, la discriminación sistemática contra las mujeres, los pueblos indígenas y los inmigrantes, la falta de protección social y ambiental y la laxitud de sus leyes.
—Que se extienda y profundice el desempleo como una pandemia implacable a la par que se multiplican sin medida las maquilas y zonas francas, donde los trabajadores de América Latina y el Caribe son super explotados, con salarios varias veces inferiores a los que las corporaciones pagan en sus países de origen y sin respeto a los derechos laborales, ambientales, de salud, seguridad social, de género y de sindicalización, prácticas que, al generalizarse extraordinariamente, precarizarán y abaratarán el empleo en todo el hemisferio, con particular efecto sobre mujeres y menores de edad, que son hoy sus principales víctimas.
—Que se amplíen los flujos migratorios al mismo tiempo que se profundizan la sobreexplotación, la discriminación, la persecución y la represión a los trabajadores migrantes e indocumentados; expresando así la contradicción entre la apertura extrema para la circulación de bienes y servicios y la limitación de la circulación de los seres humanos.
—Que se precipiten las naciones en el abismo de la subordinación financiera, agravada por el inmenso peso de las deudas externas y pierdan hasta la menor capacidad de resistencia frente a las corporaciones de la superpotencia continental y mundial.
—Que la agricultura, sector esencial para la mayoría de los países de América Latina y el Caribe, se quede expuesta a una competencia ruinosa frente al poderío tecnológico de las corporaciones transnacionales. Los trabajadores rurales se verán obligados en mayor medida al éxodo hacia una vida miserable en las ciudades, dañando así la riqueza cultural y multiétnica, la biodiversidad, las reservas de agua potable y forestales, además de erosionarse en gran medida el trabajo agrícola como fuente de empleo y sustentabilidad alimentaria.
—Que los derechos de propiedad intelectual constituyan un monopolio tecnológico de las empresas transnacionales y tiendan a perpetuar la brecha entre Norteamérica y los países de América Latina y el Caribe. Además, que se explote el conocimiento tradicional de los pueblos originarios, que se verán despojados de gran parte de sus riquezas naturales y privadas del acceso a la nueva tecnología para cubrir necesidades básicas y del desarrollo.
—Que al convertir los derechos sociales en pura mercadería, se profundicen aún más la pobreza y la crisis generalizada que ya padecen nuestros pueblos en derechos básicos como la educación y la salud.
—Que las transnacionales y los inversionistas presenten demandas contra gobiernos y que éstas se diriman en paneles arbitrales internacionales, bajo el principio de que el interés corporativo transnacional debe imponerse sobre el derecho y el interés nacionales.
—Que los gobiernos de la gran mayoría de los países del continente cedan incluso la prerrogativa de realizar compras al sector privado o público de su propia nación, aun inspirados en el interés social o con un fin de desarrollo, si las empresas transnacionales se consideran en capacidad de demostrar que su oferta es superior en términos competitivos.
—Que cualquier fondo público para programas de subsistencia básica, o todo tipo de servicios públicos esenciales, incluyendo la seguridad social, programas de salud, educación o transporte sean privatizados, eliminados o severamente restringidos. Construyendo una agenda social en las Américas Consideramos que en el centro de un verdadero proceso de integración tiene que estar el respeto a la Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos, que incluye todos los derechos humanos básicos, en su dimensión civil, cultural, económica, política, social. En dicha declaración se afirma que "todo pueblo cuyos derechos fundamentales sean gravemente ignorados, tiene el derecho de hacerlos valer..."
Proponemos una política continental alternativa al ALCA que no merme la capacidad de ninguno de los Estados de cada país para defender las necesidades sociales, culturales y económicas de sus habitantes, y para enfrentar, cuando fuera necesario, los intereses de las corporaciones y la pretensión dominante de cualquier país extranjero.
Abogamos por una alternativa de integración que lejos de minar, paralizar y eliminar los procesos integradores que han venido desarrollándose en América Latina y el Caribe, les dé cabida y aliento, en beneficio del conjunto de países involucrados en esos procesos y de todos los que conforman nuestro continente. Para llevar a cabo una verdadera integración continental es indispensable fomentar un proceso de cooperación internacional que cuente con el financiamiento para el desarrollo por parte de las naciones más poderosas, a fin de equilibrar las posibilidades de los países más empobrecidos del área, tras una larga historia de explotación colonial y neocolonial, y sobre todo después de haber sufrido las consecuencias de dos décadas de neoliberalismo.
Consideramos que todo acuerdo entre países con distintos niveles de desarrollo debe incluir, entre otras condiciones, el reconocimiento de las desigualdades y el trato preferencial, en los planos comercial, financiero y tecnológico, para aspirar a equilibrar los niveles de desarrollo, así como para impulsar programas sociales.
Por las razones enumeradas anteriormente, estimamos que son excluyentes los propósitos de una integración continental sana y viable y la realidad espeluznante de una deuda externa que acogota las economías de la mayor parte de las naciones latinoamericanas y caribeñas.
Por ende, nos pronunciamos por un proyecto alternativo de integración que contemple, desde sus bases, la anulación de la impagable e ilegítima deuda que contrajeron los diferentes gobiernos en las últimas décadas, sin el consentimiento de los pueblos, muchas veces con propósitos fraudulentos, malgastada en proyectos que no beneficiaron a la ciudadanía; deudas que han crecido por la determinación unilateral de aumentar las tasas de interés, por parte de los acreedores.
Expresamos, finalmente, la confianza irrestricta en que nuestra lucha de hoy, como continuidad de las numerosas batallas libradas con ejemplar resistencia por los más bravos hijos de América durante las últimas décadas, nos llevará juntos hacia el destino anunciado por el libertador Simón Bolívar, quien, hace casi dos siglos, en medio de su colosal campaña contra el colonialismo, expresó: "Deseo, más que ninguna otra cosa, ser testigo de la creación en América de la más grande nación del mundo, no tanto por su inmenso territorio y sus riquezas, sino por su libertad y su gloria."
¡Nos veremos en el Foro Social Mundial de Porto Alegre, en febrero próximo, levantando las banderas contra la guerra, contra el terrorismo, contra el ALCA, contra la deuda externa, por la globalización de la solidaridad, porque otro mundo y otra América son posibles! Plan de Acción Hemisférica de Lucha contra el ALCA En el Encuentro Hemisférico de Lucha contra el ALCA aprobamos el siguiente Plan de Acción para profundizar el Consenso de La Habana:
Llamamos a impulsar el movimiento de unidad entre las organizaciones del continente, para lograr cuanto antes la movilización de nuestros pueblos en contra de la llamada Área de Libre Comercio de las Américas.
Convocamos a las organizaciones presentes en este Encuentro a sumar fuerzas en la construcción de un espacio de consenso político para la elaboración de propuestas alternativas de desarrollo para los pueblos de las Américas, en contraposición al actual modelo de desarrollo neoliberal.
Finalmente convocamos a un frente común en torno a dos grandes ejes:
la promoción de una agenda continental de integración social, de desarrollo sustentable, y de lucha contra la desigualdad, la exclusión social y la pobreza,
la continuidad y el fortalecimiento de campañas de movilizaciones populares contra el ALCA en sintonía con los eventos del Foro Social Mundial y las actividades programadas por la Alianza Social Continental. Iniciativas inmediatas: 1.- Conformar grupos continentales de trabajo para diseñar las políticas delineadas en el primer eje, a partir de las experiencias, nacionales, regionales y locales ya existente, en torno a los siguientes temas:
—defensa y promoción de desarrollo económico, social, cultural y ambiental de los pueblos y los países del continente
—políticas de inclusión social
—monitoreo y seguimiento de las negociaciones
2.- Promover una campaña continental de capacitación e información de tal forma que los movimientos populares asuman su protagonismo para explicar a todos los sectores, incluyendo a los pequeños y medianos empresarios, las verdaderas intenciones del ALCA.
3.- Establecer relaciones más estrechas entre los movimientos sociales, las redes de informaciones alternativas, y los grupos académicos y profesionales y las Iglesias y organismos ecuménicos.
4.- Llamar a los parlamentarios y grupos y/o comités parlamentarios del continente a desarrollar un debate con la sociedad civil para que asuman un rol protagónico fortaleciendo de esta forma la lucha contra en el ALCA.
5.- Movilizar a los pueblos, las organizaciones y movimientos sociales en los momentos en que se efectúan las reuniones de los grupos de negociaciones, los Encuentros de Ministros (Quito, noviembre de 2002) y la III Cumbre de los Jefes de Estado y de Gobierno (Buenos Aires, abril de 2003) en la lucha antimperialista.
6.- Preparar el proceso de consultas populares y plebiscitos sobre el ALCA como una forma de concientizar y movilizar a los pueblos y presionar a los gobiernos, construyendo comités nacionales.
7. - Exigir a los gobiernos que presenten estudios e investigaciones seriamente fundamentados sobre el impacto del ALCA en los diferentes sectores de las economías nacionales y sobre los mercados laborales, la industria cultural y el medio ambiente.
8. - Realizar jornadas continentales, regionales, nacionales o sectoriales de lucha contra el ALCA.
9. - Denunciar y condenar el ALCA y proseguir luchando contra los intentos de adelantar los plazos para poner en marcha el acuerdo en medio de la débil situación económica y social de América Latina y el Caribe en la actualidad, teniendo en cuenta que la crisis imperante pudiera fracturar la unidad latinoamericana y la haría más vulnerable frente a los Estados Unidos en esa negociación.
10. - Denunciar todo intento de criminalizar nuestras protestas y nuestras luchas en el ámbito hemisférico y mundial, reforzando la solidaridad entre todos los movimientos sociales.
11. - Apoyar el trabajo para extender las redes sectoriales y la constitución de capítulos nacionales y regionales de la Alianza Social Continental como uno de los elementos para implementar este Plan de Acción.
12. - Participar activamente en los preparativos nacionales para la realización del Segundo Foro Social Mundial en Porto Alegre y hacer el lanzamiento del Plebiscito Popular contra el ALCA.
13. - Realizar el segundo Encuentro hemisférico de lucha contra el ALCA y divulgar ampliamente las resoluciones adoptadas en este Encuentro. OTRAS PROPUESTAS
—Realizar encuentros contra el ALCA en las fronteras compartidas de los países de América.
—Crear brigadas ciudadanas de "alfabetización" sobre el ALCA.
—Realizar una caravana que recorra toda América para informar y movilizar a los pueblo contra el ALCA.
—Llevar a cabo manifestaciones frente a las embajadas norteamericana cuando en los primeros días del mes próximo se haga la votación del fast track por parte del Congreso de Estados Unidos.
—Estimular el debate sobre el ALCA en el X Encuentro del Foro de Sao Paulo, que se realizará en La Habana del dos al siete de diciembre del 2001, y enviar una representación de este Encuentro a esa reunión.
—Apoyar las propuestas de las iglesias sobre educación y movilización de las masas populares.
—Participar en la Segunda Conferencia por la Paz y contra el Plan Colombia, a realizarse el cuatro y cinco de marzo del 2002 en México.
—Promover encuentros de juristas, para abrir un debate sobre el ALCA.
—Apoyar la realización del Encuentro Internacional de Economistas que se celebrará en Ciudad de La Habana, del 11 al 15 de febrero del 2002, donde se debatirá sobre el ALCA y sus consecuencias.
—Declarar el 28 de marzo como Día Continental de Lucha por la Defensa de la Educación Pública y la Soberanía y en Contra del ALCA. Ciudad de La Habana, 16 de noviembre del 2001