No hay nada que negociar con el ALCA
Evo Morales habla para Granma
FIDEL VASCÓS GONZÁLEZ
Evo Morales nació en el seno de una familia indígena de la comunidad
aymara, en Bolivia, hace 43 años. En las elecciones de junio del 2002,
como candidato del pueblo llegó hasta el final en la disputa por la Presidencia
de la República, que le fue arrebatada en una votación del Congreso
por las inauditas presiones del gobierno norteamericano, cuyo embajador en La
Paz amenazó públicamente con suspender la ayuda de los Estados
Unidos a Bolivia si Evo resultaba presidente. De niño cooperó
con las labores agrícolas y ganaderas de sus padres: la madre analfabeta,
el padre semianalfabeto. En la década de los ochenta participa en el
movimiento cocalero en el Chapare, zona del Trópico, productora de la
hoja de coca, "no de la cocaína", aclara Evo, " por si acaso, pues no
es lo mismo coca que cocaína", y subraya, "el movimiento cocalero es
una fuerza sindical identificada con todos los pueblos que luchan contra el
imperialismo norteamericano". Desde el año 1988 Evo Morales es presidente
de las seis federaciones sindicales del Trópico. En 1997 fue electo diputado
al Parlamento de Bolivia y actualmente dirige el Movimiento al Socialismo, instrumento
político, explica el entrevistado, de dignidad, de honestidad, de
liberación, fundado por el movimiento campesino y que constituye una
gran esperanza para el pueblo boliviano.
¿Qué importancia le concede usted a este II Encuentro Hemisférico de Lucha contra el ALCA?
Los eventos que se realizan en Cuba tienen como resultado dar una línea ideológica, política, cultural, antimperialista, antineoliberal. Este II Encuentro Hemisférico contra el ALCA también tendrá muchos resultados para que los pueblos se liberen en toda Latinoamérica frente a instrumentos económicos como el ALCA, que son también instrumentos de dominación, de sometimiento, de recolonización; frente a planes militaristas como el Plan Colombia, frente a masacres, a represión. Pienso que esta clase de eventos es importante para la liberación de los pueblos.
Y con relación al desarrollo del propio evento, ¿cuáles aspectos usted quisiera destacar?
Fundamentalmente, la presencia personal de Fidel. Segundo, las ganas de debatir, las ganas de compartir criterios. Esa fuerza que tienen los dirigentes sindicales y políticos que participan para poder exponer y de esa manera buscar esa autoestima tan necesaria para liberar a nuestros pueblos.
La administración norteamericana está introduciendo modificaciones al proceso de negociación del ALCA como resultado de la resistencia de los pueblos. ¿Considera usted que con estos cambios han crecido las posibilidades de detener el ALCA, o hay dificultades en este sentido?
No hay nada que negociar con el ALCA. Quizás lo que hubiera que hacer es un comercio de pueblo a pueblo; pero comercio justo, con equilibrio. Mientras esté vigente el modelo económico de concentrar la riqueza en pocas manos, sin ver la situación de las mayorías nacionales, cualquier negociación, cualquier cambio que hagan los Estados Unidos no es ninguna solución para nuestros pueblos. Por eso la lucha es a muerte.
¿Y qué alternativa pudieran tener los pueblos latinoamericanos como respuesta al ALCA?
Me parece importante el tema de buscar cierto comercio justo, pero con participación de los pueblos y no siempre con las transnacionales. Dos, cómo cuidar nuestros mercados nacionales y que los transgénicos no acaparen el mercado. El gran problema es que aquí la próxima guerra no solamente va a ser por los recursos naturales, como el petróleo, el gas, el agua, sino también va a ser la guerra por el mercado. Entonces, pienso que hay que librar esta batalla de cómo el mercado es controlado por los pueblos y no por las transnacionales.
Pasemos ahora a Bolivia. En estos momentos, ¿cuáles son los objetivos de la lucha del pueblo boliviano?
Bolivia tiene casi ocho millones de habitantes. La mayoría de la población es quechua, aymara y guaraní. Por tanto, los pueblos indígenas originarios, los campesinos junto a los trabajadores, están luchando para cambiar el modelo, para acabar con el modelo. Dentro de ese marco no solo las luchas sociales están siendo acompañadas por sus organizaciones, sino también por la lucha electoral. Hemos visto que es posible construir un movimiento político alternativo frente a las políticas neoliberales. Esto es posible con la conciencia del pueblo, con las organizaciones sociales del país. Es posible construir una esperanza para los bolivianos, lo que se logrará cambiando totalmente los modelos, incluso el sistema y las mismas estructuras del Estado. Estamos convencidos que el sistema y el modelo no son la solución para las mayorías. Por eso ocurre este levantamiento tan natural, no solamente expresado en las luchas sociales, sino también en la lucha electoral.