El ALCA y la crisis de destino
Ricardo Gebrim /Movimientos.org
Cuando los representantes de las trece colonias de América del Norte
se reunieron por primera vez para rechazar las nuevas propuestas aduaneras de
la metrópoli, jamás imaginaron las consecuencias de este acto.
Al final del Siglo XVIII, Inglaterra era la nación más poderosa
del mundo, dotada de una armada invencible y nadie osaba desafiarla.
En aquel momento, hubo una encrucijada histórica. La decisión
de aquella generación definió el destino de los Estados Unidos
de América.
Este no fue un episodio aislado. La historia está repleta de situaciones
como esta. Cada período de crisis profunda proporcionó un nuevo
arreglo del orden mundial Antiguas colonias emergieron como naciones poderosas
e imperios invencibles retrocedieron a situaciones coloniales. Son momentos
de riesgos y posibilidades.
No es cualquier crisis la que genera tales posibilidades. Nos queda por saber
si la actual crisis, que apenas comienza a instalarse, cuestionará nuestro
destino.
La estrategia de los Estados Unidos para nuestro continente impone la construcción
del ALCA. Se trata de la expansión y radicalización del Acuerdo
de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA). En la práctica,
el ALCA posibilitará la total desregulación de las economías
latinoamericanas y, consecuentemente, la anulación del papel de los estados
nacionales.
Si el ALCA se viabiliza, ¿cuál será el destino del Brasil?
Podemos afirmar con seguridad que nuestra economía estará definitivamente
orientada a un centro económico matriz, estaremos desprovistos de moneda
propia, sin una política económica autónoma y sometidos
a centros externos de decisión jurídica. En otras palabras, nos
encuadraremos en la definición clásica de una colonia.
¿Nación o colonia? Caio Prado Junior nos enseñó que todo
pueblo tiene su evolución, vista a la distancia, un cierto "sentido"
histórico. En nuestro caso, nacemos colonia y nuestro sentido de futuro
ha sido dado por la capacidad de transformar aquella "no-nación" original
en una nación.
Por lo tanto, estamos delante de una crisis de destino. De nuestra capacidad
de impedir el ALCA en los próximos años dependerá el papel
que ocuparemos en un nuevo período histórico.
Ese es nuestro gran desafío: construir un poderoso movimiento de masas
que inviabilice el ALCA. No será una campaña fácil. Tendremos
que concientizar, movilizar, y organizar millares de luchadores populares en
los próximos años.
El Plebiscito Nacional es apenas el comienzo. Será el gran instrumento
pedagógico para que el pueblo se inserte en el centro del debate. Todo
militante podrá montar una urna y recoger votos. Todos podrán
participar. Será una oportunidad impar para despertar la conciencia anti-imperialista,
organizar a los luchadores populares y debatir con el pueblo la necesidad de
construir una alternativa.
La lucha contra el ALCA exigirá paciencia y osadía, mas posibilitará
la más importante victoria del pueblo brasileño: nuestra segunda
y definitiva independencia.
* Ricardo Gebrim es integrante de la Coordinación Nacional del Movimiento
Consulta Popular.
MST Informa
Ano I - nº 18
domingo, 4 de agosto de 2002