Alca
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12 de febrero de 2004
Puebla
Otro revés en negociaciones del ALCA
Eduardo Tamayo G.
Las deliberaciones del Comité de Negociaciones Comerciales (CNC) del Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA), que se reunió en Puebla del 2 al 5 de febrero, culminaron como las de la Organización Mundial de Comercio (OMC) en Cancún: con impasses de fondo, sobre todo en el tema de los subsidios agrícolas.
El tiempo para que supuestamente entre en vigencia el ALCA en el 2005 corre apresuradamente, pero en Puebla los negociadores de 34 países se empantanaron por la posición inflexible de Estados Unidos, que, contradiciendo su propia prédica de "libre comercio", no acepta eliminar los subsidios indirectos a las exportaciones agrícolas a la región sobre todo en créditos y seguros, y tampoco a otorgar compensaciones por el impacto negativo que estas prácticas tienen en los países, como señala 'La Nación' de Buenos Aires. Cabe indicar que al inicio de las deliberaciones, Estados Unidos se presentó con una propuesta de eliminar los subsidios directos a las exportaciones agrícolas, lo cual fue visto por algunas delegaciones como un "gesto de buena voluntad para avanzar en las negociaciones del ALCA", pero al final terminó sin ceder un ápice en los subsidios indirectos que son los más importantes.
Los desacuerdos también abarcaron los temas de acceso a mercados, servicios, compras públicas, propiedad intelectual, políticas de competencia, antidumping, solución de controversias y asuntos institucionales.
En materia de acceso a los mercados, por ejemplo, mientras Estados Unidos plantea una "desgravación sustancial" (sin especificar el porcentaje), el MERCOSUR se mantuvo en la meta de desgravación del 100%, pero abriendo la posibilidad de rebajar ese porcentaje.
Como para Estados Unidos el ALCA es un acuerdo netamente mercantil y no instrumento de desarrollo, cuando se discutía el tema de "trato especial y diferenciado", y dentro de éste la propuesta de Venezuela de crear un "fondo de convergencia estructural", sus negociadores criticaron duramente a esta última pues en su léxico no existen las palabras "fondo" y menos aún las de "solidaridad" o "integración".
Quizá la novedad de Puebla es que se comenzó a hablar de un ALCA "extra-light", mediante el cual Estados Unidos, sin hacer casi ninguna concesión, mantiene sus pretensiones hegemónicas de un ALCA profundo o ambicioso, aunque para lograr esto propone un proceso gradual. En un "primer piso" se lograría un nivel mínimo de acuerdos que serían aceptados por todos los países, y en "segundo piso" los acuerdos plurilaterales más complejos y polémicos. Para este segundo escenario, Estados Unidos espera contar con un amplio margen de maniobra para imponer sus intereses, sea presionando a los más débiles o incluso especulando con la salida de los gobiernos que actualmente le hacen oposición como los de Lula, Chávez y Kirchner.
Como en otras reuniones del ALCA, también en Puebla la sociedad civil y las organizaciones sociales cumplieron un importante papel de presión social. Tras una movilización por las calles de Puebla, entregaron una declaración (a los negociadores en la que les dicen que "ninguna de las negociaciones que ustedes llevan adelante es legítima, en la medida en que ninguna de las naciones de América que ustedes dicen representar ha sido informada y mucho menos tomada en cuenta para llevar a cabo tales negociaciones que pone en riesgo el futuro de nuestros países".
Y a propósito de la transparencia de las negociaciones, Estados Unidos, México, Canadá y Chile desecharon una propuesta para que las reuniones ministeriales y del CNC sean transmitidas por radio y televisión, aduciendo que esto "entorpecería las negociaciones" o incluso que "habría falta de interés del público". Los gobiernos de los países mencionados -pero sobre todo las transnacionales estadounidenses- al parecer prefieren la opacidad porque ventilar públicamente los asuntos del ALCA, sobre todo las repercusiones negativas que tendrán para los pequeños empresarios y productores, comunidades indígenas y campesinas- haría multiplicar aún más la oposición que están generando los llamados "acuerdos de libre comercio" en todo el continente.