13 de junio del 2003
El ALCA y la industria de la basura
Oscar René Vargas
La Insignia
La palabra basura ha significado y aún significa, para mucha gente, algo
despectivo, algo que carece de valor y de lo que hay que deshacerse. De esta
manera lo útil, que no siempre necesario, se convierte en un estorbo
y es causa del problema de cómo deshacernos de lo que consumimos.
En el medio rural nunca fue un verdadero problema, pues los residuos orgánicos
seguían el ciclo de la vida sirviendo de abono o de alimento para animales,
los vertidos arrojados a los ríos eran depurados por las propias aguas,
el gran poder depurador de la naturaleza todavía no había sido
derrotado por el ansia de poder del hombre. El hombre empezó a utilizar
las materias primas de una forma desordenada. En las ciudades la basura es un
problema casi desde el origen de éstas, debido a la alta densidad de
población y al hecho de arrojar la basura a las calles. Esto ha producido
la proliferación de insectos, roedores y microorganismos patógenos,
trayendo como consecuencia enfermedades catastróficas para el hombre
como la peste.
Un mal sistema de gestión de las basuras producirá un deterioro
y depreciación del entorno ambiental debido a la contaminación
del aire, del agua y del suelo. Actualmente, hay una crisis en la forma de deshacerse
de la basura tóxica en los EEUU. Basura tóxica es todo residuo,
desecho, barro, líquido o cualquier otro material desechable que, debido
a su cantidad, concentración o características físicas,
químicas o infecciosas puede causar o contribuir significativamente a
un aumento de enfermedades serias e irreversibles; o presenta un riesgo inmediato
o potencial para la salud de las personas y del medio ambiente cuando se trata,
almacena, transporta o dispone de una manera impropia e inconveniente.
La industria de la basura tóxica en los países desarrollados requiere
de nuevos botaderos. Desde 1990, los grandes basureros industriales de los EEUU
están saturados y se busca un mercado mundial de compradores de basura
tóxica, el manejo de los basureros industriales y hospitalarios en ese
país está ligado a las mafias, que al parecer la tiran en alta
mar. Las ganancias hechas por los traficantes de residuos tóxicos ascienden
a decenas de miles de millones de dólares por año, comparables
con las ganancias del tráfico internacional de drogas. El incremento
del costo de tratamiento de los desechos tóxicos (industriales y hospitalarios)
en los países desarrollados (hasta unos 3 mil dólares por tonelada)
ha estimulado la exportación de tales desechos hacia los países
subdesarrollados, donde se puede enterrar la basura tóxica sin tratar
por unos 20 dólares la tonelada.
En el tráfico de desechos y líquidos peligrosos, muchas veces
se ha empleado como argumento o pretexto la supuesta utilización de los
desechos como «materias primas» o « material reciclable» en los
países de destino. Es mucho más barato, por lo tanto, verter o
quemar los desechos tóxicos en el extranjero a sólo una fracción
del costo económico que procesarlos en sus propios países.
Ciertamente, los países industrializados están bajo presión
constante para encontrar nuevas regiones para desembarazarse de sus residuos
tóxicos. En los últimos años, gran parte de los residuos
o desechos tóxicos de los países industrializados han sido exportados
abiertamente, descritos como «material reciclado». Son promocionados
como «combustible » para plantas que generan energía en los países
pobres. Una vez que un residuo es calificado de «reciclable» queda exento
de la ley de residuos tóxicos de los EEUU y puede ser comprado y vendido
como si fuera un helado. Escorias, sedimentos e incluso polvos captados en filtros
de control de polución, son ensacados y embarcados al exterior.
Estos desechos pueden contener importantes cantidades de metales valiosos, como
zinc, pero también pueden contener y contienen cantidades importantes
de subproductos tóxicos tales como cadmio, plomo, mercurio y dioxina.
La laguna legal vía el «reciclado» en la ley de los residuos tóxicos
de los EEUU es suficientemente grande para permitir que muchas barcazas sean
exportadas a los países latinoamericanos. Con el ALCA ese procedimiento
tiende a incrementarse.
Un montón de compañías sospechosas, igualmente emprendedoras
en el «mercado libre », involucradas en la desaparición de los
residuos industriales y peligrosos, surgió virtualmente de un día
para otro. Las compañías tienen poco capital propio; utilizan
sus contactos políticos en los países pobres para organizar sus
negocios tóxicos. Por cierto, estas «empresas» ven la creciente
catástrofe con los desechos tóxicos en los EEUU, Europa y Japón
como «una industria en crecimiento», y la indigencia de los países
latinoamericanos como una oportunidad de ganar una fortuna en ganancias sin
correr grandes riesgos ellos mismos. Por ejemplo, compañías estadounidenses
están involucradas en la construcción de dos incineradores que
van a ser instalados en Guatemala y La Unión (El Salvador), en donde
se ha previsto tratar por lo menos dos embarques de 550 mil toneladas de residuos
tóxicos por año, con una ganancia estimada de 4 a 6 millones de
dólares.
La necesidad que tienen los países de la OCED (Organización para
la Cooperación Económica y el Desarrollo, un grupo de 29 países
ricos e industriales) de encontrar nuevos sitios donde depositar los residuos
de la producción industrial es una de las fuerzas menospreciadas que
promueven los programas de ajuste estructural del FMI y el Banco Mundial. Mientras
el resto del mundo trata de reglamentar el comercio internacional de residuos
peligrosos, el gobierno de los EEUU (el mayor productor de residuos en el mundo)
se ha negado hasta ahora a firmar ninguno de los principales tratados que limitan
los embarques al extranjero de desechos tóxicos. En una conferencia internacional
en Ginebra, Suiza (21 al 25 de marzo de 1994), los EEUU con sólo un puñado
de países exportadores de residuos industriales y hospitalarios, se enfrentaron
al resto del mundo y se opusieron a una prohibición de los embarques
de residuos peligrosos a los países no industrializados.
El gobierno de los EEUU y sus aliados argumentaron que el intento de prohibición
viola las reglas de la Organización Mundial de Comercio (OMC) que cubren
el «libre comercio », sin impedimentos, de los residuos tóxicos.
Los EEUU quieren utilizar las reglas del « libre comercio» de la OMC
para evitar la prohibición de las exportaciones de los residuos industriales
a los países pobres del continente americano. El comercio en residuos
tóxicos es más que una industria lucrativa; también es
una estrategia central de los países industrializados.