Argentina, la
lucha continua....
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Los desnaturalizados y el pueblo jujeño
Carlos del Frade
APE
800 soldados seguían a Belgrano muy cerca de la Quebrada de Humahuaca. Estaban
desanimados por la derrota de Huaqui y la noticia de cuatro mil españoles que
venían por ellos. No entendían el significado de la palabra revolución. Desde
Buenos Aires, el empleado de los ingleses, Bernardino Rivadavia, le ordenó a
Belgrano retroceder hasta Córdoba.
El periodista, abogado y economista devenido en guerrillero, masculló la bronca
y decidió bendecir la bandera que había inventado en febrero en las riberas de
la Villa del Rosario. Le importó poco que el primer triunvirato rechazara
aquella enseña.
Los españoles llegaron y eran tres mil al mando de Pío Tristán. Entonces
Belgrano pidió a los jujeños dejar sus lugares donde trabajaban, amaban y veían
crecer a sus hijos.
"Desde que puse el pie en vuestro suelo para hacerme cargo de vuestra defensa,
en que se halla interesado el Excelentísimo Gobierno de las Provincias Unidas de
la República del Río de la Plata, os he hablado con verdad. Siguiendo con ella
os manifiesto que las armas de Abascal al mando de Goyeneche se acercan a
Suipacha; y lo peor es que son llamados por los desnaturalizados que viven entre
nosotros y que no pierden arbitrios para que nuestros sagrados derechos de
libertad, propiedad y seguridad sean ultrajados y volváis a la esclavitud.
Llegó, pues, la época en que manifestéis vuestro heroísmo y de que vengáis a
reuniros al Ejército de mi mando, si como aseguráis queréis ser libres",
proclamó en aquel momento.
Debían dejar el campo raso. Y así lo hizo el heroico pueblo jujeño aquel 23 de
agosto de 1812. Pero no llegaron a Córdoba. En Tucumán los vencieron y lo
volvieron a hacer en Salta. Belgrano, el desobediente, sabía que los peores
enemigos de los jujeños, en particular, y argentinos, en general, eran "los
desnaturalizados que viven entre nosotros", como lo dijo en aquella arenga.
Hoy, a casi dos siglos de aquella epopeya popular, el pueblo jujeño sigue
peleando con los desnaturalizados que viven entre ellos.
Dice la noticia que comunidades de Palma Sola, organizaciones campesinas,
pequeños productores y la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) Jujuy,
presentaron en abril del año pasado un recurso de amparo para impedir los
desmontes en esa localidad que ya cuenta con una medida cautelar que prohíbe los
desmontes.
Sin embargo los que ahora arrasan con la tierra son los empresarios del lugar
que buscan convertir en soja cualquier evidencia del bosque natural.
Por eso estas organizaciones pidieron la declaración de emergencia forestal,
debido a los incendios y desmontes de los últimos meses. Que el Gobierno
Provincial se responsabilice sobre el futuro de los bosques jujeños, la
biodiversidad y los posibles desalojos a familias campesinas e indígenas por el
avance del desmonte, además del riesgo de inundaciones. También exigieron la
sanción que corresponda al Gobierno Provincial y a la Empresa Ledesma, por no
arbitrar los medios necesarios para garantizar la protección del Lote Yuto/Sauzalito,
que hacía de "puente verde", para conectar la yunga con el sector chaqueño. Y
por último, que el Poder Judicial de la Provincia, actué con la urgencia debida
otorgando la medida cautelar solicitada, a fin de que el desmonte descontrolado
deje de avanzar sobre el bosque de la localidad de Santa Bárbara.
De tal forma, el pueblo jujeño -heredero de aquella caminata heroica- vuelve a
rechazar el pedido de resignación que quieren imponer los empresarios que
arrasan los bosques. Saben que esos desnaturalizados quieren una nueva forma de
esclavitud y ellos, hijas e hijos de la tierra jujeña, volverán a pelear para
evitarlo.