Nuestro Planeta
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La agon�a de la naturaleza
C�sar Samudio(*)
La vida en este planeta, as� como el equilibrio de los dem�s cuerpos
celestes del universo, siempre se ver� alterado por razones dial�cticas (de
evoluci�n) no imputables a los humanos. Pero se hace inconcebible que en la
actualidad, como lo hac�an los habitantes de las cavernas, todav�a se siga
culpando a la naturaleza por todas las tragedias que hoy azotan a distintas
regiones de este mundo s�per tecnol�gico.
Terremotos, huracanes, erupciones volc�nicas, tsunamis, El Ni�o (olas de
calor), sequ�as y hasta enfermedades infecciosas pueden convertirse en desastres
naturales. Pero muchos de estos desastres son provocados o pueden ser evitados,
en gran medida, por la voluntad del hombre. As� tenemos que lo que se califica
como "desastres naturales" no son m�s que "desastres pol�ticos" que ocurren por
acci�n u omisi�n de la humanidad. �Cu�nto mide hoy el agujero de la capa de
ozono? Lea bien: diez (10) millones de kil�metros cuadrados (el tama�o de
Europa). �Se ha puesto a pensar cu�nto medir� a final de a�o o cu�ntas tragedias
"naturales" m�s tendr� que soportar la humanidad?
La guerra fr�a nos embruteci�. La ampulosa frase de Stephan Decateur de que hay
que defender al pa�s "con raz�n o sin ella" ha servido de pretexto para no
criticar o enjuiciar las pol�ticas err�ticas (guerras, industrializaci�n,
contaminaci�n, destrucci�n de bosques) que han venido destruyendo, inter alia,
la capa de ozono. Los pa�ses pobres, como el nuestro, no resultan responsables
directos de la destrucci�n de la capa de ozono. Pero en forma indirecta, por
complicidad, s� coadyuvan a la existencia y crecimiento de este agujero y de
otras calamidades criminales, mal llamadas naturales, porque cuando la
naturaleza agoniza, se retuerce o se defiende, los insensatos, en vez de
arrepentirse, dicen que �sta los ataca con sa�a e injustificaci�n.
El dolor, el luto, la devastaci�n, la impotencia, la falta de refugios, de
equipos de log�stica, de alimentos, servicios p�blicos y comunicaciones, am�n de
del espect�culo dantesco de ver cad�veres putrefactos (mujeres, ni�os, ancianos)
tirados por doquier, hiere la mismidad humana. Pero resulta ser que "Katrina",
m�s que una tragedia natural, es una tragedia pol�tica y una clara advertencia
de que el g�nero humano, por sus omisiones o complicidades, no s�lo resulta
responsable sino tambi�n v�ctima de sus omisiones y complicidades pol�ticas que
hoy, en forma de tragedia ambiental, golpea los predios del m�ximo profanador
del equilibrio natural del planeta: EUA.
El transitorio espect�culo de desolaci�n causado por el hurac�n "Katrina" es un
mal menor si se compara con la desolaci�n sin fin que la "wermacht" yanqui ha
causado y sigue causando a las civilizaciones y a los habitantes de Afganist�n,
Iraq y otros pueblos v�ctimas indefensas de estas demencias imperiales. Y es
ahora que la gente que tradicionalmente se ha hecho c�mplice de estos salvajes
genocidios se percata de que la muerte tiene un hedor pestilente y que los
hombres y recursos que se dilapidan en estas deflagraciones b�licas tambi�n se
necesitan en casa para prevenir tragedias y para asistir a los necesitados
cuando las mismas se presenten.
La mayor parte de los mal llamados medios de comunicaci�n social habla de la
furia de la naturaleza (locura inmotivada) y de sus estragos. Pero pocos se
acuerdan del creciente agujero de la capa de ozono, de que EUA es el pa�s que
m�s estira a este agujero, que EUA no ha ratificado ni va a ratificar el
Protocolo de Kyoto, ni mucho menos de que la plata destinada a la construcci�n
de diques, para evitar estas inundaciones, Bush se la gastado fabricando "Katrinas"
permanentes para otros pueblos indefensos, para despojarlos de su riquezas
naturales, mientras que en su propia casa los cad�veres putrefactos flotan en
las aguas o se los comen los perros porque no hay plata ni soldados ni
helic�pteros para socorrer a las actuales v�ctimas del hurac�n Bush.
Las guerras imperiales pueden, a corto plazo, destruir civilizaciones milenarias
y matar a cong�neres lejanos. Pero a largo plazo, que es ahora, la guerra y el
progreso irracional se tornan en un bumer�n porque ayudan a contaminar el
ambiente, a acrecentar el agujero de la capad e ozono, a idiotizar a la
humanidad, de manera que al final, matando a otros y progresando nosotros, lo
�nico que se va a lograr es un estado de agon�a, que no de muerte, de la
naturaleza que har� posible lo que Bush y sus secuaces nos han predicado como
imposible: la unidad de todos los ex seres humanos flotando en las aguas de un
diluvio universal, disecados por las bombas at�micas o por las radiaciones
ultravioletas, �gracias a la irracionalidad de Bush y a la complicidad de la
mayor parte de la especie humana!
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(*) C�sar Samudio, periodista independiente de Chiriqu�, rep�blica
de Panam�.