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Medio Oriente - Asia - Africa

Entrevista con el intelectual israelí Meir Margalit
La derecha realiza el programa de la izquierda

Gennaro Carotenuto
Brecha

Meir Margalit es uno de los intelectuales israelíes más importantes para entender la realidad de Oriente Medio desde el punto de vista pacifista. Responde a BRECHA, ocupadísimo pero disponible como siempre, desde su oficina de Jerusalén.

—No cabe duda de que el retiro de la Franja de Gaza es un acto sumamente importante en la historia de Israel. ¿Qué va a suceder después de la evacuación?

—No puedo prever cuál será el camino que adopte el gobierno de Israel. Si Ariel Sharon continúa el proceso de retiro podríamos acabar con más de cien años de conflicto. Si decide congelar el proceso de retirada, e incluso reforzar los asentamientos en Cisjordania, entonces estallará una tercera Intifada que será más sangrienta que las anteriores.

—Las señales hasta ahora no inducen al optimismo, la vida política de Israel gira más bien a la derecha.

—Por un lado están las declaraciones del propio Sharon y de sus colaboradores que dicen que con Gaza se terminaron los retiros y que ahora es el momento de reforzar los asentamientos en Cisjordania. Por otro lado el retiro pone en marcha una dinámica que a veces es más fuerte que las declaraciones políticas. Y yo creo que a partir de Gaza se podría dar una dinámica que lleve a devolver más territorios y continúe el proceso actual. Esto lo sabemos nosotros los historiadores y los sociólogos, pero demuestran saberlo también los mismos colonos, que están peleando la pelea del mañana.

—¿Sugiere que con el retiro de Gaza ya asistimos en miniatura al conflicto que vendrá en caso de ulteriores devoluciones?

—La pelea actual no tiene como objetivo anular la retirada de Gaza sino evitar que en el futuro Sharon, o cualquier otro gobierno, piense en evacuar Cisjordania. Esto es lo que está en juego en estos días. La derecha sabe que allí no tenemos raíces históricas y que es inviable seguir manteniendo esos territorios. Pero los colonos quieren demostrar lo que están dispuestos a hacer en caso de la evacuación de Cisjordania: una lucha feroz y con derramamiento de sangre.

—Existe la sensación de que el movimiento pacifista está aislado de la dinámica real de los eventos.

—Para los movimientos pacifistas, Gaza impone un replanteamiento. En primer lugar nos estamos preguntando si la vieja idea de desmantelar todos los asentamientos sigue siendo posible. Mi impresión es que esta generación no es capaz de desmantelar los asentamientos de Cisjordania. Si es así la idea de dos estados para dos pueblos se torna irrealizable y entonces hay que empezar a hablar seriamente de un Estado binacional. En segundo lugar, hay gente de izquierda que está evaluando si vale la pena votar para la derecha.

—Hay varias demostraciones en la historia que van en este sentido, muchas veces la paz fue firmada por belicistas y muchas reformas liberales fueron realizadas por gobiernos de izquierda.

—En nuestro caso específico los únicos líderes que devolvieron territorios fueron los de derecha: Begin, Sharon, ¡incluso Netaniahu entregó parte de Hebrón! Si el laborismo no tiene ninguna figura de alto nivel y dado que sólo la derecha tiene la fuerza de devolver territorios, a muchos nos está pasando por la cabeza la idea de respaldar a Sharon en las próximas elecciones.

—En el cuadro político israelí el conflicto con los palestinos es tan abarcativo que subsume cualquier forma de conflicto social. ¿Es una paradoja preocupante?

—Es que vivimos un proceso paradójico. Por un lado la izquierda está pasando uno de sus peores momentos. No se nos escucha, no se nos ve, como si nos hubiéramos esfumado. Por otro lado la derecha israelí está implementando el programa político que la izquierda predica desde ya hace más de 30 años. Nosotros quisimos retirarnos de los territorios y la derecha, que siempre se opuso, ahora está realizando nuestra política. Así que nunca estuvimos peor y al mismo tiempo nunca estuvimos mejor. En estos días nuestra gente siente una gran satisfacción y no está dispuesta a criticar a Sharon, a pesar de las declaraciones que hace con respecto a los asentamientos de Cisjordania.