Mozambique: Innovadora escuela piloto imparte conocimientos de
agricultura a menores
Umoya
Los chicos del grupo de huérfanos que habla con timidez al visitante tienen algo
en común, aparte de haber perdido a uno de sus padres o ambos a causa del VIH/SIDA:
dicen no haber aprendido nada sus padres sobre el principal medio de
subsistencia que tienen a su alcance: la agricultura.
"Antes no sabía hacer nada, ni siquiera cómo sembrar las semillas. Ahora sé que
hay que colocarlas a cierta distancia entre ellas, en hileras", dice Paulo
Filipe Renza, de 17 años.
Ermelinda Manuel, de 12 años, cuenta algo parecido: "Mis padres murieron cuando
yo tenía 8 años, no me enseñaron nada, aunque recuerdo que mamá iba al campo a
laborar la tierra."
Su hermano Francisco, de 15 años, añade: "Es posible estudiar y no encontrar
empleo de todas formas, pero el que sabe trabajar la tierra puede defenderse."
Los chicos aprenden agricultura y adquieren otros conocimientos útiles para la
vida a través de un innovador proyecto piloto, realizado gracias a una
asociación entre la FAO, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y un centro
cristiano local.
Nuevo método de enseñanza
La FAO ha combinado su popular metodología de enseñanza, denominada Escuela de
campo para agricultores -creada para impartir conocimientos a agricultores
adultos sobre la ecología de sus tierras mediante observación directa y análisis-
con la metodología de la Escuela de vida para agricultores, que utiliza métodos
analíticos parecidos para instruir sobre el comportamiento humano y la
prevención del SIDA. La versión para menores se llama Escuela de campo y de vida
para agricultores jóvenes.
Participan en el proyecto piloto, que se lleva a cabo en esta ciudad del centro
de Mozambique y sus alrededores, 100 huérfanos y otros niños vulnerables que
viven en cuatro localidades.
La dirección de las escuelas de campo y de vida para agricultores jóvenes está a
cargo de facilitadores voluntarios, que tres veces por semana ayudan a los niños
a aprender a través de la observación directa, valiéndose de la temporada
agrícola como "aula viva". Al final los muchachos podrán llevar a cabo su propia
investigación de campo y sacar sus conclusiones sobre los resultados de diversos
métodos agrícolas. Además, los chicos adquirirán una mayor autoestima y más
conocimientos prácticos sobre la vida al participar en espectáculos de teatro y
de danza sobre temas como los derechos de los niños y la igualdad entre hombres
y mujeres.
Protección del futuro contra el SIDA
Una de las cosas más importantes que pueda aprender cualquier niño en el sur de
Africa, la región del mundo con la mayor frecuencia de VIH/SIDA, es cómo evitar
contraer el virus que causa esta fatal enfermedad.
Al preguntarle si sabe lo que es el SIDA, Paulo responde: "El VIH es una
enfermedad que se transmite a través de las relaciones sexuales, hojas de
afeitar y agujas en los hospitales. Es muy, muy grave porque puede matar a las
personas. Para evitarla no hay que tener relaciones sexuales, o utilizar
preservativos. Esto lo aprendí en la escuela y en la escuela de campo."
Alianza feliz
"Es un proyecto muy interesante, se ocupa de las cuestiones relacionadas con los
medios de subsistencia y la seguridad alimentaria. Podemos alimentar a los niños
para que sobrevivan, pero este proyecto es para su futuro", explica Lynne Miller,
directora del proyecto del Programa Mundial de Alimentos (PMA) en la zona
central del Mozambique, que proporciona a 1 400 huérfanos de la región,
comprendidos los niños del proyecto, harina de maíz, guisantes y aceite de
cocina, a través de su programa de alimentación escolar. El gobierno de
Mozambique estima que la enfermedad ha dejado huérfanos a más de 600 000 niños.
José Madeira, pastor del Centro Cristiano de Reunión Evangélica Libre, cuida a
los 29 muchachos y muchachas de entre 12 y 17 años de edad, que viven en
dormitorios de la parroquia, van a clases y participan en el proyecto de la FAO.
Otros 350 huérfanos de Chimoio viven con familias del barrio pero en el centro
reciben alimentos o asisten a clases. Otros niños que no tienen familia viven en
los numerosos orfanatos de la ciudad, que está en el corredor de Beira,
importante carretera que comunica el interior de Africa con la costa. La
propagación del SIDA se atribuye a los camioneros que frecuentan a las
trabajadoras sexuales durante la ruta.
"Cuando llegan aquí los niños, suelen ser temerosos e introvertidos -explica
Madeira-. Poco a poco comienzan a interactuar con otros chicos. Ahora difunden
en la congregación lo que han aprendido en la escuela de campo de la FAO, es
algo maravilloso."
El panorama general
Si bien estos 29 muchachos asisten a la escuela sólo desde hace cinco meses, ya
tienen esperanzas. "Al principio, casi todos querían ser camioneros cuando sean
grandes -afirma Madeira-. Ahora dicen: 'Quiero ser campesino, extensionista,
agrónomo, maestro o ingeniero'."
Rogerio Mavanga, agrónomo con 25 años de experiencia en el distrito que coordina
el proyecto de la FAO, explica las repercusiones del VIH/SIDA en la agricultura
local, y por qué los huérfanos son tan importantes para el futuro de la
agricultura.
"La repercusión principal es la pérdida de mano de obra, de modo que los
agricultores que quedan trabajan parcelas más pequeñas -explica-. Los ingresos
disminuyen, igual que la seguridad alimentaria y la nutrición. Los adultos
mueren sin haber transmitido sus conocimientos prácticos de agricultura a sus
hijos."
¿Es posible ampliar el proyecto piloto de la escuela de campo? ¿Dónde encontrar
a todos los facilitadores que vengan a enseñar a millones de huérfanos, según
las proyecciones del ONUSIDA para el año 2010?
"Los niños mismos que estamos preparando podrían ser futuros facilitadores -señala
Mavanga-. Algunos son muy inteligentes."
"Dependemos de nuestros recursos, los facilitadores son de la comunidad -añade-.
Por eso participan todos los dirigentes de la comunidad y ésta misma."