Latinoamérica
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NAFTA, CAFTA, ALCA, TLC, Los Misioneros Gringos del Nuevo Colonialismo
Orlando Rausseo.
Aporrea
El continente americano está sufriendo los embates de una nueva forma de colonialismo impulsado desde el Imperio del Norte. Colonialismo que camuflado bajo un entramado de convenios y pactos económicos a veces bilaterales, a veces regionales (al gusto de los pendejos de turno), se abre camino bajo la presión del poderío yankee. Estos pactos con nombres extraños y rimbombantes (NAFTA, CAFTA, ALCA, TLC) son una trampa mortal para los pueblos, porque detrás de la carnada del incremento de la inversión extranjera que "mitiga" el hambre y el desempleo, esconden el anzuelo de la velada intención de dominación, explotación, apropiación de los recursos naturales y de la pérdida de la soberanía y la autodeterminación. Son pactos cuyas cláusulas, como espadas de Damocles, penden sobre los pueblos, subordinando los derechos constitucionales, el derecho internacional y los derechos humanos, para dar paso al poder supraconstitucional de las transnacionales y del gobierno norteamericano, que sin disparar un tiro se habrá apropiado hasta de nuestras vidas.
Estos tratados tienen una función ulterior, crear de forma fraudulenta una especie de constitución o marco legal continental a la medida de los intereses gringos y transnacionales. Las Constituciones nacionales, la legislación económica y las leyes laborales y sociales tendentes a favorecer a los más pobres, se convertirán en letra muerta.
Existen en la actualidad cuatro tratados que cual misionero del siglo XV, tienen como función principal, engañar y domar al pueblo latinoamericano. Estos misioneros del neocolonialismo son: El Tratado de libre comercio de América del Norte (NAFTA en inglés), Canada, EEUU y México. El acuerdo de libre comercio entre los países centroamericanos, República Dominicana y EEUU (CAFTA en inglés). El Tratado de libre comercio (TLC) Países Andinos - EEUU (Colombia, Perú, Ecuador y Estados Unidos), y la casi fallecida Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA).
Los pactos bilaterales incluyen tratados de promoción y protección de las inversiones, libre comercio, derechos de propiedad intelectual, de cooperación y de ciencia y tecnología. Para la solución de controversias entre las partes se prevé la formación de tribunales arbitrales internacionales (al servicio de los intereses gringos), que tratarían las controversias caso por caso, al margen del sistema judicial de derecho público estatal e internacional.
Es la apoteosis neoliberal, la privatización de la justicia y del derecho nacional e internacional, suplantandolo con un derecho corporativo que actua en el interés exclusivo del capital transnacional y de los Estados ricos, en detrimento de los derechos fundamentales de los Estados colonizados. Estos pactos poseen un sistema coercitivo para asegurar su aplicación: multas, sanciones y presiones económicas, diplomáticas y militares, etc. Este proceso de neocolonización económica y política tiene otro componente para garantizar su aplicación, la creciente e impune presencia y actividad militar estadounidense en latinoamérica. Es la consagración de un sistema en el que agresiones militares y agresiones económicas son puntales de un esquema político de dominación mundial.
Pero la Revolución Bolivariana no estaba en el cronograma neocolonial, tampoco lo estaba el creciente liderazgo del Presidente Chávez en el continente, que ha derrumbado los paradigmas del servilismo, renovando el despertar de las ideas libertarias e integradoras de Simón Bolívar. Este nuevo elemento, imprevisto en la política neocolonial de Bush ha puesto de cabeza todos sus planes, al punto que han debido promulgar en agosto del 2002 el famoso Fast Track (conocido como vía rápida para celebrar tratados comerciales), que confiere amplias facultades al Presidente (en nombre de la "seguridad nacional", de la "libertad" y de los intereses de los Estados Unidos) para celebrar tratados comerciales que el Congreso puede aprobar o desechar, pero no puede modificar. Esta fue la respuesta gringa, a las críticas realizadas al ALCA desde el pensamiento progresista y desde la trinchera revolucionaria de Venezuela. Bush en lugar de corregir, optó por presionar a los más serviles, a los más pendejos y a los más dependientes, con tratados bilaterales. Es decir, como no me los puedo tragar a todos de un solo bocado, me los voy comiendo uno a uno, total el resultado es el mismo.
"Bolívar despierta cada cien años cuando despiertan los pueblos", frase de Neruda que retumba entre las paredes de la Casa Blanca, martirizando a Bush y a sus halcones, que se ven obligados casi a diario a emitir declaraciones para desprestigiar la Revolución Bolivariana y a su líder el Presidente Hugo Chávez. Pero ya la espada de Bolívar esta desenvainada, y los pueblos latinoamericanos se han venido apropiando de ella. Chávez y el glorioso pueblo de Venezuela, la han esgrimido con pericia, sabiendo cuando atacar y cuando replegarse tacticamente, pero también la ha empuñado Kirchner, Lula, Evo Morales y el pueblo boliviano, el pueblo ecuatoriano, el nicaraguense, y cada vez que se lucha por la igualdad, la justicia y la libertad, se está empuñando la espada de Bolívar, el hombre más grande que ha parido nuestro continente y que como decia ... invocando su destino, "Bolívar crecerá con el paso del tiempo, como crece la sombra cuando el sol declina".
Frente a la agresión del imperio, empuñemos la espada de Bolívar, la espada de la dignidad que hemos recibido como legado de tantos hombres y mujeres que regaron con su sangre y su esfuerzo los campos de batalla de nuestro sagrado suelo, cubriéndonos de gloria eterna al derrotar un imperio. Por nuestras venas corre sangre de los indómitos guerreros Caribes que prefirieron morir luchando, que vivir esclavizados. Debemos por tanto, estar listos para repeler cualquier agresión y armados de conciencia revolucionaria, acudir al llamado de la patria cuando nuestra soberanía corra peligro. Si los gobiernos de la región capitulan, por falta de voluntad política de resistir, la organización y la movilización de los pueblos del continente hará retroceder las pretensiones del imperio.