El gobierno de Ricardo Lagos, no está ni ahí con el libro
Eduardo Andrade Bone
Editores chilenos piden al Gobierno la eliminación del impuesto al libro y una política de promoción real a la lectura, la que ha descendido de una manera alarmante en el país, en donde además los niveles culturales de la población están en franca decadencia.
El protagonismo de la telé basura, juega un rol de primer orden en la vida de los chilenos. Cuyas consecuencias se expresan en un semi analfabetismo cada vez mayor.
Al calor de la imposición que ha significado un modelo económico que no sólo genera grandes desigualdades sociales, sino que además, tiene una incidencia directa en los niveles educacionales, culturales y de lectura de la población, se hace imposible la adquisición de un libro, por su alto precio.
En una carta dirigida al Presidente Ricardo Lagos y que entregaron recientemente en la sede de Gobierno, los representantes de la entidad basaron sus argumentos en el alto índice de chilenos (80 por ciento según la última Encuesta de Alfabetización de Adultos OECD del año 2000) que no tiene el nivel de lectura mínimo para insertarse satisfactoriamente en el mundo de hoy, situación provocada -afirman en la misiva- por el por el IVA (Impuesto al Valor Agregado) que deben pagar los textos para salir al mercado.
Una política sólida que permita al libro posicionarse como el principal medio para obtener conocimiento y educación, sin que ello implique un alto costo, demandaron al Gobierno la Asociación de Editores Independientes, Universitarios y Autónomos "Editores de Chile".
"Esta realidad invalida el argumento de que no es posible privilegiar a algún producto en particular y hace más fuerte el sentimiento de discriminación negativa del libro y la lectura por parte del Estado, mintiendo un gravamen sobre éste del que tantos otros bienes y servicios están exentos. No podemos entender entonces que el libro, que está exento o con IVA diferenciado en casi todos los países del mundo, en particular en aquellos con quienes hemos firmado tratados de libre comercio, sea tratado en Chile como un bien cualquiera", señala la carta.
Ejemplos de ello son: Argentina, Brasil, Colombia, México, Perú, Uruguay, Gran Bretaña, Irlanda, Hungría, Rusia y Corea que no tienen impuesto al libro.
La carta-protesta agrega que esa situación no hace otra cosa que impedir el desarrollo del país en su conjunto, ya que los textos "son el soporte por excelencia de todas las disciplinas científicas, humanistas y artísticas.
"Como bien intelectual y educacional, el libro es un bien público en tanto su productor no se apropia de todos sus beneficios; su utilidad social es mayor que su utilidad privada.
Requiere un tratamiento diferenciado en el mercado, más aún ante la difícil situación que vive la industria editorial nacional", a la que le es complejo sostenerse porque el encarecimiento de los textos incide en la baja de las ventas.
Precisamente en el año que se celebran los 400 años de la primera edición del Quijote y lo 60 en que Chile y Gabriela Mistral obtuvieran el Premio Nóbel de Literatura, la demanda por la rebaja de los impuestos al libro, no encuentra ningún eco en la Concertación y la izquierda neoliberal chilena (PS-PPD).