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La estrategia de EEUU contra Venezuela: agresión mediática como sucedió con la Nicaragua sandinista
Alberto Cruz 
Rebelión 
El gobierno de los EEUU ha decidido incrementar su estrategia 
desestabilizadora contra Venezuela con tácticas y estrategias que recuerdan, 
cada vez más, a lo ocurrido durante la Administración Reagan contra la Nicaragua 
sandinista: utilización de los medios de prensa, tanto escritos como 
audiovisuales, para generar en la opinión pública mundial la sensación de que el 
presidente venezolano, Hugo Chávez, es un individuo peligroso, una especie de 
paria internacional al que no debe dársele credibilidad alguna, ni aunque haya 
ganado todas las elecciones a las que se ha presentado, y al que hay que retirar 
lo antes posible del poder. La última maniobra puesta en marcha con éxito, y 
seguida con entusiasmo por la gran mayoría de medios de formación de masas 
occidentales, ha sido la compra de armas a países como Rusia, Brasil o España.
Con la Venezuela bolivariana se ha intentado casi todo: incentivar y apoyar un 
golpe de estado; reconocer al efímero presidente golpista; alentar y apoyar una 
huelga de la industria del petróleo que pudo provocar una quiebra irresoluble de 
la economía venezolana; alentar y apoyar a una oligarquía corrupta hasta la 
náusea que se negó a reconocer el fracaso del referéndum revocatorio –reconocido 
en la Constitución aprobada tras el acceso de Chávez a la presidencia-; alentar, 
participar y apoyar el secuestro del integrante de las FARC, Rodrigo Granda, en 
Caracas violando la soberanía de Venezuela; alentar un posible enfrentamiento 
directo con Colombia… Todo ello fallido, menos el caso del guerrillero 
secuestrado. 
Ahora, en una estrategia que recuerda a la desestabilización a que fue sometida 
la Nicaragua gobernada por el Frente Sandinista de Liberación Nacional, que 
también ganó unas elecciones democráticamente en 1984, por la Administración 
Reagan, se da un paso más, una vuelta de tuerca en la que participan de forma 
entusiasta los llamados medios de comunicación, los medios de formación de masas 
occidentales: el supuesto rearme de Venezuela y la "amenaza para la democracia" 
que ello supone. Pero antes ha habido toda una batería de declaraciones de los 
principales miembros de la Administración Bush preparando el terreno, desde 
Condolezaa Rice a Donald Rumsfeld, desde Porter Goss (director de la CIA) a 
Roger Noriega (secretario adjunto de estado para América Latina). El ascenso de 
Noriega en la Administración Bush es especialmente llamativo puesto que tuvo una 
estrecha relación con la contrarrevolución nicaragüense en la década de los 80, 
ayudó al ultraderechista Jesse Helms en el Comité de Relaciones Exteriores para 
la elaboración de la famosa Ley Helms-Burton que endurecía en embargo contra 
Cuba, en 1996, y ha jugado un papel crucial en el derrocamiento del presidente 
electo de Haití, Jean Bertrand Aristide, en marzo de 2004. Y el pasado 31 de 
marzo el portavoz del Departamento de Estado, Richard Boucher, no tuvo reparo 
alguno en hacer un llamamiento a los países latinoamericanos sobre el supuesto 
"papel desestabilizador" que juega la Venezuela bolivariana en América Latina.
Pero son los medios de comunicación quienes se han situado en primera línea en 
esta estrategia deslegitimadota de la revolución bolivariana. The Washington 
Post, The Angeles Times, The Wall Street Journal, The Miami Herald, Fox News y 
otros muchos vienen emitiendo desde primeros de año opiniones contrarias a las 
medidas sociales puestas en marcha en Venezuela (las famosas misiones), a su 
presidente, a la política exterior que viene realizando y sobre las hipotéticas 
relaciones con la guerrilla colombiana. Hay quien ha abogado directamente por 
intervenir desde el exterior para provocar el cambio de régimen, y se ha 
acentuado la campaña utilizando la reciente venta de armas que han realizado 
Rusia, el Estado español y Brasil a Venezuela al considerarla, ni más ni menos, 
que "una amenaza para la seguridad nacional de los EEUU". 
La manipulación informativa, la desinformación y la mentira forman parte de la 
razón de ser de la política exterior de los EEUU. Un recorrido por la historia 
sólo en América Latina nos lleva a la Guatemala de 1954, gobernada por Jacobo 
Arbenz, derrocado por un golpe militar, que también sufrió una campaña similar 
por haber comprado a Checoslovaquia equipos militares y agrícolas para la 
reforma agraria que implementaba. Pero es con la Nicaragua sandinista cuando 
esta estrategia se puso en funcionamiento de forma sostenida en el tiempo, con 
éxito, todo hay que decirlo, y cuyo recordatorio debe estar muy presente ante la 
repetición, casi como una fotocopia, en la situación actual de la campaña de 
desprestigio contra Venezuela. 
Un documento publicado por la Universidad George Washington, recientemente 
desclasificado por el Archivo de la Seguridad Nacional, pone de manifiesto cómo 
se enviaba al Director de Comunicaciones de la Casa Blanca una estrategia de 
intervención en los mismos medios de comunicación que ahora son utilizados en la 
estrategia contra Venezuela (The Wall Street Journal, The Washington Post, The 
New York Times, Newsweek, NBC, CNN, CBS, etc) contra la Nicaragua sandinista, 
operación denominada en el documento "Propaganda Blanca", basada en dar 
cobertura a las opiniones de líderes de la contra como Alfonso Robelo, Arturo 
Cruz y Adolfo Calero, e instrucciones para calificar como "combatientes de la 
libertad" a los contrarrevolucionarios nicaragüenses, en su gran mayoría 
somocistas (1). 
En ese documento se menciona a Otto Reich como el principal diseñador de esta 
estrategia de producir diversas clases de propaganda e información que fuese en 
la línea de la política exterior de los EEUU, especialmente contra Nicaragua. 
Estos mensajes se diseñaban para convencer a la opinión pública mundial de que 
considerasen a los contras como "luchadores de la libertad contra la tiranía 
sandinista" y criticar al gobierno sandinista como "violador de los derechos 
humanos", "vulnerador de la libertad de prensa" y de tener vinculaciones "con el 
terrorismo internacional". Exactamente igual que se hace hoy con Venezuela. 
A finales del pasado mes de marzo, los medios de comunicación estadounidenses 
considerados más importantes e influyentes se hicieron eco de las declaraciones 
de Rumsfeld en Brasilia sobre la compra por Venezuela de armas (fusiles y 
helicópteros a Rusia), algo que no era nuevo puesto que ya se había venido 
criticando desde el mes de noviembre del año pasado, pero a partir de ahí se 
abrió la veda llegando a su cenit con los acuerdos recientemente firmados entre 
el Estado español y Venezuela sobre la compra de fragatas y otro equipamiento 
militar. Pero hay que tener en cuenta que esta campaña se lanza en paralelo a la 
convocatoria del Primer Encuentro Fuerza Armada-Pueblo con el que Venezuela 
quiere realizar los primeros pasos para un cambio en la política de defensa en 
la que haya una mayor participación e implicación popular. 
La nueva doctrina venezolana de defensa consiste en una mayor imbricación entre 
Ejército y pueblo para enfrentar a un enemigo superior, tecnológica y 
numéricamente, puesto que Venezuela es un país de enorme riqueza petrolera y con 
una posición geopolítica envidiable, y se incluye en uno de los diez objetivos 
estratégicos anunciados por Chávez en la que ya es una nueva etapa de la 
revolución bolivariana que está poniendo en marcha. El propio Chávez, en su 
programa "Aló, Presidente", del pasado 3 de abril afirmó que "el pensamiento 
militar venezolano ha iniciado el debate de ideas libres para la conformación de 
nuevas estrategias cívico-militares, en pro de la defensa de la soberanía 
nacional". 
Para no dejar ningún cabo suelto, también se ha producido, cómo no, la denuncia 
sobre la supuesta "violación de la libertad de expresión" en Venezuela. El 
diario The Washington Post publicó el día 31 de marzo un artículo titulado "La 
censura de Chávez, cuando el irrespeto le pueda llevar a la cárcel" en el que se 
habla de persecución a los periodistas y de censura –en un país donde se hace 
apología del golpismo y de la intervención extranjera para derrocar al gobierno 
cada día, llegando a publicar hasta 13.000 (trece mil) anuncios animando a la 
huelga general durante la huelga petrolera- cuando no se ha cerrado ni uno sólo 
de ellos, y de que Chávez ha puesto en peligro "la democracia más próspera y 
estable de Latinoamérica" –cuando casi el 80% de la población está sumida en la 
pobreza, de la que está saliendo ahora gracias a la política económica 
desarrollada por el gobierno bolivariano-. Es sólo un botón que valga de muestra 
de lo que está aconteciendo y frente a lo que la solidaridad antiimperialista 
tiene que salir al paso para evitar una situación como la de Nicaragua. 
(1) Public Diplomacy and Cover Propaganda: The Otto Reich File
http://www.gwu.edu/~nsarchiv