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        Latinoamérica 
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Artesanía peruana hecha en China y café tico como si fuera peruano
Raúl Wiener
raulwiener@yahoo.com.ar
Adivine usted dónde se puede encontrar polos, bolsas, llaveros, monederos, que 
llevan como inscripción: Perú, Cusco, Catacaos, etc., con diversos motivos 
peruanos estampados, pero que fueron mandados a hacer a China, porque el precio 
que los artesanos pedían aquí por su trabajo era mayor que el que podía 
conseguirse al otro lado del océano. No, no es "El Hueco", "Polvos Azules" u 
otros "emporios" del comercio de pobres, en los que pululan los fiscales de 
prevención del delito para castigar con multas y decomisos la piratería y 
falsificación de marcas y productos extranjeros. No se trata tampoco de negocios 
en los que están en jugo unos cuantos soles.
Si no ha acertado hasta ahora en dar con el sitio, les recomendaré entonces 
darse una vuelta por el antiguo Aeropuerto Jorge Chávez, justamente dónde existe 
la seguridad que nunca habrá una descerraje nocturno. Allí no sólo se burlan de 
nosotros las compañías aéreas extranjeras que colocan la palabra Perú, junto a 
su nombre, para dominar las rutas internas y las de salida y entrada al 
exterior: Lan y Taca. No sólo las comidas típicas son los Mac Donalds y las 
Donnas. Y el propio administrador del terminal se hace llamar Lima Airport 
Partners, para que el viajero sepa adónde está llegando y el idioma que hablamos 
por aquí.
Suba al segundo piso de las despedidas que se inauguró hace poco y tendrá la 
oportunidad de ingresar a la inmensa tienda de Café Britt, que le puede vender 
desde un café de grano centroamericano, como si fuera el premiado de Chanchamayo, 
o diversas "artesanías", mandadas a fabricar con modelos locales a productores 
extranjeros. Sí un polo "peruano" en China, sale a un dólar y se puede vender a 
veinte en el Aeropuerto.... Y dicen además que están averiguando combinar alpaca 
con sintético u otras lanas, en una estrategia para romper el mercado de 
artesanos en todos los aeropuertos importantes del Perú. A eso también apunta el 
anuncio de la concesión de 11 terminales aéreos durante este año.
Para las autoridades falsificar lo nacional no es problema. Lo están haciendo 
hace tiempo los grandes almacenes como Saga o Ripley, que roban los diseños de 
los microempresarios que son sus proveedores y logran mejores precios 
encargándolos a productores asiáticos. Y nadie los protege. Pero la audacia 
supera el límite cuando se trata de venderle al turista muestras de la cultura 
peruana, trabajadas industrialmente en el extranjero. Este es tal vez el 
subproducto más irónico de la privatización. Pero me imagino que los que hacen 
esto dirán que han entendido que a nosotros, como país, no nos preocupan esas 
cosas de derechos, identidades y protección de lo nacional. ¡Si hasta concedimos 
el Aeropuerto, qué problema puede haber con conceder nuestros nombres propios, 
imágenes y la creación intelectual de nuestros mejores productores!
El señor Fernando Alberto Romeu, Al Romeu para sus amigos, costarricense con 
pasaporte de Estados Unidos, dueño del Café Britt, ha pasado a convertirse, 
después de la concesión, en uno de los socios estratégicos de Lima Airport 
Partners. Y su retribución es el dominio que tiene en buena parte del segundo 
piso, en el que su enorme tienda de café (500 m2), ha desplazado definitivamente 
a los antiguos vendedores nacionales, a los que simplemente los retiraron del 
Aeropuerto. Es muy parecido el caso de la empresa española Aldeasa, también 
asociada y que junto con Café Britt, monopolizan virtualmente los duty free y 
las compras de los que llegan y salen.
En el caso de la participación de Cosapi, que entró en la sociedad representada 
por PPK, pocos meses antes de ser ministro, se sabe que por contrato tiene el 
monopolio de las obras civiles, por las que puede cobrar lo que quiera y 
utilizar su influencia política para muchas cosas como avales financieros, 
facilidades tributarias, aprobación de estado de avance de los compromisos, etc.
Finalmente el TUAA, que se cobra a los viajeros, las tarifas de uso de la pista, 
los alquileres a las líneas aéreas, son al parecer las ganancias de los socios 
alemanes y estadounidenses. O sea, todo ha quedado bien dividido para que quién 
saque el máximo de ganancia. Y es este método de fraccionamiento de la 
administración lo que debe explicar lo inescrupuloso de algunos procedimientos. 
Si el Aeropuerto de Lima al concederse se ha desconectado de la red de Corpac y 
la aviación civil nacional ha perdido buena parte de su sentido de sistema. 
También la administración del propio terminal está respondiendo a diversos 
mandos y a un reparto de poder guiado sólo por intereses de grupo.
Claro, la prensa peruana, que es capaz de cualquier elogio por un pisco sour y 
una butifarra, ha anunciado la nueva era del Jorge Chávez hace algunas semanas, 
mientras se quejaba la asociación de líneas aéreas, se multiplicaban los juicios 
de los desalojados, la gente seguía haciendo colas interminables para 
registrarse y para pagar impuestos, etc. Todos deslumbrados por el nuevo segundo 
piso que les mostraron y por las mangas que no se usan porque su alquiler es muy 
caro. Y nadie que investigue las gravísimas denuncias que están en todas las 
redacciones.