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Potencialidades y límites de "la rebelión de los forajidos" en el derrocamiento del presidente Gutiérrez en Ecuador
Francisco Hidalgo Flor *
A Julio García
fotógrafo chileno, amigo de los movimientos populares,asesinado en las 
marchas de oposición a Lucio Gutierrez 
En una rueda de prensa de Gutiérrez, cuando la movilización social empezaba a 
crecer inesperadamente la noche del 13 de Abril, lanzó con desprecio el epíteto 
de "forajidos" para referirse a aquellos que realizaron un mitin frente a su 
domicilio, mas su desprestigio ya era tal que al difundirse por la prensa el 
calificativo se trastocó hacia un sentido positivo para generar una identidad 
común entre la oposición civil no partidaria, entonces empezaron a decir: "todos 
somos forajidos". De allí en adelante, entre el 14 y el 21 de Abril se 
desenvuelve "la rebelión de los forajidos". 
Esta movilización social precipitó el derrocamiento del gobierno de Lucio 
Gutierrez, en cuyo desenlace final intervino el Congreso Nacional que declaró 
vacante la primera magistratura y la decisión de las Fuerzas Armadas de 
retirarle el apoyo. Esta agitación social tuvo como escenario principal, a la 
capital de la República, la composición social estuvo dada mayoritariamente por 
la presencia de clases y capas medias, los motivadores de agitación fueron la 
salida del Presidente de la República, "Lucio fuera", las reivindicaciones desde 
la ciudadanía, y sus mecanismos de acción bajo el precepto de la "auto – 
convocatoria". 
Es un movimiento bastante amorfo cuya presencia tiene apenas unos diez días, 
pero echa raíces en los sucesivos procesos de movilización por una revocatoria 
del mandato de hecho sobre los primeros mandatarios aplicando golpes de estado 
parlamentarios como había acontecido con los casos de Abdalá Bucaram y Jamil 
Mahuad. 
Su punto de fortaleza está en la participación abierta de sectores sociales 
diversos que se rebelan contra el deterioro del sistema político ecuatoriano, 
principalmente la corrupción, y todos los partidos políticos, ello le permite 
convocar a un amplio espectro de pobladores que consideran que de esta manera 
evitan la manipulación de las cúpulas partidarias, pues la experiencia de los 
casos precedentes, la sucesión a favor de Fabián Alarcón y Gustavo Noboa, es que 
ellos terminan negociando cargos, puestos, contrataciones y ministerios. 
Más ese mismo espectro amplio, que permite que a su interior se movilicen una 
gama enorme de nucleamientos: barras bravas de grupos deportivos, núcleos de 
masones, congregaciones religiosas, asociaciones estudiantiles, clubes 
juveniles, gremios profesionales, comités barriales, etc., pero donde casi no 
aparecen sindicatos ni comunidades indígenas, peor partidos políticos, no 
representan en sí un proyecto histórico consolidado, mas proponen una "refundación 
del país". 
El denominador común constituyó el rechazo a la corrupción que se mostró 
cínicamente durante la última etapa del gobierno de Gutiérrez; un sentimiento de 
repugnancia y de necesidad moral de actuar frente al espectáculo grotesco de un 
sistema político envilecido, aquello que el escritor Moreano denominó "la escena 
obscena". 
El derrocamiento del gobierno de Lucio Gutierrez implica un revés a las cada vez 
mayores determinaciones del Departamento de Estado de los Estados Unidos en la 
política interna del Ecuador, especialmente despliegue del Plan Colombia, 
consolidación de su base militar en Manta, negociaciones sobre Tratado de Libre 
Comercio. 
Gutiérrez armó la base política de su régimen sobre la base de un alineamiento 
absoluto con la administración Bush, en su primer viaje a Washington, en el 
2003, se auto – proclamó como "el mejor aliado de los Estados Unidos", en la 
reunion de presidentes de Guadalajara, en el 2004, se refirió a dicho potencia 
como "nuestro hermano mayor". Educado en las escuelas de entrenamiento del 
Pentágono, se convirtió en una pieza incondicional a la estrategia del Comando 
Sur del Ejercitó de los Estados Unidos para la región andina. 
A continuación desarrollo un análisis preliminar del proceso político vivido en 
los últimos días. 
CONTEXTO GENERAL 
El escenario mas amplio se ubica en los últimos diez años (1995 – 2005) 
recrudecimiento de la aplicación del modelo neoliberal y deterioro del sistema 
de partidos; se caracteriza por el desprestigio a la política desde el discurso 
que se pretende único, la quiebra del sistema político ecuatoriano con el 
predominio del corporativismo, la consolidación de prácticas mafiosas en el 
quehacer de partidos, la implantación de mecanismos económicos pauperizantes 
como la dolarización, la presencia de nuevas generaciones que cuestionan lo 
existente y demandan ser actores. 
Veinte y tres años de pago de deuda externa, esto es que entre el 40 y 50% del 
presupuesto va hacia la banca internacional y los tenedores de papeles de la 
deuda, añadido a ello la multiplicación de las prácticas de corrupción empezando 
por las altas esferas oficiales y privadas, que dejan en soletas a aquello que 
está destinado a la reproducción social del conjunto. El pastel se lo llevan 
ellos (la banca internacional y los círculos oligárquicos criollos) apenas 
quedan las migajas para la población. 
En un escenario ideológico sobre la comprensión de la política y la economía: a 
la primera apenas le corresponde desbrozar el camino para el desenvolvimiento de 
la segunda. "mientras mejor se garanticen los intereses privados, mayor 
posibilidad de la realización del interés general" reza el dogma, que empata con 
el ideal de las burguesías. 
El caso ecuatoriano aporta dinámicas que son peculiares. Desde fines de 1995, 
hace diez años atrás, con motivo de las denuncias de corrupción contra el ex – 
Vicepresidente Dahik, cuando además de los ajetreos parlamentarias se 
protagonizan acciones sociales directas en contra de la corrupción, se 
desenvuelven movilizaciones, importantes y masivas, que reclaman cambios en el 
sistema político y económico; pero el sistema se las arregla para que tras cada 
una de estas revueltas, al final de cuentas nada cambie, y lo que es peor, se 
expandan y perfeccionen los mecanismos de corrupción, mediante el reparto de 
"espacios de poder". 
Las oleadas sociales fueron en 1997 en torno al derrocamiento de Bucaram, en 
1999 como rechazo a la quiebra del sistema bancario, en el 2000 por el 
derrocamiento de Mahuad, en la conciencia de los pobladores iba quedando la 
percepción de que en condiciones de activación social, protestando, saliendo a 
las calles, expresándose públicamente "era posible botar un presidente", es 
decir el ejercicio de la revocatoria de mandato por la vía de la acción directa, 
desde los altos funcionarios de gobierno. 
Pero tras la caída de Bucaram le sucedió uno de los expertos en la triquiñuela y 
la zapada, Fabián Alarcón. Algo similar acontece tras el derrocamiento de Mahuad 
con una nueva repartija en beneficio de cúpulas partidarias a espaldas del 
pueblo. 
Es decir no solo el sistema económico es explotador y opresor, sino que el 
sistema político encuentra en la expansión de mecanismos clientelares y 
corporativos el mecanismo de cooptación de fuerzas que emergen como 
alternativas. 
El ejemplo de esa construcción corporativista y clientelar, está en los 
mecanismos de elección y funcionamiento de la Corte Suprema de Justicia. Los 
ministros jueces designados corresponden a cuotas de los partidos políticos, 
administradas por la vía de los parlamentarios; por eso siempre el Congreso 
Nacional se reservó la atribución de nombrar la Corte de Justicia, y a su vez 
cada Ministro tenía una cuota que se reproducía a nivel provincial y local. Así 
las cùpulas se garantizan poder, impunidad, mecanismos de retaliación. Igual se 
procede con los organismos de control del Estado: el Tribunal Constitucional y 
el Tribunal Supremo Electoral. Los socialcristianos fueron los maestros en esas 
componendas y luego sus rivales los superaron. 
Es muy sintomático que el punto de quiebre de la crisis política que estamos 
analizando haya sido precisamente el tema del reparto como cuotas de partidos 
dentro de estos Tribunales y Cortes, así como decisiones escandalosas de anular 
los juicios contra ex – presidentes fugados. 
CONTEXTO PARTICULAR 
El contexto particular (2003 – 2005) está marcado por los derroteros del 
gobierno de Lucio Gutierrez, que asciende a la presidencia con el apoyo del 
movimiento indígena y partidos de izquierda, para inmediatamente deshacerse de 
ellos, entonces pacta con el Partido Socialcristiano y mas tarde se pasa al otro 
bando oligárquico con Bucaram y Noboa. 
Un gobierno débil que intenta sustentarse, como he dicho al inicio del artículo, 
sobre la base de sujeción a los dictados de las estrategias de Washington para 
la región andina, especialmente desenvolvimiento del Plan Colombia, y a la par 
ganar sustento político sobre la base de recurrir a los mecanismos mas bajos 
desplegados por el sistema político. Un régimen corrupto y corruptor. 
Como parte de esa estrategia armó una mayoría parlamentaria a su favor, sobre la 
base de repartir en noviembre del 2004 lo que el mismo ya había repartido en 
Abril del 2003, si antes entregó el Tribunal Constitucional y el Tribunal 
Electoral al Partido Socialcristiano ahora deshizo lo actuado y lo puso en manos 
de sus rivales el PRE y el PRIAN, en actos carentes de toda legalidad y 
legitimidad. 
Sin embargo el detonante, la "gota que derramó el vaso", fue el regreso del ex – 
presidente Bucaram a inicios de Abril, como efecto de las resoluciones del 
Presidente de la Corte Suprema puesta por la mayoría gobiernista, que declaró la 
nulidad de todos los procesos contra él levantados. 
De nada habían valido las movilizaciones sociales desarrolladas desde Enero del 
2005, especialmente la realizada en Quito a mediados de Febrero y que reunió a 
mas de cien mil personas. Un juego macabro de demagogia, cinismo, doble 
discurso, se desarrollaba entre el Ejecutivo y el Congreso Nacional. 
Es más ni siquiera los sectores de la socialdemocracia y aquellos que se 
designaban a sí mismos "participación ciudadana" entendieron el mensaje, pues su 
horizonte estaba atrapado dentro de los estrechos límites del sistema político. 
La autodenominada "Asamblea de Quito", una veintena de organizaciones (entre 
ellas partidos como la Izquierda Democrática y Ong `s como Participación 
Ciudadana) presuntuosamente se asumieron la representación del conjunto de la 
población y lo peor fue que entraron a negociaciones con el propio Ejecutivo y 
los bloques parlamentarios para "recobrar la institucionalidad". Las demandas de 
la población "Lucio fuera" para ellos era mero radicalismo verbal, algo así como 
un "exabrupto de la masa". 
PERVERSIDAD DE LA COYUNTURA 
Lo "nuevo" no está en la crisis de los partidos de derecha y centro, está en la 
crisis de los partidos de izquierda y movimientos populares, incluido el 
indígena. Sin entender eso, la incapacidad de la socialdemocracia de entender 
las demandas de la población movilizada, resulta imposible comprender la 
emergencia del "movimiento de los forajidos". 
Una de las particularidades del gobierno Gutiérrez fue descalabrar los esfuerzos 
por un bloque popular, que de alguna manera había estado presente desde hace 
diez años atrás; pero que inmersos en las dinámicas de la institucionalidad 
ecuatoriana, no han logrado escapar a sus vicios, al contrario, se embarraron en 
ella. 
Atrajo hacia su entorno a los partidos y movimientos de izquierda, en uno u otro 
momento, pero todos al menos una ocasión. Los uso para subir y luego también 
para mantenerse; pactó con ellos no como fruto de acuerdos sociales o nacionales 
amplios, sino reproduciendo las viejas formas relatadas. 
Hacia el movimiento indígena oriento especiales esfuerzos para dividirlos y 
debilitarlos, atacando a su núcleo fundamental: las comunidades rurales. Su 
instrumento fue un ex presidente de la CONAIE, convertido en Ministro de 
Bienestar Social, desde allí se han gastado millones de dólares en cuotas para 
"fortalecimiento organizacional". 
Se fue constituyendo un escenario perverso, donde las salidas estaban bloqueadas 
y aparentemente todo quedaba retenido a los juegos entre el Ejecutivo y 
Legislativo, con los organismos de control como rehenes. 
LA REVUELTA DE LOS FORAJIDOS. 
El miércoles 16 de Abril el paro convocado por la llamada "Asamblea de Quito" 
resultó débil, parecía que todo estaba controlado, por un lado en el Congreso se 
reproducían las negociaciones tramposas, por otro lado, aquellos que en el 
pasado reciente habían activado la movilización, las organizaciones indígenas, 
los gremios de trabajadores, demostraban incapacidad de movilización. 
Pero "saltó la liebre" desde donde menos se esperaba: la conciencia de dignidad, 
de participación de las clases y capas medias de las ciudades, con poca 
trayectoria en partidos o sindicatos. Profesores no agremiados, militares 
retirados, abogados en "libre ejercicio de la profesión", madres de familia, 
jubilados con pensiones de miseria, abuelitas, jóvenes de universidades 
particulares, desempleados y también sectores económicamente acomodados. No cabe 
descartar sectores de profesionales a quienes una economía dolarizada lleva a 
bordear situaciones de pobreza. 
El llamamiento provino desde una radiodifusora verdaderamente alternativa "Radio 
La Luna", con una trayectoria a favor de la comunicación popular y 
participativa; convertida en caja de resonancia y coordinación de la indignación 
social. Desde esta radioemisora se empezó a llamar a la gente a movilizarse ese 
mismo miércoles a las 21h00 a un "cacerolazo": miles concurrieron y luego 
marcharon hacia la sede de la Corte Suprema de Justicia. Así se quebró la trampa 
del control social sobre la base de dividir y envilecer. 
Los une la identificación de "ciudadanos", se proclaman como "autoconvocados", 
demandan cambios profundos en la sociedad ecuatoriana y para ello adoptan la 
consigna de: "Que se vayan todos", se sienten partidarios de mecanismos no 
violentos y creativos para la protesta. Con energía repiten "Fuera Lucio", 
aspiran a que su movilización pacífica y persistente sea suficiente para 
derrocar el gobierno. 
Transformaron en positivo el calificativo que despectivamente Gutierrez les 
arrojó: "forajidos". Desde la noche que inútilmente pretendió establecer el 
Estado de Emergencia todos proclamaron: "yo también soy un forajido/a". 
En este punto lo mejor es reproducir aquello que he registrado de las 
manifestaciones, e intervenciones radiales. 
En telas y pancartas: 
- Yo también soy un forajido,
- Todos somos forajidos,
- No a la dictadura,
- Viva Quito, luz de América. 
En las marchas, gritos y consignas: 
- Vamos a ver quien lleva la batuta / el pueblo ecuatoriano o Lucio hijo de puta",
- Vamos ecuatoriano que esta noche / lo vamos a botar,
- No queremos y no nos da la gana / de ser una colonia norteamericana,
- Lucio te jodiste / con Quito te metiste,
- Que se vayan todos / primero el dictador. 
En las intervenciones radiales: 
- La violencia no viene de nuestro lado, la violencia viene del gobierno,
- Esta es mi palabra: ¿me oyen ?, carajo¡, 
- Lo que no defendemos ahora, merecemos perderlo,
- La democracia no es de espectadores, es de actores, 
- Ninguno de los que venga debe pertenecer a un partido político, porque eso 
pervierte todo, 
- Cada uno se autoriza a decir, a pensar, a poner en acto sus ideas. 
Es un movimiento novedoso, algunos lo califican "anárquico", "pequeño burgués", 
"sin dirección", "apolítico", "ingenuo". Algo de eso hay, mas también son 
vientos frescos en un mar de compra de conciencias, divisiones, pragmatismos 
donde los "orgánicos", los "verdaderos proletarios", los "dirigentes" y 
"maduros", apoyaron la candidatura de Gutiérrez, lo encumbraron en la 
presidencia y mas tarde aportaron a sostenerlo. 
También se desarrolla como una respuesta a la miopía de la propia 
socialdemocracia orgánica y las ong´s por menospreciar la radicalidad de la 
propuesta. El movimiento de los forajidos intenta, aspira desde lo no – 
partidario, a superar las lacras de la institucionalidad del sistema político, 
precisamente porque lo partidario terminó por contagiarse de la podredumbre. 
Elementos interesantes son el rol de la radiodifusora alternativa como mecanismo 
de aglutinamiento, la gente dia tras dia va hacia los locales para protegerlos 
de agresiones, su sintonía se amplia a nuevos sectores. Aparatos tecnológicos 
como los celulares o moviles, que mediante "mensajes" ajustan y precisan las 
convocatorias, o listas de correos electrónicos que difunden consignas, lemas, 
sitios de encuentro o difunden las orientaciones. 
No se trata tampoco de provocar nuevos deslumbramientos, y pasar de la adoración 
al indigenismo hacia la adoración de la ciudadanía. Hay temas más de fondo, que 
la izquierda tradicional no ha resuelto: la construcción de la politicidad 
popular y alternativa en el mundo actual, la democracia dentro de movimientos y 
partidos, y la democracia hacia el conjunto de la sociedad. 
Cabe detenerse en algunas de las reflexiones que están presentes en los/as 
forajidos/as: "Hemos descubierto que hay chance (oportunidad) de opinar, de 
incidir en la vida del país"; "Hemos estado fuera de nuestra condición de 
ciudadanos, de sujetos". En El Comercio se reproduce este diálogo en Radio La 
Luna: "Velasco preguntó: ¿Esto (la movilización en Quito) es la obra de…?, y del 
otro lado de la línea el oyente terminó la frase "…de la ciudadanía" . 
Estas reflexiones nos demuestran que por un lado se ha abierto la puerta para 
que otros sectores accedan al debate de lo político y la política en un 
escenario que condena el quehacer político, privilegia solo lo administrativo; 
por otro constatar que es el sentido de repugnancia, de asco ante el espectáculo 
que día a día dieron los mandatarios de los poderes Ejecutivo(Lucio Gutierrez), 
Legislativo (Omar Quintana) y Judicial (el "pichi" Castro) unos auténtico 
mafiosos de lo mas grotesco. También se abren a partir de la miopía de la propia 
socialdemocracia orgánica y las ong´s por menospreciar la radicalidad de la 
propuesta. El movimiento de los forajidos intenta, aspira desde lo no – 
partidario, a superar las lacras de la institucionalidad del sistema político, 
precisamente porque lo partidario terminó por contagiarse de la podredumbre. 
Finalmente quiero decir que no se trata de enterrar a los partidos, ni a lo 
orgánico, sería un craso error, pero si de transformarlo completamente. Es un 
nuevo momento de los reiterados intentos del pueblo ecuatoriano, en unas etapas 
históricas con el movimiento obrero como protagonista, en otros ganando 
centralidad el movimiento indígena, y hoy, ante la crisis de ambos, emerge con 
expectativas y dudas este movimiento ciudadano. 
*Francisco Hidalgo Flor es un sociólogo marxista ecuatoriano, director de 
la revista Espacios, miembro de la Red Internacional Espacios Marx, que ha 
seguido analíticamente la cambiante situación de Ecuador de los últimos años. Es 
un representante del pensamiento gramsciano en América Latina