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Uruguay: boletín meteorológico
Por Gonzalo Solari
En el pañuelito entrañable y grisón, el sol de Cuba resplandece nuevamente.
Por un momento se disiparon los densos nubarrones. El espejado cielo uruguayo no
reflejó el color león del Plata. Verdísimos, en él se miraron ríos de cana de
azúcar.
El canciller cubano Felipe Pérez Roque, viendo nuestro descascarado país habrá
pensado para sus adentros:"Uruguay duele".
Su tino proverbial y su aristocracia de espíritu le impidieron sin embargo hacer
comentarios al respecto.
Entre los múltiples usos de la lengua, uno de los más inteligentes es el de
saber mordérsela a tiempo.
Tabaré Vázquez bajó finalmente al Uruguay del árbol al que el inefable Jorge
Batlle lo había subido, a contrapelo de la historia.
¡Pobre país, restregándose los ojitos encandilados por el retorno a la luz de la
civilización!
Es una señal significativa de parte del nuevo gobierno. Debe despertar
necesariamente en las mentes de los uruguayos lúcidos, un cauto optimismo.
Los peldaños que separan en la escala zoológica a los nuevos gobernantes, de la
comunidad cavernícola de los Batlle, los Sanguinetti y los Lacalle, no
significan automáticamente un sano internacionalismo ni una deseable solidaridad
entre estos dos pueblos hermanos de América Latina.
Al final de cuentas el gobierno italiano de Silvio Berlusconi también mantiene
relaciones diplomáticas con Cuba. A nadie se le ocurriría pensar que ello
preludia un itálico viraje hacia el socialismo.
La solidaridad concreta se podrá demostrar- por ejemplo-no haciendo lo que
hicieron el ano pasado en Ginebra, los representantes de Lula y Kirchner. En esa
ocasión, el gobierno de los Estados Unidos presentó una propuesta de condena a
Cuba por violación de los Derechos Humanos.
La demencia genocida de Bush encontró-como siempre- su emisario en los
andurriales del continente.
Jorge Batlle, que a esa altura ya tenía el lomo curtido por las trompadas que su
economía le propinaba a diario y por los ladrillazos del derrumbe uruguayo,
cargó con la pesada cruz de la ignominia. La depositó con abnegación en la
Comisión de Derechos Humanos de Ginebra.
Lo hizo con el orgullo lacayo del que reconoce a su amo por el azote.
No es mi intención defenderlo. Sería una carrera perdida antes de la largada;
pero qué infamia la de Lula y Kirchner!
Se abstuvieron. La abstención significa reconocer la bajeza de un acto imposible
de apoyar sin perder la vergüenza y- al mismo tiempo- admitir la cobardía de no
animarse a contrastarlo.
La moción obtuvo una pírrica victoria: fue aprobada por un solo voto.
El próximo 14 de abril se vuelve a discutir una nueva iniciativa del gobierno
norteamericano.
Votar contra las mociones yanquis que pretenden condenar a la patria de José
Martí tendría que ser-como dice nuestro himno nacional- "el voto que el alma
pronuncia".
Si la función hace al órgano, esta es una oportunidad inmejorable para
fortalecer las alas del águila recién nacida.
¡Qué hermosa lección de dignidad daría el gobierno uruguayo tomando distancia de
los reptiles!
De esos, de ese lado del océano tenemos como para regalar.
Lamentablemente no es oro todo lo que reluce. Aunque muchos uruguayos de buena
fe pretendan tapar el cielo con un dedo, este se presenta encapotado.
Es sabido que la realidad suele ser siempre infinitamente más rica que los
números.
De todas maneras, a la riqueza de aquella preferimos la sinceridad de estos.
Ellos atesoran una preciosa virtud: jamás mienten.
Un trabajo de Equipos Mori (Claves electorales- Uruguay, octubre 2004) nos dice
claramente que en los últimos comicios electorales sólo un 33% de los votantes
se definía de izquierda o centro izquierda.
Tabaré Vázquez alcanzó la mayoría absoluta en las elecciones de octubre con el
50,7%.
De este dato se desprende que el 17% de los votantes del EP-FA-NM no se
considera ni siquiera de centro izquierda. ¿Quién ganará esta pulseada interna?
¿Los viejos propietarios o los nuevos inquilinos?
El crecimiento se debe en parte a un matrimonio de conveniencia y en el nuevo
ajuar figuran militares torturadores confesos que hoy son miembros del Partido
Socialista, el partido de Tabaré Vázquez; empresarios como Jorge Lepra, actual
ministro de Industria, Energía y Minería que se desempeñará hasta hace poco como
ejecutivo de la trasnacional petrolera Texaco en Uruguay y Paraguay; o el
embajador de Uruguay en Francia, Gros Espiell, con un frondoso prontuario de
fujimorista en Perú y de defensor de la Ley de Impunidad en Uruguay.
Es una izquierda ecléctica en la que los prejuicios no tienen cabida y este
plantel es una cabal demostración de ello.
No compartimos las críticas de aquellos que hablan de una mudanza o- lo que es
peor- de festejo de la derrota.
Es la voluntad soberana de un pueblo, que encontró en este conglomerado
policlasista el arquitecto de su segunda independencia.
Es el fruto que parieron más de ciento setenta anos de paciencia y partidos
tradicionales.
Decir que con él las fuerzas conservadoras han asestado un duro golpe al
movimiento popular colonizando el campo que tradicionalmente araba la izquierda,
significa resucitar tesis perimidas o desempolvar absurdas teorías que nada
tienen que ver con la actual globalización.
¿Es posible que aún haya gente que sigue anclada en la lucha de clases?
Seguramente son los mismos que sostienen que los pueblos no tienen un nivel
espiritual como para regirse.
El nuevo gobierno tendrá que tomar algunas decisiones cruciales. Servirán para
separar la paja del trigo.
¿De qué lado estará la cúpula dirigente cuando los organismos financieros
internacionales le aconsejen la próxima vuelta de rosca? Con su pueblo o con el
FMI? Con los dos, es imposible.
¿Qué hará Tabaré Vázquez con las plantas de celulosa de Fray Bentos?
¿Lo que decía en la campana electoral o lo que proclama ahora desde el gobierno,
que es exactamente lo contrario de lo anterior?
¿Y con la Ley de Impunidad?
¿Apoyará la tesis de quienes sostienen la no proscripción de los delitos de lesa
humanidad, sumándose así al movimiento democrático que ve en el Derecho
Internacional un instrumento de tutela de los ciudadanos o será el cadete civil
y diligente de la casta militar?
¿Esta izquierda ecléctica se arrepentirá de haber votado a favor del envío de
tropas uruguayas a Haití o perseverará en esa actitud?
¿Qué piensan de todo esto los intelectuales y los artistas uruguayos?
¿Hay o no un recambio generacional en este importante sector de nuestra
sociedad?
¿Qué opinan los más jóvenes, de la guerra fratricida que acaban de declararse
algunos de ellos a golpes de epítetos, para ver quién elogia más y mejor al
timonel de esta nave?
¿Sienten por ellos lástima, admiración o vergüenza ajena?
¿Los consideran puntos de referencia o desvencijadas sombras de sí mismos?
¿Se puede esperar de parte de ellos el dedo en la llaga o el jadeo de la lengua
en la mano? No en la propia, obviamente.
¿En sus mentes y en sus corazones, se anida el vuelo del águila altiva o la
sumisión del perro que acompaña la ceguera y el bastón de su amo?
¿Proa visionaria o tajadita de torta?
¿Fusil o tenedor?
Son estas-por ahora- preguntas sin respuestas. Será la realidad con su fuerza
insobornable la que nos dirá si tendremos que salir de paraguas o si podremos
tirarnos-finalmente-al sol como lagartos.
Por ahora dejemos que sus rayos nos entibien. El canciller cubano Felipe Pérez
Roque lo colgó en nuestro cielo.
Para nosotros, allá en el sur.
Tiene forma de boina y en él brilla una estrella.
Gonzalo Solari
(Guitarrista)
Ex-Presidente de la Comisión Dptal. Pro Referéndum de Río Negro (Uruguay),
contra la Ley de Impunidad
Florencia (Italia), marzo 2005