Informe sobre Venezuela cercada. Chavez a la defensiva
Jorge Lagos Nilsson
Piel de leopardo
Dulce para Chávez el reciente informe de la CEPAL; amargas, en cambio, las
circunstancias que rodearon el secuestro en Caracas de Rodrigo Granda a mediados
de diciembre; y turbio, cuando menos, el manejo de esa situación por las
autoridades venezolanas.
El 'canciller de las FARC' fue literalmente asaltado por un grupo de individuos,
presuntos agentes de la policía política colombiana, obligado a recostarse en el
piso de un automóvil -o en el maletero- y trasladado a la ciudad fronteriza de
Cúcuta, donde se blanqueó su detención.
De estar, como todo parece indicarlo, involucrado en la operación el gobierno
colombiano en connivencia con algunos sectores de la DISIP, más sorprende y
extraña la pasividad de Miraflores.
Las buenas noticias del informe de la Comisión Económica para América Latina y
el Caribe (CEPAL) no alcanzan a equilibrar el embrollo que dejó el secuestro de
Rodrigo Granda en Caracas el 13 de diciembre pasado; hecho ocurrido en una de
las áreas más concurridas de la capital venezolana, donde cinco días antes -cruel
paradoja- se había realizado el Encuentro Mundial de Intelectuales en Defensa de
la Humanidad.
'Secuestro con olor a Plan Colombia' escribió el periodista Calvo Ospina, en una
aguda columna sobre los hechos ver:.www.pieldeleopardo.com/modules.php?name=News&file=article&sid=678).
El Plan Colombia constituye una compleja trama política, diplomática, económica
y militar que bajo el pretexto de 'ayudar' al gobierno colombiano a combatir los
cultivos de estupefacientes y el narcotráfico abrió a las estructuras de
espionaje y militares estadounidenses las puertas de América Latina en todos los
terrenos.
De hecho Colombia es -con Israel- uno de los países que más ayuda militar recibe
de la Casa Blanca, aunque incluso altos oficiales del ejército estadounidense no
dudan al afirmar que allí la solución militar 'no es posible' (ver:
www.pieldeleopardo.com/modules.php?name= News&file=article&sid=468).
Todo apunta a que el Plan Colombia persigue 'cercar' a Brasil, el primer país
latinoamericano con proyección internacional por su población, economía y la
vastedad y riqueza de su territorio, por una parte, y por la otra constituirse
en una avanzada o cabeza de puente para eventualmente intervenir en Venezuela,
en especial luego del fracaso de los esbirros civiles de Wáshington y 'tontos
útiles' de ese país. Además Colombia es vecina de Ecuador, donde las
contradicciones sociales y la toma de conciencia de las naciones originarias
parecen estar armando una bomba de corto tiempo.
El secuestro del guerrillero Granda
Señalan las autoridades colombianas -de acuerdo a las informaciones
proporcionadas por el Departamento Administrativo de Seguridad (el temido DAS,
policía política)- que Rodrigo Granda es un alto dirigente de las FARC (Fuerzas
Armadas Revolucionarias de Colombia, el mayor grupo guerrillero del país, que
controla gran parte del centro y sur del territorio). El diario El Tiempo de
Bogotá informó que un fiscal de la Unidad nacional contra el terrorismo ordenó
la prisión Granda, alias Gallo Pinto, el Mago, comandante Arturo o comandante
Ricardo, acusado de rebelión. La Fiscalía asegura además que estaría adscrito a
la Comisión Internacional de las FARC, que a su vez integra el comando de
dirección, cuyo responsable es Luis Devia Silva, (a)Raúl Reyes, del secretariado
de la organización.
Mientras la policía colombiana afirma haberlo detenido en Cúcuta tras una larga
pesquisa y seguimiento, Granda aseguró el 20 de diciembre: 'Fui capturado en
Venezuela', por varios hombres. El hecho habría ocurrido en las proximidades del
Hotel Hilton de Caracas, a un costado de la estación Bellas Artes del Metro -tren
subterráneo- de esa capital.
De acuerdo con El Tiempo fuentes de la inteligencia colombiana reconocen que en
la captura de Granda, llamado el canciller de las FARC, participaron cuatro
elementos, en la actualidad detenidos en Caracas por el cargo de espionaje.
Extraoficialmente las investigaciones que se realizan dentro del más alto
secreto en Caracas indicarían que en el secuestro de Granda efectivamente
participaron cuatro integrantes del DAS, que contaron con la ayuda de
funcionarios de la policía secreta venezolana, la Dirección de los Servicios de
Inteligencia y Prevención (DISIP) para mantenerlo bajo estrecha y discreta
vigilancia y 'despejar' el terreno ese 13 de diciembre a las cuatro de la tarde.
Detrás de la escena
Hace dos días, el 28 de diciembre, el ministro de Interior y Justicia
venezolano, Jesse Chacón, señaló a la prensa que se abrió una investigación por
la presunta captura en Venezuela de Rodrigo Granda Escobar. Se trata de
determinar si efectivamente Granda estuvo en Venezuela y si fue detenido en el
país. Dijo además que si se logra comprobar la detención y participación de
funcionarios de algún cuerpo de seguridad del Estado, se tomarán las acciones
pertinentes, y que el asunto es extremadamente complicado.
En el lenguaje del boxeo lo cierto es que el gobierno bolivariano está contra
las cuerdas. El semanario Voz de Colombia, que investigó los hechos, afirma que
el secuestro de Granda fue realizado por integrantes de la DISIP con el apoyo de
un grupo de agentes colombianos que hablaban con la tonada y el acento de
Medellín. Medellín es una de las ciudades colombianas donde tiene
tradicionalmente su asiento el narcotráfico y es principal proveedora de
reclutas para los tristemente famosos paramilitares de ultraderecha. Es también
la patria chica del presidente Uribe Vélez (sobre Uribe Vélez ver:
www.pieldeleopardo.com/modules.php?name= News&file=article&sid=676).
Según Argentina Indymedia, el secuestrado ciudadano colombiano 'fue
inmediatamente introducido al baúl de uno de los vehículos y trasladado a una
dependencia de la DISIP (...) Varias personalidades políticas, y hasta de los
servicios de seguridad, no estuvieron de acuerdo con ese procedimiento y
presionaron para que lo dejaran en libertad, exigiéndosele que dejara
inmediatamente el país; también propusieron que se le detuviera y se le pusiera
en prisión de acuerdo a las leyes venezolanas, mientras se le investigaba. Nada
de ello valió. Por lo menos hasta el martes en la noche había estado en la DISIP.
No he podido saber quien dio la orden, pero debió ser a muy alto rango, pues
después de viajar 14 horas en el baúl de un vehículo fue entregado en Cúcuta,
donde después de robarle todas las prendas de valor, se lo entregaron a los
asesinos del general Castro, el actual comandante de la Policía colombiana,
ficha de los paramilitares y narcotraficantes del bloque de los llanos de las
autodefensas' (http://argentina.indymedia.org/news/2004/12/250389.php).
Este hecho -que Granda haya estado por lo menos 12 horas detenido en Caracas,
explica por qué algunos medios, y el gobierno de Colombia, fechan el 15 el día
de su apresamiento.
La urdimbre que envuelve a los hechos relacionados con Granda ciertamente exige,
en cualquier país civilizado y soberano una actitud más enérgica; decir, como el
ministro Chacón en rueda de prensa: 'Si se comprueba que hubo una operación
clandestina aquí, pues tienen que ser juzgados quienes participaron en eso'', al
señalar que el gobierno juzgaría a los venezolanos que eventualmente hubieran
tomado parte en la operación secuestro. Y agregó: 'El Gobierno venezolano es muy
respetuoso de los tratados internacionales', indicando que si Granda realmente
estuvo en el país y era requerido por los tribunales colombianos existe la
figura jurídica de la extradición.
Débil también es la situación venezolana frente a Colombia. El hecho consumado
deja a Caracas sin mayor argumentación, al menos mientras no investigue y logre
resultados en esa investigación. 'No hemos recibido, que yo sepa, ninguna
observación del gobierno colombiano sobre este asunto. No tengo más información
sobre el caso que la aparecida en los medios', reconoció el ministro de
Relaciones Exteriores, Alí Rodríguez.
Los diarios venezolanos acogieron el rumor de que Granda participó en el
Encuentro de intelectuales y que, además, se habría reunido con el escritor José
Saramago. Hasta la tarde del 30 de diciembre, Saramago no había confirmado o
negado esa reunión.
Caracas, ¿el fin del sueño bolivariano?
El periodista Heinz Dieterich escribió el 27 de diciembre en Rebelión: 'El
crimen de Caracas fue cometido por un comando de policías colombianos que
violaron flagrantemente la soberanía de la República Bolivariana de Venezuela,
para secuestrar por la fuerza al ciudadano colombiano Rodrigo Granda y
entregarlo a las autoridades de Cúcuta, cuya estrecha colaboración con los
narco-paramilitares de la zona es notoria'.
Y agrega en otro acápite:
'La violación de la soberanía de la República en el caso de Rodrigo Granda
reviste tres circunstancias agravantes de responsabilidad criminal: 1. fue
premeditada; 2. reincidente y, 3. se realizó parcialmente en el extranjero'. Y
luego señala: 'El secuestro de Rodrigo Granda (...) es un asunto latinoamericano
de extrema importancia; porque indica -como se ha advertido correctamente en
medios digitales- la implementación de una especie de Operación Cóndor en el
espacio andino, como nuevo componente integral del Plan Colombia.
'Esa trascendental implicación del hecho delictivo hace imprescindible que
alguna de las autoridades venezolanas rompa su prolongado silencio y aclare
públicamente los pormenores de ese crimen de Estado. Esto no sólo como una
responsabilidad ineludible de todo Estado de derecho, sino también como
necesidad moral de toda Revolución ética, como lo es la Bolivariana.
'La Declaración Final del 'Encuentro en Defensa de la Humanidad' reitera
múltiples veces la solidaridad de los intelectuales con Irak, Palestina y
Afganistán, mientras que sobre el 'Irak de América Latina'', Colombia, no dice
ni una sola palabra, pese a que se encuentran referencias respectivas en varias
resoluciones de las mesas de trabajo. Tal hecho había enrarecido la percepción
del evento en mentes críticas, que dudaban que se tratase de un acontecimiento
aleatorio. Un continuo mutismo de las autoridades profundizaría inevitablemente
esas dudas.
'Finalmente, las autoridades venezolanas deben de tener claro que el
esclarecimiento de este crimen de Estado es visto en la opinión pública
latinoamericana como una medición de dos voluntades: la revolucionaria-ética que
procura la justicia, y la del status quo que procura la 'realpolitik'. La
prolongación del silencio sería interpretado como el 'silentium videtur
confessio' de Séneca: quien calla, parece otorgar. Cuanto antes hablen las
autoridades, menos costo político tendrá su silencio'.
(El artículo puede leerse en:
www.rebelion.org/noticia.php?id=9324).
No es aventurado pensar que el secuestro de Granda obedeció -más que al interés
por Bogotá de someter a juicio al comandante guerrillero- a una maniobra
planificada cuidadosamente, llevada a cabo con exactitud quirúrgica y con la
complicidad de sectores en el poder en Venezuela. Si el objetivo fue acorralar a
Chávez se cumplió tal vez más allá de lo esperado.
El silencio de Miraflores equivale, más que a un otorgamiento, a una confesión:
la cancillería venezolana carece de apoyo en América Latina para plantear un
reclamo directo a Colombia por el procedimiento empleado; probablemente se
desataría una campaña -orquestada por la gran prensa internacional, como todas
las padecidas por la República Bolivariana- esta vez acusando al presidente de
proteger al 'terrorismo insurgente'. Esto explica, en parte, ese silencio.
Ceder ante el enemigo -y sabemos qué manos mueven los hilos de las marionetas en
esta parte del mundo- no será, sin embargo, más el preludio de nuevas
concesiones. No le bastará a Chávez el relativo éxito de sus programas sociales
-educación para todos, salud en los barrios, Banco de la Mujer, asistencia a las
cooperativas agrarias y pesqueras, etc...- y en el terreno económico la
paulatina derrota del desempleo, baja de la inflación y la recuperación
económica para hacer frente a Leviatán.
La oposición interna se ha aquietado, pero en ningún caso está absolutamente
derrotada. Hoy calla también, mañana dirá, ante la inacción, que entrega la
soberanía; y será un discurso convincente. En especial porque Chávez a la
defensiva -y los venezolanos son extremadamente quisquillosos cuando se habla de
soberanía- abre un nuevo frente interno, esta vez ante sectores que constituyen
parte de su plataforma de apoyo.
La economía
Venezuela logró, según la CEPAL un incremento en su crecimiento económico que
alcanzó el 18 por ciento en el Producto Interno Bruto en 2004 que, restándole el
valor negativo de 9.7 de 2003, le permite aun tener el mejor comportamiento
latinoamericano.
Venezuela aumentó de manera importante su comercio externo en 2004, tanto en el
sector de las exportaciones como en el de las importaciones de bienes; los
índices de inflación registraron una baja significativa en relación con 2003
-17.3 por ciento acumulado en el año hasta noviembre de 2004, en comparación con
27.1 por ciento en el 2003-.
La cesantía, por su parte, exhibió una disminución de 14,5 por ciento -hasta
septiembre de este año-, mientras, paralelamente, los sueldos se incrementaron
en un 14 por ciento en el primer semestre comparados con los de diciembre de
2003, lo que obedeció al alza de las remuneraciones del sector público (30 por
ciento en igual período); en el área empresarial privada el aumento fue bastante
menor: un 8.6 por ciento.