Santa cruz y los nacionalicidas
José Steinsleger
La Jornada
¿Qué intereses acechan y cuán legítimas son las pretensiones 'autonomistas' de los departamentos (estados) bolivianos de Santa Cruz y Tarija? En días pasados, Guillermo Almeyra develó algunas claves de la crisis y la manipulación del concepto 'autonomía', que en la jerga del proyecto anexionista y desestabilizador del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) es presentado como sinónimo de 'civismo' y 'democracia' ('Santa Cruz: la autonomía reaccionaria', La Jornada, 23/1/05).
Hace unos años, la reaparición de tendencias separatistas en Ecuador hizo que un dirigente indígena dijese: 'Los oligarcas de Guayaquil son los primeros que nos mandaron al diablo cuando pedimos autonomía, y ahora son los primeros en plantearlas para ellos'.
¿Qué fuerzas criollas fomentaron el separatismo de Texas (1835), acabaron con las Provincias Unidas de América Central (1838), se declararon 'súbditos' de la reina Victoria de Inglaterra en Yucatán (1849), solicitaron el protectorado de Francia en Ecuador (1859), impulsaron la 'independencia' de Panamá (1903) o propusieron formar la República del Soconusco al tirano de Guatemala Manuel Estrada Cabrera (1913)? ¿Qué linaje de 'demócratas' promueven hoy la 'autonomía' de la provincia ecuatoriana de Manabí (donde una base militar del Pentágono opera como factor de 'de-sarrollo') y en la República Bolivariana de Venezuela abogan por la 'independencia' del Estado de Zulia?
En carta a Bernardo de Monteagudo, secretario del Libertador José de San Martín, Bolívar comenta un proyecto de sometimiento a Inglaterra, impulsado por la oligarquía de Buenos Aires y 'el viento pampero que ocupa el cerebro de don Bernardino' (en alusión al argentino Rivadavia): '... Luego que Inglaterra se ponga a la cabeza de esta Liga seremos sus humildes servidores, porque, formando una vez el pacto con el fuerte, ya es eterna la obligación del débil. Todo bien considerado, tendremos tutores en la juventud, amos en la madurez y en la vejez seremos libertos...' (5 de agosto de 1823).
¿El proyecto del ALCA merece comentario distinto? Tras ser proclamada la Confederación de los Andes (Lima, 1826), que debía reunir en un solo haz a la gran Colombia, Perú y Bolivia, el Libertador dejó en la presidencia interina del Perú al mestizo boliviano Andrés de Santa Cruz y se devolvió a Bogotá para conjurar 'la pérfida ingratitud' de Francisco de Paula Santander (vocero de tenderos y cafetaleros) y otros generales reacios a los hábitos democráticos de los pueblos liberados en las guerras de independencia.
Durante la efímera Confederación peruano-boliviana (1837-39), Santa Cruz trató de impulsar la integración subregional. Sin embargo, su propia pertenencia a la casta clásica de la dominación racial, la feroz oligarquía de Perú y las intrigas de pequeños o grandes caudillos, como el chileno Agustín Gamarra y el argentino Juan Manuel de Rosas, hicieron que en la Bolivia naciente también abortase el ideal bolivariano.
La vocación entreguista del nuevo eje económico que pasaba por Valparaíso y Buenos Aires (sobre el viejo centro Charcas-Potosí) hizo de Bolivia un país empobrecido, aislado y mordido por sus vecinos. Si en el norte de la subregión andina Ecuador siempre vivió al borde de la desintegración nacional, en el sur Bolivia la vivió de modo descarnado: Chile le arrebató la provincia de Antofagasta, dejándola sin mar (guerra del Pacífico, 1879-83); Brasil ocupó parte de su territorio amazónico (guerra del Acre, 1901-03) y Paraguay extensas regiones del suroeste, ricas en petróleo (guerra del Chaco, 1932-35).
Ahora llegó el turno de Santa Cruz. Con cerca de 2 millones de habitantes, limítrofe con Brasil y Paraguay y poco más extensa que Alemania (82 millones de habitantes), la economía de Bolivia depende de la ubérrima y próspera Santa Cruz: recursos agrícola-ganaderos, industria forestal avanzada, oro, gas y petróleo, a más de guardar en sus entrañas uno de los yacimientos de hierro más importantes del mundo: el Mutún.
Santa Cruz es un bocado suculento para los intereses económicos de Estados Unidos liderados por el Instituto de las Américas, en cuyo directorio figura el ex presidente boliviano Gonzalo Sánchez de Losada (derrocado por una rebelión popular en octubre de 2003), junto a representantes de Enron, British Petroleum, Shell y Maratón Oil. Sánchez de Losada también integra el American Council (que preside David Rockefeller), junto con delegados del Chase Manhatan Bank, el City Group y grupos económicos de la oligarquía chilena.
Al escribir sobre Santander, el venezolano Rufino Blanco Fombona (1874-1944) observó: 'Quería a Cundinamarca, su patria chica, como Páez quería al Apure, como Nariño quería al Oriente. Estos mediocres localistas fueron, andando con el tiempo, los nacionalicidas de la gran patria que nos legó Bolívar. Ellos querían patrias del tamaño de su ambición: patrias microscópicas'.