Solidarnosc, un sindicato patronal que destruyó la clase obrera polaca
Jose Antonio Egido
Rebelión
Hace 25 años el alto clero católico de Polonia conseguía aglutinar a los diversos sectores de la oposición anticomunista en torno a un grupo de sindicalistas para establecer una línea de ataque frontal al Estado de la Polonia Popular. El Socialismo había conseguido consolidar su poder en base a otro sector heterogéneo de la población: la intelectualidad judía superviviente de la agresión alemana, el campesinado beneficiado por la reforma agraria, los pocos comunistas y socialistas de izquierda que no fueron asesinados por los alemanes, los sectores obreros influenciados por el Partido Comunista e incluso un sector católico popular y progresista leal al régimen popular.
Lo que aparentemente era un sindicato obrero que reclamaba mejoras sociales legítimas y que organizaba huelgas, en realidad era otra cosa. Los intelectuales laicos (algunos miembros del ala de derechas del Partido en el poder llamado Partido Obrero Unificado de Polonia) y sobre todo católicos al servicio de la jerarquía eclesiástica que fueron el cerebro de la operación acertaron poniendo formalmente al frente de ese seudosindicato un electricista, padre de familia numerosa, devoto católico, sumiso ante las órdenes eclesiásticas y con dotes de demagogo. Este electricista representaba socialmente a los sectores campesinos dominados por la ideología católica que se habían proletarizado como consecuencia del vigoroso desarrollo industrial impulsado por el POUP tras la guerra. Su padre fué un pequeño propietario agrícola y su abuelo un soldado de las tropas del caudillo nacionalista y dictador reaccionario Pilsudksi que siempre fué el modelo político del electricista en cuestión, de apellido Walesa.
Jugando habilmente con los errores e incapacidades del gobierno comunista, con su burocratismo y con la ausencia de sólida formación política de los obreros y campesinos, esta estructura logró afiliar a 10 millones de trabajadores en 1980 y desestabilizar el régimen popular con sus huelgas y algaradas callejeras. Una vez que quedó claro que los intereses materiales de las masas populares no eran mas que una excusa para liquidar el poder popular y devolver las tierras y bienes a la iglesia y a la antigua burguesía, 9 millones de personas se desafiliaron y se desentendieron del grupo llamado "Solidarnosc".
En torno a la contrarrevolución en Polonia se aglutinó una alianza de fuerzas poderosas que incluía todas las agencias de las administraciones norteamericana de Reagan y británica de la Thatcer, los monopolios privados norteamericanos, el Vaticano de Juan Pablo II, la segunda internacional y los sindicatos libres. Estas fuerzas enviaron a su "criatura" Solidarnosc enormes sumas de dinero y todo tipo de equipamiento además de instrucciones técnicas y orientaciones políticas.
Pero el Socialismo resistió con éxito. Un Comité de Salvación Nacional puso fuera de combate desde diciembre de 1981 los nucleos de anticomunistas profesionales. La situación se estabilizó y Solidarnosc fué abandonada por sus afiliados. Polonia siguió siendo socialista y lo hubiera seguido siendo de no ser por la famosa perestroika gorbachoviana. Como señala el filósofo polaco Adam Schaff Solidarnosc nunca conquistó el poder, sino que fué la camarilla moscovita de Gorbachov la que obligó al POUP a entregarselo gentilmente en 1989.
Desde el gobierno la vieja burguesía clerical polaca, reforzada por comunistas arrepentidos como Jacek Kuron, liquidó la economía socialista, privatizó las empresas públicas y las vendió a precio de ganga al capital extranjero, envió al paro a la mayoría de los obreros industriales e hizo de Polonia un peón fiel del imperialismo norteamericano que colabora con la ocupación de Irak.
La Iglesia católica recuperó enormes bienes y tierras, se hizo con el control de la educación, consiguió privilegios políticos y liquidó derechos de las mujeres.
Para los nuevos ricos y para la vieja burguesía expropiada, para los obispos y para los banqueros norteamericanos Polonia es un país ejemplar. Para la mayoría popular Polonia es un sitio en el que no se puede vivir y la única alternativa para escapar a la pobreza es la emigración
25 años después ¿donde está la "revolución" de "verdadero socialismo" que nos prometían las corrientes trotskistas y socialdemócratas que apoyaron con entusiasmo el grupo de Walesa?