Gara

 Ayer acabó el festival político y cultural en todas las áreas nacionalistas de Belfast. Un festival que prácticamente comenzó con la noticia de que el IRA abandonaba su campaña armada y que durante estos diez días ha vivido el inicio de la desmilitarización, la negativa unionista a sentarse en la mesa de negociación, y la sorpresiva vuelta a Irlanda de los tres republicanos irlandeses que fueron juzgados en Colombia por entrenar supuestamente a las FARC que escaparon el pasado diciembre para reaparecer en Irlanda la semana pasada . Diez días que realmente aún no han sido totalmente digeridos por la comunidad republicana de West Belfast, zona fuerte del movimiento republicano.
En términos generales, la unidad de las bases republicanas se mantiene o así lo aseguran los vecinos de Falls Road. El recibimiento clamoroso al presidente de Sinn Féin, Gerry Adams, y la relajación y exhuberancia del líder republicano dicen más que mil palabras. Muchos confían que la decisión del IRA, de abandonar la campaña militar y optar por una vía pacífica para la consecución de sus objetivos políticos, es la correcta. Pero como Peadar afirma, «es algo que sólo la historia podrá decir».

Evolución del proceso

Peadar entiende que la estrategia republicana es la correcta y responde a una clara evolución de la vía política establecida desde el inicio del proceso de paz. «La evolución del proceso político evidenciaba que este momento tenía que llegar», explica el vecino de Falls. «Muchos sienten que la decisión del IRA ha llegado demasiado pronto, o quizás en un mal momento, pero quizás nunca haya un buen momento para una decisión de este tipo».
Peadar recuerda que tras los meses de crisis política, de presiones contra el movimiento republicano, «el movimiento ha conseguido sobrevivir a todo», y la decisión del IRA ha llegado «como una iniciativa unilateral, sin presiones de ningún tipo, mostrando el liderazgo y la fuerza de la organización».
Entretanto, el estancamiento del proceso provocado por los unionistas sigue..
«La respuesta ha seguido siendo Ono¹», acepta Peadar, «pero ahora tienen que buscar nuevas excusas para explicar su negativa a participar en el proceso.
Cada vez resulta más evidente que lo que ocurre es que no quieren negociar»..
Mairead asegura que no por esperada, la noticia dejó de ser una sorpresa, que muchos recibieron con tristeza, y también con cierta preocupación. Para la comunidad republicana, el abandono de las armas por parte del IRA abre un vacío de poder en la seguridad de una comunidad que ha sufrido a la policía, que conoce de primera mano las consecuencias de la connivencia entre fuerzas de seguridad y los grupos paramilitares lealistas. Los republicanos han sido víctimas directas de los inicios de la política de disparar a matar que ahora los británicos aplican a los «sospechosos» musulmanes como antes lo hacían con los norirlandeses. Además, «muchos se preguntan a dónde vamos ahora. Hay que darse cuenta que detrás de cada decisión histórica hay una incógnita y se le está diciendo adiós a una organización que ha estado muy presente en la vida de esta comunidad en los últimos treinta y tantos años»..
Algunos, dentro del movimiento republicano sienten que «no recibieron suficiente información sobre la motivación y la estrategia», cuenta Mairead, «pero con las noticias del inicio inmediato de ésta en el norte de Irlanda, y especialmente en lugares tan emblemáticos como el sur de Armagh la zona más militarizada de Europa occidental  y la torre Divis de Belfast ha creado connotaciones positivas a la decisión del IRA. «Eso y el regreso de los tres irlandeses desde Colombia han sido noticias muy bien recibidas por los nacionalistas en Belfast. Se ha creado un optimismo, una confianza en que el IRA ha hecho lo que tenía que hacer». La comunidad republicana ha recuperado su confianza en sí misma, en que «lo que ocurra en el futuro, que el futuro de Irlanda, depende de nosotros, de lo que hagamos a pie de calle con la posibilidad que el movimiento republicano nos ha brindado». - fuente: diario vasco GARA