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Europa

Afirma que esta orientación sexual es fuente de problemas psicológicos y frustraciones

El arzobispo de Pamplona vaticina una "epidemia de homosexualidad"


La Razón

Con un rotundo «Pues no es así» titula monseñor Fernando Sebastián, arzobispo de Pamplona, su habitual carta semanal, publicada ayer. En ella afirma que los cristianos tienen «la obligación de hacer lo posible para eliminar esta ley arbitraria e injusta», en referencia a la aprobación por parte del Gobierno del proyecto de ley que regula el matrimonio entre personas del mismo sexo: «Podríamos encontrarnos con una verdadera epidemia de homosexualidad, fuente de problemas psicológicos y de frustraciones», afirma.

«Ya está. Nuestro Gobierno ha decidido que sea igual lo que es diferente. Da igual que se casen un hombre y una mujer, o que se casen dos hombres o dos mujeres. Todo es matrimonio, y todos tienen los mismos derechos. Pues no, señor». Así de rotunda arranca la carta semanal del arzobispo de Pamplona, monseñor Fernando Sebastián, en la que retoma la polémica sobre la aprobación de la ley que regulará las uniones homosexuales. Para monseñor Sebastián los cristianos tienen «la obligación de hacer lo posible para eliminar esta ley arbitraria e injusta»: «No se puede entender cómo nuestros gobernantes se han empeñado en una cosa tan absurda», prosigue la carta, «todo el mundo sabe que no es igual, que no son iguales los sentimientos, ni las relaciones, ni las consecuencias. Con este paso no se corrige ninguna discriminación», afirma el prelado. «Con todo, si hay personas que quieren vivir así, a lo mejor está justificado que el Estado regule algunos aspectos y algunas consecuencias de esa convivencia. Pero que no se empeñen en equipararla con el matrimonio, porque no lo es. A no ser que cambien la definición literaria, la figura jurídica y la identidad cultural del matrimonio», sostiene.

Problemas psicológicos. Según el prelado, «un "homo" no es igual que un "hetero", aun teniendo la misma dignidad y los mismos derechos personales», y añade que «si esto no se dice con claridad, si nos callamos y dejamos que se vaya normalizando eso de que da lo mismo ser homo que hetero, es posible que nos encontremos dentro de poco con una verdadera epidemia de homosexualidad, fuente de problemas psicológicos y de frustraciones dolorosas», explica. Para monseñor Sebastián, esta equiparación «entre realidades diferentes» implica que» el matrimonio, entendido como unión de amor permanente entre hombre y mujer y lugar adecuado para la multiplicación de la vida, ha dejado de ser la célula básica de nuestra sociedad y nuestra convivencia». El prelado cree que en el fondo de la cuestión «está de nuevo la visión de la persona como dueña absoluta y última de su vida, sin ninguna referencia moral trascendente. De nuevo el ateísmo como condición para alcanzar una quimérica libertad absoluta y autocreadora. Pero la realidad no es así».

Contra el bien común. «Una persona dotada biológicamente de sexualidad masculina o femenina, y con sentimientos, sensibilidad y tendencias del sexo contrario, se quiera o no, es una persona mal configurada, psicológicamente mal resuelta. Por eso lo "homo" no es igual que lo "hetero". Se diga lo que se diga», afirmó. «Hablar así hoy, no es culturalmente ni políticamente correcto. Puede incluso acarrear represalias violentas. No sería la primera vez», añade. «La sociedad española tiene que defenderse, rechazando por todos los medios legítimos que estén en su mano esta decisión del gobierno que de ninguna manera puede entenderse ni justificarse como un acto de servicio al bien común», concluye.