Argentina: La lucha continúa
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Campo del Abasto, Día del Niño y alguna que otra cosa más.
Oscar M. Rovira
En las afueras de Concordia, después del hipódromo de Camba Paso, se abre hacia
la derecha un camino de tierra y allí nomás un poste porta un cartel que por lo
pequeño deben haberse olvidado: "Bienvenidos a Concordia - Campo del Abasto". La
toponimia, cuando no la deforman para que unos olviden y otros ignoren, tiene su
riqueza y suele guardar sus ironías. Ingreso con Martín, flaco joven sonriente,
mi ayudante y compañero del viaje en una camioneta colmada de ramas secas que
los municipales se niegan a retirar y yo a quemar. "Siga hasta el fondo y
doble a la derecha hasta el final", me dicen. Desde años el "campo municipal del
abasto" -que suena a verduras, a vacas y leche- está destinado en su totalidad a
basural oficial, basural salvaje, caótico y final; pero en su triste, pavorosa,
dramática realidad cotidiana no deja de abastecer.
Aquí no campea ninguno de "todos los verdes", ni el marrón terroso.
Plagado de bolsitas que de lejos aparentan blancas y que hacen de camuflaje al
inconfundible color mugre de los cúmulos de materias de todo origen, desde un
costillar equino con resto de cuero hasta vidrios, trozos de hueso, de carne
cocida, cáscaras de huevos, de papas, yerba, verduras, latas de conservas,
papeles, que se desparrama de la bolsa recién abierta. Lo vemos todo de cerca
ahora que circulamos ya por el sendero del fondo. "Me está empezando a
arder la garganta.", me anuncia con una mueca de asco mi acompañante. Es el
humo, le digo. El olor a agrio y a podrido, contesta. Un grupo numeroso de
gurises, quince, veinte, está atareado en la base de un montón nuevo de bolsas.
Algunas muchachas, madres jóvenes o hermanas mayores, sin dejar ellas de hurgar
y recoger dirigen a la gurisada de entre cuatro a catorce años; otros más chicos
juegan alrededor, corren, suben, ruedan, gritan, ríen, todos vestido
s con harapos, unos torso desnudo, otros descalzos, inevitablemente mimetizados
con el color del basural. Mi compañero ya está de una palidez grisácea;
como pasmado, no puede dejar de mirarlos, "están sacando restos de cualquier
cosa,.algunos los comen.". Detrás de los montones que lucen como recién
descargados aparecen otros grupos, siempre de chicos. Un hombre camina lento, la
cabeza caída, hurgando también pero con una varilla larga; otro llenó su
carro con envases plásticos y se ocupa en atar la carga.
Llego al final del sendero, empezamos a bajar las ramas sin hablarnos. El
momento fuerte nos dejó a cada uno en su mundo. En este lugar el humo se puso
denso y por entre el humo apareció un chiquito corriendo con una botella vacía
de plástico en cada mano. "¿ Me lleva hasta la salida don?", "subí, ¿donde
vivís?", "n'el Silencio", y monta en la caja. "¿Adónde te bajo?", "yo le grito".
Regresamos por el mismo camino, mudos, más rápido, nos apura la rabia ahora y
los montones desfilan en segundo plano, viejos y nuevos, la mayoría
nauseabundos, algunos enormes, otros semiquemados. Anduvimos más de dos mil
metros, ya estaba muy lejos y olvidado del chiquito de atrás cuando me
sorprendió el " ¡Aquí don!", y la palmada en la cabina. Frené y saltó el
gringuito de rulos y ojos azules, "¿ tan lejos venís a buscar agua?", "Esta es
buena, don, mi hermana tiene que hervir bien unos pedazos de carne que le
encontré., y nos vamos a comer una sopa!!", y ya estaba cruzando a la carrera el
camino de tierra y entraba sobre un muro caído a las ruinas de una casa., "habrá
algún molino viejo", le comenté a mi compañero que siguió ausente y serio.
Pero eso ocurría el Viernes, día de quebrantos y penitencias. El Domingo fue el
Día del Niño y entonces, según informa y comenta El Sol: ". el pronóstico se
cumplió., el Dr. Héctor Strassera, visitó en la mañana, acompañado por el
presidente de la CODESAL, Luis A. Mazurier, el hospital Masvernat, donde
entregaron juguetes enviados por el gobernador Jorge P. Busti a los niños
internados que festejan por primera vez, en este nosocomio, el Día del Niño».
Nos cuenta el medio que Strassera enfatizó "la algarabía que nos provoca
encontrar varios recién nacidos", que la tarde ". fue de pleno sol y los chicos
pudieron disfrutar, entre las 14 y las 17, de los cuatro festivales que organizó
la Municipalidad .y como todos los años El Sol-Tele5, colaboró con los
organizadores a través de la entrega de centenares de juguetes que fueron
donados por la Cooperativa de Trabajo Obrera Prensa Escrita y TV Ltda.-otra
propiedad del dueño de CODESAL- editora de nuestra hoja, a los que se sumó los
entregados por la municipalidad local y los enviados por el ministro de
Gobierno, Justicia, Educación y Obras Públicas, Sergio Urribarri, y también hubo
entrega de bollos y golosinas, al mismo tiempo que se desarrolló una serie de
actividades para entretenimiento de los chicos.".
Lo que no publicó la hoja es que, también en Concordia, a esa misma hora de la
misma tarde de sol del día del niño, en el terreno de una vivienda precaria de
Villa Constitución, una chiquita de año y medio cayó de bruces en la zanja
aledaña a un pozo negro abandonado por lleno y ya cubierto de pasto, su
personita desnutrida no logró el esfuerzo que le exigía su instinto por seguir
viviendo. La extrajeron cuando ya sólo era visible una manchita blanca sobre el
lodo; murió en el traslado al hospital. Era vecina de Darío, ese varoncito de
cuatro años y diez kilos de peso al que la inanición le trajo la muerte días
pasados, por "paro cardiorrespiratorio".
Hoy escuché por radio que un funcionario de UNICEF en la Argentina está
preocupado porque el paro de los trabajadores del Garraham afecta
los derechos fundamentales del niño, y el ministro Urribarri porque los únicos
perjudicados por las inaceptables exigencias de los maestros son los niños de
Entre Ríos. Cambio el dial justo para oír, en el paquetísimo programa que
conduce Teté Coustarot, el mensaje de una oyente que clama desesperada que ".los
chicos que merodean la Estación Constitución son malos desde que nacen".
A mí me sigue preocupando el extraño de mi compañero Martín, porque aquel
día a la vuelta del Campo del Abasto recién habló cuando se bajaba, y sólo para
decirme de despedida y sin esperar respuesta: ".¿cómo hace uno para conseguirse
un fusil a repetición?.."