Argentina: La lucha continúa
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Qué burguesía hay en Argentina
Claudio Katz( 1)
La convocatoria oficial a reconstruir la burguesía nacional ya encontró eco entre algunos empresarios.NACIONALES Y LOCALES.
En su acepción corriente el término burguesía nacional es utilizado para
indicar el comportamiento y los proyectos de la clase dominante. Es un concepto
político que no describe solamente la presencia de industriales o banqueros
argentinos. Se refiere a los propietarios de los medios de producción que reúnen
ciertos atributos para impulsar un modelo de crecimiento hacia adentro semejante
al que prevaleció desde los años 40 hasta los 70. Estos rasgos incluyen
jerarquizar el mercado interno, apuntalar la acumulación endógena y desenvolver
políticas económicas autónomas. Estas características están ausentes en la
actualidad y por eso se habla de reconstruir al actor de ese modelo capitalista.
Lo que sí existe en estos momentos en el país es una burguesía local, que
desarrolla negocios y conductas muy diferentes a su contraparte nacional4. En la
cúpula industrial ya no predominan los personajes e instituciones del pasado (Gelbard,
CGE), sino diversos sectores estrechamente asociados al capital extranjero.
Entre ellos juegan un rol protagónico las empresas transnacionalizadas que han
buscado contrarrestar la declinación del mercado argentino con operaciones en el
exterior.
Techint es el prototipo de este tipo de compañías. Se ha convertido en una
pequeña corporación global especializada en rubros de la siderurgia (tubos
petroleros), con plantas en varios países (Venezuela, Brasil, Rumania, Canadá) y
financiación privilegiada de los bancos italianos. Cómo su orden de prioridades
es claramente transnacional desembolsó recientemente una cifra menor para
adquirir fábricas en el país (Acindar por 83 millones de dólares), mientras
gastaba un monto muy elevado en México (Hylsamex por 2200 millones) para
intentar el ingreso al mercado estadounidense. Otros empresas de escala inferior
pero del mismo tipo son Arcor (ocho plantas en Latinoamérica y presencia en un
centenar de países), Bagó (cuyos ingresos provienen en un 40% del exterior).
También Impsa o Molinos podrían ser encasilladas dentro de este sector.
El proyecto de recreación burgués que promueve el gobierno pretende inducir la
reconversión nacional de estos grupos locales. Pero una condición previa para
ensayar este programa es la reversión de la fulminante extranjerización que
registró la economía durante la última década.
LOS CAMBIOS DE PROPIEDAD.
Las firmas extranjeras controlan actualmente el 69% de la producción y el
84% de las ganancias de las 500 empresas líderes. Su presencia saltó del 32 %
(1993) al 73 % (2000) en el ranking de las 200 principales compañías. Si a
comienzos de los 90 todavía subsistían siete locales entre las diez mayores, al
final del decenio solo quedaban dos.
4Esta acertada distinción establece Marcelo Yunes. "Kirchner y la burguesía
nacional". (MAS, n 30, 9-10-03).
2 Pero, además, las filiales argentinas tienen una incidencia irrelevante en las
decisiones que adoptan sus casas matrices, porque salvo excepciones (Repsol y
Telefónica) ninguna aporta más del 4% de la facturación total de esas
corporaciones5. Esta pérdida de gravitación impulsa al gobierno a promover la
recreación de una burguesía nacional. El colapso del 2001 le indicó cuán
importante es contar con interlocutores directos y próximos al Ministerio de
Economía en los momentos de crisis aguda.
Algunos analistas estiman que la extranjerización ya comenzó a frenarse desde la
devaluación. Destacan que el desmoronamiento de la convertibilidad condujo a
varias firmas extranjeras a traspasar sus activos a las compañías argentinas que
diversificaron sus negocios y compensaron pérdidas con el auxilio oficial.
Estas empresas lograron licuar sus deudas con la pesificación, mientras los
pasivos dolarizados de numerosas empresas foráneas se encarecían.
Pero la argentinización en curso de ciertos negocios es coyuntural. Repite la
ocurrido durante la primera mitad de los 90, cuándo los capitalistas locales
adquirieron primero y vendieron luego su participación en varias empresas
privatizadas. Este tipo de transferencias no alteran el peso dominante alcanzado
por el capital foráneo. La secuencia actual de recompras nacionales en algunos
sectores (bancos, servicios públicos) coexiste, además, con la tendencia opuesta
en otras ramas (petróleo, cemento, alimentos). Por ejemplo, varias compañías de
envergadura (Quilmes, Perez Companc, Loma Negra, Grafa) han ratificado
recientemente su venta a corporaciones foráneas.
El monto de las recompras argentinas es por el momento muy limitado. Pero el
principal problema radica en otro plano: la temeraria gravitación que tienen los
fondos de inversión en los traspasos en curso. Esas entidades (Dolphin, DLJ,
Cresud, Latin America Energy) lideran la transferencia de paquetes accionarios
en varios sectores (bodegas, químicos, campos, shoppings, gasoductos,
electricidad) y han reactivado el mercado de fusiones en el ámbito bursátil.
Pero actúan como buitres en la adquisición y reventa de empresas siguiendo las
huellas del Fondo Exxel, que desde 1992 compró y se desprendió de 74 firmas.
Su nuevo nicho son algunas empresas privatizadas que varios grupos extranjeros
desean abandonar. Los fondos buscan combinar el manejo especulativo de la
propiedad con mayor influencia política dentro del gabinete, para asegurarse los
aumentos tarifas que el gobierno dispondrá después de octubre. La
argentinización de los directorios les garantiza un trato fluido con los
ministros de turno. Pero este protagonismo introduce un elemento de volatilidad,
que luego del festival de los 90 conspira contra la ansiada estabilidad de las
empresas. La pretensión oficial de reemplazar una economía de especulación
5Pueden consultarse estos datos en: Realidad Económica n 189 (julio 2002),
Clarín (2-10-03, 4-5-05) Página 12 (31-1-04).
3 por otra de producción choca con esta incidencia de intermediarios
financieros. Su gravitación es poco compatible con el propósito de recrear una
burguesía nacional.
MODELO REGRESIVO.
El gobierno espera que los grupos locales amplíen sus negocios dentro del
país sin abandonar sus actividades externas. Incluso aprueba las estrategias de
transnacionalización que promueven estas compañías6. La competencia global ha
obligado a estas firmas a intentar formas de supervivencia en la arena
internacional con resultados frecuentemente adversos7.
Pero apuntalando a las empresas internacionalizadas no se gesta un nuevo sector
capitalista, sino que se ramifica otro ya existente cuyo perfil es opuesto a la
buscada burguesía nacional. En lugar de promover el mercado interno y la
reindustrialización abarcativa, estas compañías otorgan primacía a la
exportación, la actividad primaria y los bajos salarios. Paradójicamente el
gobierno asume este mismo modelo sin registrar su manifiesta contradicción con
el proyecto nacional burgués.
La base de este esquema es el sostén del tipo de cambio alto, que los
funcionarios han convertido en un principio tan sagrado como el superávit
fiscal. Lavagna mantiene a cualquier precio la cotización del dólar y por eso
restringe el ingreso de capitales golondrina, emite pesos y tolera el ascenso de
las tasas de interés. Todo vale con tal de asegurarle buenos rendimientos a los
exportadores. Pero como el comercio exterior se encuentra bajo el control
foráneo (diez compañías extranjeras manejan el 70% de las ventas a otros países)
el reforzamiento de este ámbito no facilita la reconstitución de la burguesía
nacional.
Tampoco la preeminencia de la actividad cerealera apuntala ese proyecto. La
expansión del volumen cosechado (de 67 millones de toneladas en 2001 a 83,5
millones en el 2005) contribuye a reactivar ciertos sectores fabriles
(maquinaria agrícola), pero carece de impacto multiplicador sobre el empleo.
Además, la especialización en la soja expulsa mano de obra en el propio agro,
deteriora la autosuficiencia alimenticia, acentúa la dependencia de agroquímicos
importados y podría afectar seriamente la fertilidad del suelo.
6"Así como en otros países hay un apoyo relevante a la transnacionalización de
las empresas, también debe existir en la Argentina", Debara Giorgi, ex
secretaria de Industria (Clarín, 2-5-05). "Desde el estado hay que facilitar que
las empresas se transnacionalicen", Luis Betnaza- Technit (Noticias 4-6-05),
"Hay que formar transnacionales argentinas o mixtas", Gustavo Gorobocopatel
(Noticias 4-6-05).
7 Antes de vender su mayoría accionaria, Bemberg intento expandirse a Bolivia,
Uruguay y Chile y Perez Companc incursionó en Venezuela, Ecuador, Brasil y
Bolivia. La apuesta fracasó en ambos casos.
4 Pero el mayor contraste actual con un proyecto burgués nacional radica en la
postura antiobrera de los capitalistas locales. La competencia de los directivos
de la UIA en actitudes hostiles hacia cualquier mejora del salario conspira
contra la recreación del "circulo virtuoso" keynesiano de aumentos conjuntos
(aunque invariablemente dispares) de la producción y los salarios. En el rechazo
a la recuperación de los sueldos hacen causa común los exportadores (Pescarmona)
y los abastecedores del mercado interno (Coto)8. Lavagna y sus allegados tampoco
pierden la oportunidad de arremeter contra la redistribución y el "populismo
setentista"9. Pero con bajos salarios, reprimarización y transnacionalización:
¿cómo emergerá el capitalismo nacional inclusivo que promete el gobierno?
SUBVENCIONES Y PREBENDAS.
Kirchner alienta la formación de una burguesía nacional competitiva y
distanciada del capitalismo prebendario que tradicionalmente prevaleció en el
país. La dilapidación del dinero aportado por la tesorería constituye una vieja
costumbre del empresariado local. Basta recordar, por ejemplo, como las grandes
firmas (Massuh, Alpargatas, Celulosa, Siderca, Perez Comapanc) quebraron al
Banco Nacional de Desarrollo tomando créditos que nunca pagaron. Este tipo de
derroches obedece tanto a comportamientos rentistas como a la pérdida objetiva
de posiciones en el mercado mundial.
Pero en la práctica el gobierno repite todos los vicios que cuestiona, cuándo
por ejemplo alienta el reingreso de los grupos locales a los servicios públicos,
a cambio de mayores tarifas e inversiones públicas. Aunque el compromiso de
superávit fiscal acota la dimensión de los subsidios, la canilla oficial no se
ha cerrado para los capitalistas más privilegiados. Solo este año el fisco
transferirá 3200 millones de pesos a las grandes compañías, a través de un
variado menú de cupos fiscales y devoluciones anticipadas del IVA.
Muchos analistas igualmente consideran que la "falta de apoyo estatal" bloquea
la reconstitución del empresariado nacional. Especialmente los directivos de la
UIA subrayan esta falencia y presentan a Brasil como un paraíso de financiación
pública a la burguesía. Pero los industriales brasileños no 8"Los salarios
industriales ya aumentaron lo suficiente. Cualquier mejora futura debe definirse
en función de la competitividad de las empresas". Hugo Mendez, Presidente de la
UIA (Página 12, 27-5-05). "Las mejoras no son proporcionales a lo que la
Argentina creció hasta ahora", Enrique Pescarmona, "Lo sueldos deben subir si la
economía crece.. Cuidado con ese protagonismo que busca el sindicalismo" Alfredo
Coto (La nación 17-6- 05)., 9"No podemos volver a la distribución del ingreso
del 74". Roberto Frenkel, "No se puede crecer estimulando la demanda", Javier
Gonzalez Fraga (Página 12, 22-5-05).
5 comparten esta caracterización. Contraponen el inflexible monetarismo de Lula
con la plasticidad económica de Kirchner y exhortan a seguir la norma argentina
de tipo de cambio alto y menores tasas de interés. El reciente agravamiento de
la crisis del Mercosur ha potenciado estas demandas cruzadas de los industriales
argentinos y brasileños a sus respectivos gobiernos10.
La escala de las subvenciones al capital es indudablemente mayor en Brasil que
en Argentina. Pero este tipo de desnivel solo expresa el peso relativo de ambas
burguesías. Si la comparación se hiciera con Chile, Uruguay o Paraguay el
resultado favorecería a los empresarios locales.
Los voceros de la UIA evitan este registro y no toman en cuenta la subvención
indirecta que actualmente representa el sostén del tipo de cambio. Tampoco
mencionan la continuidad de un sistema impositivo regresivo que penaliza
fuertemente el consumo y desgrava las ganancias. El capital local se acostumbró
a pagar bajos impuestos y el gobierno reafirma que esta exención perdurará para
cualquier burguesía del futuro.
OBSTÁCULOS Y OPCIONES.
El proyecto oficial de nuevo capitalismo nacional debería sortear dos
obstáculos de gran peso: la baja inversión y la alta expatriación que
caracteriza al capital local.
Para sostener una tasa de crecimiento del 5-6% anual (ya inferior al rebote de
8-9% de los últimos años) el promedio de inversión local debería aumentar
significativamente. No hay que olvidar que la retracción de los aportes externos
persiste y que el contexto internacional favorable puede revertirse si repuntan
de las tasas interés, caen los precios de las materias primas exportadas o se
agravan las dificultades con Brasil.
El elevado ahorro externo de la clases dominantes constituye un segundo
impedimento para el proyecto oficial, porque reconstruir una burguesía nacional
con sus recursos en el exterior es un contrasentido. Los depósitos fuera del
país aumentaron de 58.000 millones dólares (1994) a 107.000 millones (2005) y si
bien últimamente la fuga se frenó -por la mejora de los rendimientos financieros
locales- la expatriación del capital no se ha revertido.
10 Mendes canaliza los planteos de la UIA (La Nación, 27-4-05) y la contraparte
puede consultarse en el artículo "Brasil: Pecados capitales de la economía de
Lula". (Clarín, 19-6-05) 6 La reticencia inversora y la localización externa del
capital no son problemas de corto plazo, ni derivados de inconvenientes de la
coyuntura (impacto del default, incertidumbre energética, amenazas de
inflación). Expresan las desventajas estructurales que pesan sobre un mercado
empobrecido y de estrechas dimensiones. También reflejan la problemática lejanía
de los centros mundiales de consumo y las escasas posibilidades de fabricación
competitiva en gran escala.
Para contrarrestar estas adversidades algunos analistas convocan a impulsar el
surgimiento del nuevo empresariado con medidas de regulación estatal. Pero para
implementar esta alternativa el sector público debería recuperar un espacio
gravitante. El superávit fiscal destinando al pago de deuda debería canalizarse
hacia la inversión pública y se requeriría un rol preeminente de la actividad
estatal en las servicios públicos, las finanzas o el comercio exterior. Pero
ningún funcionario contempla siquiera la posibilidad de este curso de acción .
Todos asumen que con ese modelo no se podría recrear una burguesía nacional en
capitalismo mundializado del siglo XXI.
La apuesta oficial tampoco apunta al resurgimiento burgués desde abajo al cabo
de una paulatina expansión de la pequeña empresa. Es evidente que la elevada
concentración actual de la propiedad imposibilita este camino. La preeminencia
de las grandes corporaciones ha reducido drásticamente la gravitación de las
pymes en todo el mundo. Solo en algunas economías de altísimo crecimiento o gran
liderazgo innovador, la declinación de las pequeñas compañías coexiste con el
surgimiento de otras. Pero no es el caso de la Argentina, que en la década de 70
contaba con 100.000 pymes y actualmente solo conserva unas 40.000.
ADVERSAS CONTINUIDADES.
Cavallo sepultó los últimos vestigios de la burguesía nacional, pero Lavagna
no se apresta a resucitarla.
Su modelo presenta más semejanzas que diferencias con el esquema de su
antecesor.
La continuidad no es absoluta, porque el actual ministro ha introducido
modificaciones en varios terrenos. Reemplazó la convertibilidad por el superávit
fiscal como instrumento rector de la política económica. Consumó una
transferencia de privilegios de los bancos, los importadores y las empresas
privatizadas a los exportadores, la industria local y ciertos acreedores
privilegiados. También sustituyó la descarada retórica privatista por un doble
discurso tendiente a desactivar las secuelas del 20 de diciembre. Su estilo de
arbitraje recurre más a la diplomacia aristocratizante que a la verborragia
incoherente de su precursor.
7 Pero ninguno de estos cambios debilita el hilo conductor que une a Lavagna con
Cavallo en la defensa de los intereses de las clases dominantes. Repitiendo lo
ocurrido a principio de los 90, el actual ministro aprovecha una coyuntura
económica nacional e internacional favorable para potenciar la recomposición de
las ganancias empresarias a costa de los trabajadores.
Lavagna combina ortodoxia fiscal y atropellos neoliberales con medidas
heterodoxas destinadas a reconstituir la acumulación luego de una descomunal
depresión. La magnitud de ese desplome lo indujo a reducir los beneficios a los
bancos en comparación, por ejemplo, al puro continuismo económico que implementa
en Brasil su colega Palocci. Pero la heterodoxia del ministro consolida la
miseria popular y los negocios de los grupos capitalistas ganadores sin
favorecer la recreación de una burguesía nacional11.
CONNOTACIONES IDEOLÓGICAS.
La gestación del nuevo empresariado es un proyecto altamente improbable.
Algunos analistas acertadamente reconocen este hecho y desconfían de la
aparición futura de la esperada burguesía nacional12. Pero otros han optado por
dirimir alternativas imaginarias. Discuten la conveniencia de contar con otra
burguesía, seleccionando posibilidades a discreción y omitiendo que los
ciudadanos nunca eligen la estructura social de sus países.
En ese tipo de elucubraciones también se olvida que el conjunto de las naciones
periféricas comparten la misma insatisfacción con sus clases dominantes. Todas
hubieran preferido ocupar el lugar de Suecia o Estados Unidos. Pero deshojando
la margarita para definir cuál es la burguesía óptima para cada nación se ignora
que la polarización capitalista mundial impide reproducir empresarios prósperos
en cualquier punto del planeta.
Quiénes más buscan la cuadratura del círculo actualmente aconsejan que la
Argentina reproduzca el crecimiento de Chile y la industrialización de Brasil.
Pero también sugieren evitar el sesgo primario- 11 Un nuevo balance de fuerzaza
quedado establecido entre los capitalistas ganadores y perdedores de la
depresión. Junto al meteórico ascenso de Technit se está consumando la simbólica
decadencia de Fortabat, que luego de figurar en el ranking de los 300
multimillonarios del mundo perdió Loma Negra y se ha refugiado en la filantropía
y el rentismo agrícola. Kirchner le quitó incluso los cargos diplomáticos que
había heredado del menemismo porque halaga a los victoriosos y se despega de los
fracasados.
12"Un conjunto de grupos que no supo de proyectos y ambiciones con identidad de
país (y) que mal puede ser calificado de burguesía porque nunca lo fue", Raúl
Dellatorre (Página 12, 21-4-05). "Usufructúan ciertos nichos privilegiados de
acumulación.. todo lo cual ubicaría a estos sectores muy lejos de lo que se
supone constituye una genuina burguesía nacional". Martín Schorr (Página 12,
22-5-05). "El gobierno fantasea con el advenimiento de una burguesía nacional",
Mario Wainfeld (Página 12,30-4-05) 8 exportador del primer país y las grandes
desigualdades sociales del segundo13. Omiten que la acumulación capitalista es
un proceso necesariamente combinado, que no permite calcar lo agradable y
excluir lo ingrato. La economía chilena creció por la rentabilidad de sus
materias primas y la inversión en Brasil se apoya en la explotación de los
trabajadores.
El mismo tipo de ensoñación predomina entre quiénes atribuyen el desarrollo
capitalista a la existencia de "un clima amigable para los negocios". Consideran
que bastaría con un cambio de actitud de los argentinos para que florezcan las
inversiones14. ¿Pero cuáles son las pruebas de esa hostilidad ? ¿Qué indicios de
esa invariable conducta se puede registrar en el cambiante marco político de los
últimos treinta años ? Lo que retrajo las inversiones no ha sido el temperamento
de los argentinos, sino el estallido de inéditas crisis económicas
(hiperinflación de 1989, depresión del 2001-02) que irrumpieron como
consecuencia del propio funcionamiento capitalista. Lo que ahuyentó a los
empresarios fue la caída de la tasa de ganancia que provocaron estas debacles.
A falta de una burguesía nacional lo que más prospera en el país son los mitos
sobre la forma de gestarla.
Los mensajes a favor de esa erección se han convertido en una ideología que
presenta múltiples formas de transmisión. A veces irrumpe el autoengaño que
minimiza las dificultades para recrear ese tipo de empresariado. En otros
momentos se habla de la burguesía nacional del futuro para encubrir el
desinterés por la soberanía que caracteriza a los grandes grupos económicos
actuales. También se realza un objetivo nebuloso para justificar medidas de
subvención estatal a favor de esos sectores.
Pero la principal finalidad ideológica del proyecto burgués es convertir un
propósito de los capitalistas en una meta del conjunto de la sociedad. Los
intereses de los sectores dominantes son transformados por esa vía en un
"sentido común" de toda la población. Con la difusión de esas creencias se
naturaliza el orden existente como el único posible y los trabajadores son
inducidos a adoptar un objetivo que no les pertenece. Este es el principal
problema que rodea a cualquier discusión sobre la burguesía nacional.
13Carlos "Chacho" Alvarez. "Algunos desafíos y dilemas del desarrollo". (Clarín,
22-5-05).
14 "No vienen los capitales que necesitamos (porque) la Argentina no confía, no
cree, en los capitales privados...Si nos convertimos en un país amistoso y
atractivo para los capitales, emprenderemos la marcha tantas veces demorada del
desarrollo económico". Mariano Grondona (La Nación, 24-10-04).
9 CAMBIAR LA AGENDA.
El proyecto burgués del gobierno no incluye promesas claras de retribución a
los trabajadores. Se presagia mayor autonomía económica y soberanía política,
pero no mejores condiciones de empleo y salario. Solo se supone que los futuros
capitalistas argentinos derramarán más beneficios que sus colegas actuales. Pero
nadie asegura esa benevolencia.
La constatación de este hecho debería alcanzar para postular el rechazo
contundente de cualquier proyecto de reconstrucción burgués, porque en este
campo existe una nítida contraposición de intereses entre los capitalistas y los
trabajadores. Para apuntalar la creación del nuevo segmento burgués habría que
favorecer su rentabilidad y postergar la recuperación del salario. Es evidente
que los recursos del estado utilizados para financiar la resurrección de ese
sector absorberían el dinero necesario para el gasto social, la salud o la
educación ("si el dinero se destina para ellos, no queda nada para nosotros").
Lo que dificulta la comprensión popular de esta realidad es el dominio político
que ejerce la clase dominante a través sus partidos, funcionarios, instituciones
y medios de comunicación. Esta hegemonía impone la agenda de temas que aborda el
movimiento popular y explica porqué se discute el porvenir del país en términos
de futuro burgués. Cómo se presupone la inexorabilidad del sistema actual, solo
queda espacio para discernir cuál de los modelos capitalistas resultaría más
conveniente. Los cuestionamientos previos son eliminados y nadie pregunta porqué
los trabajadores deberían esforzarse para solventar las ganancias de sus
actuales o próximos patrones.
Pero existe un rumbo alternativo que requiere concebir la necesidad de otra
sociedad, porque el capitalismo perpetúa la explotación en cualquiera de sus
variantes. En todas las modalidades de burguesía (local, nacional, regional o
global) el beneficio patronal siempre se nutre de la opresión de los
trabajadores. Por eso en lugar de discutir como se remodela un régimen de
sufrimientos conviene debatir cuales son los caminos hacia una sociedad de
igualdad, justicia y bienestar. Es más productivo reflexionar sobre el
socialismo que dilucidar si alguna vez reaparecerá la burguesía nacional.
30-6-05.
1Economista, profesor de la UBA, investigador del Conicet. Miembro del EDI
(Economistas de Izquierda). Su página Web es: