Argentina: La lucha continúa
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Cuando la culpa no la tienen los pibes
Prof. Juan Carlos Sánchez
Luego de un nuevo aniversario de la tragedia de Once y de la llegada de la
Marcha de los Niños del Pueblo a la Plaza de Mayo, se nos impone un espacio de
reflexión acerca de la actual situación de la niñez y de la adolescencia en
nuestro país.
Un Cromagnon que se llevó a niños y adolescentes, al igual que jóvenes, llenos
de sueños y de ilusiones a pesar de la exclusión social que sufrían; por lo
menos, una buena parte de ellos... Tampoco podemos olvidar a aquellos que hoy
sufren las secuelas derivadas de la exposición al monóxido de carbono y al
cianuro destilado por el poliuretano de la maldita media sombra, porque son los
sobrevivientes de una tragedia anunciada que, sin dudas, verán severamente
restringidas sus posibilidades futuras.
Por otro lado, una multitud de niños pobló la mítica Plaza, paradójicamente, en
un nuevo aniversario de la muerte del Gral. Perón: "los únicos privilegiados son
los niños"... Nos mostraron su bronca e indignación por nuestra indiferencia
como sociedad y la del mismo Estado, que sigue perpetuando prácticas muy
alejadas de la Convención Americana de los Derechos del Niño, al igual que las
imágenes de las víctimas de Cromagnon durante la marcha realizada el día
anterior por sus familiares...
Ambos hechos nos llenan de dolor, de bronca, de impotencia... Es la exposición
de la República Cromagnon en todos los sentidos que demuestra, una vez más, la
indiferencia social y estatal hacia una situación que excede los límites
tolerables de cualquier conciencia que se precie humana y que nos debería llevar
a una renovada exigencia para que se asuman las responsabilidades por parte de
quienes corresponden.
Sin embargo, la actualidad nos sigue hablando de gatillo fácil, de la muerte de
100 niños y niñas por día, de violencia familiar y abuso sexual de menores, de
seguir mirando para otro lado mientras todo esto ocurre sin solución de
continuidad...
Mientras tanto, muchos dirigentes siguen culpando a los pibes por su situación,
por haber ido a un recital en un local que debía estar clausurado, porque siguen
exigiendo que se respeten sus derechos violados en forma sistemática por el
Estado, ya sea por la condena a la pobreza perpetua manteniendo el modelo
económico neoliberal o por la deficiente infraestructura de las escuelas. Sin
embargo, ellos no tienen la culpa de la voluntad política que lleva al genocidio
de los colectivos más desfavorecidos de la Argentina, pero la ciudadanía también
tiene su cuota de responsabilidad cuando no busca las alternativas necesarias
para preservar esa reserva de recursos humanos como la niñez y la adolescencia.
Las secuelas de Cromagnon y del hambre nos dejarán una parte de estas
generaciones más cerca de una discapacidad que de la renovación necesaria de
brazos para el estudio y el trabajo. Son generaciones futuras que han sido
condenadas a lo aciago, a lo oscuro de un futuro gracias a la ausencia de
políticas preventivas en lo sanitario y en lo social.
¿ Cuál es el futuro de la Argentina con una niñez y adolescencia en permanente
riesgo de vida ? ¿ Cuál es la salida que puede ayudar a la recuperación de los
sueños e ilusiones de niños, niñas y jóvenes pauperizados material e
intelectualmente ?. Dos preguntas que debemos respondernos y que debe responder
la clase política en las actuales circunstancias porque nuestro país necesita de
esos brazos para ese famoso y trillado "capitalismo en serio", para la
construcción de un Estado de los Derechos Humanos... Pero me olvidaba... según
el actual modelo, deben vivir 3.000.000 de argentinos, en lugar de los
37.000.000 más o menos que habitamos estas tierras, para beneficio exclusivo de
los Macri, de los López Murphy, de las Carrió versión derechista y por supuesto,
a no olvidarse, de quienes siguen pregonando el viejo lema justicialista en
pleno gobierno injusticialista, que se ocupa de reprimir en lugar de atender las
legítimas demandas sociales, que se ocupa de la dema gogia barata para seguir
viviendo de la ciudadanía.
Los pibes no tienen culpa ni responsabilidad. Ellos llegaron a este mundo por
nuestra voluntad, porque hemos elegido que lleguen pero nuestra responsabilidad
como ciudadanos es superar la inercia impuesta por una dirigencia que piensa más
en su beneficio personal que en el de todos nosotros...
La ciudadanía tiene su parte de irresponsabilidad, al elegir el camino del
atajo, de la joda, la coima y el acomodo que impone esta puta cultura pero es
hora de enmendarlo, de exigir el cumplimiento de los deberes a los funcionarios
que, por acción u omisión, siguen vulnerando los Derechos Humanos y esa
oportunidad está en las próximas elecciones; por lo menos, hasta no construir
una alternativa diferente a la forma representativa actual.
Si en realidad queremos despojarnos de la hipocresía y, a la vez, desnudar la de
nuestra clase política, comencemos por casa y ejerzamos nuestros derechos
políticos en forma efectiva. Tal vez, si esto ocurre, algo podamos modificar de
esta triste realidad de oscuras fotografías y de reclamos al viento de nuestros
hijos y de nuestros nietos, como también darles el ejemplo para que aprendan a
defenderse de la maldad enquistada en el poder y a saber que la dignidad no se
pide ni se ruega, tan sólo, se pelea por ella...
Prof. Juan Carlos Sánchez
Cs. Jurídicas, Políticas y Sociales
(I. S. P. "Dr. Joaquín V. González")