Argentina: La lucha continúa
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EL CAMARISTA HORACIO CATTANI Y LA LABOR JUDICIAL PARA LA
BUSQUEDA DE LA VERDAD
El camino judicial de la identificación de las tres fundadoras de Madres de Plaza de Mayo. Este fue el primer caso relacionado con "los vuelos de la muerte", pero la Cámara Federal porteña rearmó cerca de 50 historias, aunque no siempre con la recuperación de los cuerpos.
Victoria Ginzberg
Pagina12
Hace diez años, el marino Adolfo Scilingo sorprendió con su confesión sobre su
participación en los vuelos de la muerte. La identificación de las tres Madres
de Plaza de Mayo desaparecidas –Azucena Villaflor, Esther Ballestrino y María
Ponce– permitió corroborar científicamente que los militares arrojaban a sus
víctimas desde aviones de la Fuerza Aérea, hecho que además, muchos años antes,
habían revelado los sobrevivientes de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA).
Entre Scilingo y la recuperación de los cuerpos de las Madres –anunciada el
viernes 8– la Cámara Federal porteña realizó junto al Equipo Argentino de
Antropología Forense (EAAF) investigaciones relacionadas con el derecho a la
verdad, específicamente con la búsqueda de los restos de los desaparecidos. Esto
implicó un trabajo de reconstrucción de la historia de cada víctima, desde su
militancia, hasta su secuestro y lugar de detención. Por ahora, se logró rearmar
cerca de 50 casos, aunque no todos implicaron la recuperación de los cadáveres.
Las Madres fueron las primeras relacionadas con los "vuelos". Horacio Cattani,
el juez que llevó adelante la instrucción de estas causas, relata cómo se
realizó esta tarea.
–¿Cómo se llegó a la identificación de las tres madres fundadoras de Madres de
Plaza de Mayo y cuál es su valor jurídico?
–A partir de la movilización de diversas ONG con posterioridad a la confesión de
Adolfo Scilingo varias Cámaras Federales intentaron diversos caminos para la
búsqueda de la verdad y satisfacer el "derecho al duelo". Se trataba de realizar
investigaciones tendientes a determinar el paradero de los desaparecidos aunque
no se pudieran imputar penalmente las desapariciones a persona alguna en razón
del dictado de las leyes de impunidad y los indultos. La Cámara Federal de la
Capital Federal adoptó una política que comprendió dos estrategias bien
marcadas: avanzar hacia la nulidad de las leyes de punto final y obediencia
debida y dirigir la búsqueda de la verdad hacia la identificación de la gran
cantidad de víctimas de NN que poblaban los expedientes paralizados. La primera
se alcanzó con el reciente fallo de la Corte Suprema de Justicia en la causa "Poblete"
y la segunda persiste sin prisa y sin pausa habiéndose logrado un salto
cualitativo con la identificación de las madres fundadoras.
–Pero no todas las Cámaras adoptaron la misma estrategia.
–No. Por ejemplo las de La Plata y Bahía Blanca en audiencias orales recogieron
testimonio de los familiares de las víctimas ya conocidas para completar las
indagaciones sobre el modus operandi del exterminio, que ya se habían obtenido
en el Juicio a las Juntas y en la causa Camps.
–El general Martín Balza y otros militares sostuvieron que no había registros de
las víctimas en dependencias de Ejército. ¿Con qué elementos comenzó la Cámara
la búsqueda?
–El pleno de la Cámara me designó como juez instructor y solicitamos el concurso
del Equipo Argentino de Antropología Forense, no solamente por su idoneidad
técnica sino también por el profundo conocimiento de cómo se había desarrollado
el terrorismo de Estado. Contamos con la colaboración de un grupo de
funcionarios y empleados del tribunal que había participado en el reordenamiento
de las causas de derechos humanos. Toda investigación que pretenda reconstruir
el pasado debe partir de ciertas hipótesis que luego deberán ser verificadas. La
primera fue discutir la afirmación del general Balza. Nos constaba que se habían
destruido registros específicos sobre la represión ilegal pero los genocidios
han demostrado que la burocracia siempre deja huellas, y que junto con los
registros que podríamos llamar "blancos" (defunciones, inhumaciones, de
identidad etc.) debería haber información intercalada sobre los desaparecidos.
Así que nos decidimos a buscarla pero con ciertos cuidados: no se podía subir el
perfil para evitar provocar la destrucción de la documentación.
–¿Qué medidas se adoptaron?
–Fueron múltiples. En primer lugar se dispuso la preservación de toda la
documentación administrativa existente en los tres poderes del Estado relativa
al período 1976-1983. Se libraron oficios a las autoridades policiales y
militares, registros de las personas, registros civiles, registros de
reincidencia, cementerios de la ciudad de Buenos Aires y del conurbano, la
Morgue Judicial y expedientes judiciales. Desde el punto de vista de la técnica
pericial se pusieron a punto dos métodos: obtener huellas digitales, mejorarlas
mediante técnicas de scaneo y otros procedimientos informáticos y posteriormente
cotejarlas con indubitables existentes en los registros de las personas. Por
otro lado, existiendo restos humanos, la posibilidad de exhumación, estudios
antropológicos e identificación a través de pruebas de ADN. Este procedimiento
requería una investigación adicional ya que para saber con quién cruzar esa
información debía construirse una hipótesis previa sobre la identidad de los
restos.
–¿Cómo se obtuvieron los primeros resultados?
–Fueron la consecuencia del hallazgo de numerosas fichas y algún microfilm en
dependencias policiales, en el ámbito del Ejército Argentino y en archivos
judiciales. La impunidad del terrorismo de Estado fue tan grande que información
fundamental fue hallada intercalada en documentos de la época. Por ejemplo, fue
muy común encontrar juegos completos de huellas digitales pese a lo cual las
víctimas se enterraban como NN.
En muchos casos se logró la identificación dactiloscópica, pero no fue posible
el hallazgo de los restos por haberse trasladado a fosas comunes de los
cementerios. En estos casos se practica la rectificación de la partida y se
otorga una identidad al NN a través de la inscripción de su nombre en el
Registro Civil. En otros casos, como fue el de las madres, se puede recuperar el
cadáver y hacer entrega a sus familiares para su inhumación definitiva y con su
identidad.
–¿Cuál fue la reacción de las familias ante estos hallazgos?
–La primera reacción es de desconfianza e incredulidad. Después, cuando les
explicamos el procedimiento indagan el nivel de certeza y sufren una gran
conmoción. Para ellos la historia comenzó en los ’70 con una desaparición y los
años avanzaron con un gran peregrinar buscando información, siempre
insatisfecha. De repente los contactamos a través del Equipo Argentino de
Antropología y les damos la certeza que necesitan. Puede ser que después del
secuestro lo llevaron a un centro clandestino y después de la tortura y la
muerte a una tumba colectiva o también pudo haber sucedido que después del
secuestro dieran vuelta la esquina, lo mataran fingiendo un enfrentamiento y lo
sepultaran como NN. En ambos casos la búsqueda llegó a su fin.
–¿Cómo se llegó al hallazgo de los restos de las Madres de Plaza de Mayo?
–Conociendo que en los años ’70 se habían descubierto cadáveres aparecidos en el
litoral marítimo en jurisdicción de los Tribunales de Dolores, en marzo de 1999
se solicitó la búsqueda y remisión a la Cámara de todas las actuaciones
judiciales labradas. En el año 1984 el intendente del partido de General Lavalle
había denunciado inhumaciones clandestinas y logrado sendas investigaciones
judiciales. Aunque las causas se terminaron sobreseyendo, se realizaron
inhumaciones y peritajes. A uno de los cadáveres se sexo femenino se le habían
amputado las manos para su remisión al laboratorio necropapiloscópico de la
policía de la provincia de Buenos Aires y posteriormente se determinó que
correspondía a Angela Aguad. Angela fue una de las doce personas que entre los
días 8 y 10 de diciembre de 1977 fueron secuestradas en la iglesia de la Santa
Cruz y en distintos lugares de la Capital Federal y la provincia de Buenos
Aires. A partir de allí, se siguió trabajando sobre la hipótesis de que el resto
de los cadáveres hallados en la costa atlántica y en fechas cercanas al mes de
diciembre de 1977 podrían pertenecer a ese grupo llamado de la iglesia de la
Santa Cruz. Con todo rigor científico se procedió a una exhumación de los
restos, a su estudio antropológico, a la extracción de ADN mitocondrial, a la
extracción de muestras a los familiares, a su remisiónal Laboratorio de
Inmunogenética y Diagnóstico Molecular (Lidmo) de la Universidad de Córdoba, que
certificó la identificación de las madres, lo que posibilitó al tribunal
entregar los restos para su definitiva inhumación.
–¿Se sigue intentando la identificación de los demás restos?
–Sí. Efectivamente se sigue trabajando sobre la misma hipótesis y sobre otras
que se han ido incorporando.
–¿Por qué estas identificaciones han supuesto un salto cualitativo en las
investigaciones?
–Se sabe que las madres fueron entregadas por Astiz, se sabe que estuvieron en
la ESMA donde fueron torturadas, se dio por probado en la causa ESMA que habrían
sido "trasladadas" (eufemismo utilizado como sinónimo de aniquilamiento) en un
vuelo de la muerte. Pues bien, ahora se cierra el círculo encontrando los restos
y confirmándose por el examen forense que presentan lesiones compatibles con
haber sido arrojados desde un avión. Es por eso que la Cámara dispuso que copia
de lo actuado se remita a la causa ESMA que muy pronto pasará a Tribunal Oral.
–La Cámara fue una precursora en impulsar la anulación de las leyes de punto
final y obediencia debida. Después del fallo de la Corte ¿cuáles son las tareas
pendientes en este plano?
–Desde el punto de vista jurídico creo que no hay. La Cámara desplegó los
instrumentos para posibilitar las investigaciones cuando mandó las causas a
primera instancia. Lo que hay que hacer es preparar las investigaciones para los
juicios orales, avanzar en el terreno procesal. Ya las grandes defensas del
derecho como las leyes de impunidad o los indultos prácticamente no están e
incluso los indultos alcanzan a muchos menos.
–De acuerdo con los argumentos del fallo del caso Poblete, ¿la Corte debería
anular los indultos?
–Es un tema diferente. No es previsible lo que pueda hacer porque el indulto
tiene otra naturaleza jurídica. La incertidumbre con el fallo de la Corte es qué
harán las Cámaras del interior, porque a partir de ahora tienen que poner en
marcha un sistema de enjuiciamiento. Para nosotros es un espaldarazo que da la
Corte a lo que ya se venía haciendo, pero hay muchas jurisdicciones en las que
tienen que empezar.
–También se debería unificar el procedimiento de estos juicios porque hay
distintos criterios según las jurisdicciones.
–Lo ideal sería que se hiciera con una ley ad hoc para estos casos. Si no, la
Corte o la Cámara de Casación podrían hacerlo.
Un documental histórico
"Huella digital de un cuerpo hallado en la playa, se busca identidad." Con esta leyenda terminaba el documental de Pablo Torello que se estrenó en diciembre de 2003 por Canal 7 y que rastreaba, a través del relato de los habitantes de la costa, la aparición de cadáveres en las playas bonaerenses durante la última dictadura militar. La imagen final era la de aquel documento que posibilitó luego llegar a los cuerpos de las Madres de Plaza de Mayo que habían sido enterrados en el cementerio de General Lavalle. El trabajo de investigación realizado para esa película fue una parte importante del camino que permitió recuperar los restos de las tres fundadoras de Madres y otros cuerpos que aún no fueron identificados. Los documentalistas, alumnos y docentes de la Facultad de Periodismo de La Plata, encontraron aquella huella y libros del cementerio que certificaban la existencia de las tumbas NN. Mañana a las 22 por Canal 76 se estrenará Historias de Aparecidos, la película completa, que contiene imágenes inéditas del trabajo de exhumación realizado por el Equipo Argentino de Antropología Forense. El documental narra también la historia de Cecilia Viñas, la última desaparecida de la que su familia tuvo noticias. Viñas –que dio a luz en la ESMA al niño apropiado por el marino Jorge Vildoza, caso por el que fue preso Emilio Eduardo Massera– permaneció con vida hasta, por lo menos, abril de 1984. Desde su cautiverio, la mujer se comunicó telefónicamente con su familia. Torello y su equipo ponen al aire las desgarradoras grabaciones de los llamados de Cecilia a su mamá, en los que la joven pide que no dejen de buscar a su hijo. La película pone de relieve el rol del entonces ministro del Interior Antonio Troccoli, quien planteó a los organismos de derechos humanos que lo único que podía ofrecer era derivar el caso a un selecto grupo de oficiales de la Policía Federal que lo investigaría "de la forma más reservada posible". A partir de ese momento no se volvieron a tener noticias de Cecilia.