Argentina: La lucha continúa
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Corso prohibido
Los Pegotes de Florida quedaron en la calle
El corso anunciado para los días 26 y 27 de febrero pasados en Florida, fue suspendido por los organizadores en prevención de las consecuencias que podría traer para los chicos(en su mayoría) de la murga "Los Pegotes de Florida", y para los vecinos que los acompañan, luego de los dichos del responsable de la comisaría 2da. de Vicente López, Luis Benítez.
Este comisario le comunicó a los "Pegotes", que de realizar el evento "tenía a su disposición 200 efectivos para impedirlo", lo que implicaba presos y causas, que nadie estuvo dispuesto a afrontar gratuitamente. También les dijo que era "una cuestión de Estado", y que si conseguían un permiso municipal, el no tendría motivo para intervenir.
El municipio, por su parte, no autorizó la realización del corso, y cuando varios de los organizadores concurrieron a la sede municipal, siendo recibidos por el secretario de gobierno, Ogno, obtuvieron sólo "muy mala onda", según cuentan algunos de los chicos.
Ya en días anteriores, cuando la murga caminaba las calles del barrio, fueron interceptados por varios policías, y se les intentó secuestrar los instrumentos, sin embargo fueron resistidos y apoyados por vecinos, que no entendían el motivo de semejante proceder, y se preguntaban "por qué no están ocupados en cosas realmente importantes".
Llegado el día programado para el corso, vecinos y "Pegotes" se concentraron en la Plaza García Lorca (Caseros y A. del Valle), para realizar una protesta y comunicar al resto de los vecinos el motivo del censurado festival. Fue así que comenzaron a recorrer el barrio, con cánticos, silbatos, carteles, disfraces, y a difundir su enojo y su reclamo.
En las puertas de las casas, muchas vecinas y vecinos se solidarizaban con los murgueros y les decían frases como "sigan adelante, háganlo igual, estamos con ustedes".
Durante el tiempo que duró el recorrido, fueron escoltados por un patrullero, y en las esquinas de la Plaza, había camionetas y varios policías, como también en la esquina de Maipú y Del Valle. Algunos de los chicos que venían del oeste del partido, vieron en las inmediaciones de la comisaría 2da a algunas camionetas preparadas para transportar a "los peligrosos delincuentes" si hiciera falta. Los vecinos que se acercaron al lugar previsto para el corso, al enterarse de semejante despliegue policial, cuestionaban si los delincuentes no tenían en ese momento una "zona liberada" para sus quehaceres.
Luego del recorrido, del que participaron unas ciento cincuenta personas, se volvió al punto de partida, y después de agradecer a los concurrentes, que vinieron de los más diversos lugares, y de comprometerse a continuar trabajando para recuperar la Plaza como lugar de reunión y ensayo de la murga, y para realizar festivales murgueros que rescaten "la alegría casi perdida", se fueron desconcentrando, tranquilamente.
Hubo reflexiones de algunos vecinos, afirmando que "el poder municipal no tenía que decidir sobre la vida de ellos y censurar los actos que siempre le fueron propios", como la realización de los corsos y la utilización de los espacios públicos, y también se pronunciaron por acompañar el pedido de los murgueros, y apoyarlos en sus próximas acciones.