Nuestro Planeta
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Alternativa a alimentos transgénicos
Auge de la agricultura sustentable
Carmelo Ruiz Marrero
Masiosare
Por mera arrogancia, la lógica cartesiana impide que el conocimiento
milenario de diversos pueblos del mundo se incorpore al corpus de la ciencia.
Desconoce que las culturas indígenas y rurales, a quienes califica de
supersticiosas e ignorantes, han practicado durante miles de años la
agricultura sustentable, la nueva tendencia a la que Occidente vuelve la vista
en busca de alternativas a los alimentos transgénicos
La creciente preocupación
por el impacto negativo de la agricultura convencional sobre el medio ambiente
y la salud del consumidor, y el contundente rechazo de la sociedad a los alimentos
transgénicos, están llevando a más y más agricultores
y consumidores hacia la agricultura orgánica (o sustentable) por ser
ésta más saludable y benigna para los seres humanos y el medio
ambiente.
En Estados Unidos, por ejemplo, el mercado de productos agrícolas orgánicos
crece 20% cada año. Esta agricultura evita el uso de químicos
sintéticos o por lo menos mantiene su uso en un mínimo. Esta tendencia
está llevando a individuos y organizaciones visionarias de las sociedades
industrializadas a combinar agricultura y ecología, y a buscar ideas
e inspiración de otras culturas.
El paradigma científico occidental desprecia los conocimientos tradicionales
de las culturas no occidentales y los clasifica como superstición e ignorancia,
o como simples mañas irracionales de pueblos atrasados que no han cumplido
con su deber de modernizarse.
Pero resulta que los pueblos indígenas y rurales, supuestamente retrógrados
e ignorantes, han practicado la agricultura sustentable por miles de años
y tienen conocimientos avanzados en un sinnúmero de áreas relacionadas
con la salud humana y la protección del ambiente.
En los albores de este milenio se hace más y más claro que el
paradigma científico occidental no era la última palabra en lo
que se refiere al desarrollo humano. El eurocentrismo da paso a una valoración
de otras culturas, pueblos y civilizaciones que supuestamente eran "primitivos".
Veamos unos ejemplos:
• Los agricultores tradicionales de Los Andes [Sudamérica] han
desarrollado unas 3 mil variedades de papa. Hay huertos en la región
andina que tienen hasta 50 variedades, algunas resistentes al frío, a
las sequías, otras adaptadas a distintas alturas o suelos, con distintas
características nutricionales, medicinales o rituales.
• Los indígenas de la jungla amazónica cultivan 100 variedades
de mandioca.
• En Papua Nueva Guinea se cultivan 5 mil variedades de batata [tubérculo].
• Los indígenas del Amazonas utilizan 2 mil plantas medicinales;
la medicina tradicional china usa 5 mil.
• El Instituto Internacional para la Investigación del Arroz busca
la manera de intercalar cinco plantas de valor económico en una misma
tala. Pero los hanunoo, de la isla de Mindoro en las Filipinas, usan 430 plantas
distintas en su agricultura y a menudo intercalan hasta 40 distintas en una
misma siembra. "Este sistema de cosecha 'multiniveles' está tan sintonizado
con factores ecológicos que hay quienes consideran estos sistemas agrícolas
complejos como una de las maravillas modernas del mundo", según Nicanor
Perlas, presidente del Centro de Iniciativas de Desarrollo Alternativo en las
Filipinas. "Pueden lograr a un costo mínimo rendimientos que están
muy adelantados al cultivo intensivo de arroz (revolución verde)".
• Los agricultores de Sierra Leona pueden distinguir entre 70 tipos de
arroz. Los clasifican de acuerdo con numerosos criterios: susceptibilidad a
ataques de pájaros e insectos, sabor, facilidad para cocinar, adaptabilidad
a diferentes tipos de suelo y niveles de humedad, entre otros. Cuando cosechan,
guardan muestras del material interesante para experimentos futuros. Se deshacen
de granos inferiores para mantener sus variedades de arroz puras; mantienen
talas experimentales; recopilan datos; miden las tasas de germinación,
y tratan de acomodar su arroz a nichos ecológicos locales. En otras palabras,
hacen lo mismo que los agrónomos de los países industrializados
con el mismo rigor y sofisticación.
Los conocimientos antiguos conservan su vigencia, pese a milenios de cambios
sociales y adelantos tecnológicos. Buena muestra de esto son los vedas,
una colección de himnos, mantras y oraciones de la tradición hindú.
Estos escritos ofrecen cátedras avanzadas en temas tan variados como
astrología, medicina, derecho, economía, gobierno y agricultura.
En torno a la agricultura, el Vrkshayurveda (dedicado a las plantas), el Krshisastra
(la ciencia de la agricultura) y el Mrgayurveda (ciencia animal) ofrecen tratados
detallados sobre aspectos como el manejo del ganado; colección, almacenamiento
y germinación de semillas; sobre cómo probar y preparar terrenos;
cultivar plantas; controlar plagas; irrigación; meteorología,
y el rol de elementos como el agua y los minerales.
El Vrkshayurveda,
por ejemplo, contiene textos con instrucciones detalladas para combatir plagas
y enfermedades en los cultivos mediante un enfoque holístico para el
tratamiento del suelo, las semillas y las plantas, con el fin no solamente de
combatir a los organismos dañinos, sino para mejorar la salud de las
plantas, aumentar su resistencia y enriquecer el suelo con nutrientes.
Es necesario conocer y preservar esta sabiduría antigua si es que vamos
a movernos hacia una agricultura realmente sustentable, en la que no se haga
daño al ser humano ni al ambiente.
***
Las agriculturas tradicionales no son meras técnicas. No se trata de
replicar simplemente unos procedimientos.
Para realmente entender cómo estos pueblos alcanzaron tales logros hay
que aprender sus métodos de investigación y su lectura del mundo.
Puesto en una sola palabra, su cosmovisión. Sólo así se
convierte un conjunto de datos en sabiduría viviente y en proceso de
evolución.
En años recientes un grupo multinacional de investigadores de varios
países, incluyendo Bolivia, Perú, Ghana, Tanzania, Zimbabwe, Holanda,
India, Indonesia, Nepal y Sri Lanka, crearon la organización Compas (Comparing
and Supporting Endogenous Development) para sistematizar su conocimiento sobre
la agricultura tradicional e indígena, y darle apoyo mediante experimentos
de campo y diálogo intercultural. Los integrantes de Compas identificaron
grandes barreras de tipo cultural, que dificultaban su labor.
Los conocimientos que buscaban eran mucho más que información
técnica; reconocieron que hacía falta aceptar la validez de las
creencias espirituales, convencionalismos sociales y culturales, es decir, la
cosmovisión de los indígenas, para entablar un genuino y respetuoso
diálogo entre culturas. En el curso de su trabajo, concluyeron que la
agricultura es mucho más que la mera aplicación de conocimientos
y tecnología para la producción de alimentos.
Es también cultura, arte, poesía, baile, interpretación
de sueños, observación de astros, promoción de la salud
mental y física, y un contacto con el mundo espiritual.
Los miembros de Compas concluyeron que las cosmovisiones de los pueblos que
estudiaban sólo se podían entender desde adentro, mediante el
envolvimiento y participación en su cultura y rituales. Esto choca con
la metodología investigativa occidental, que se remonta a René
Descartes, en la cual el conocimiento se obtiene mediante la observación
apartada, desinteresada y objetiva.
La lógica cartesiana, que visualiza el universo no como un ente viviente
sino como una máquina, postula una separación total y absoluta
entre observador y observado, entre alma y cuerpo, entre mente y materia. La
observación se limita a lo que se puede cuantificar. Todo lo demás,
sabores, olores, colores, emociones, valores éticos, el alma humana o
el reconocimiento de la existencia de un mundo más allá del físico,
quedan relegados a la categoría de proyecciones subjetivas de la mente
humana, indignas de ser estudiadas.
"Afuera van la vista, sonido, sabor, tacto y olor, y con ellos se han ido desde
entonces la estética y la sensibilidad ética, valores, cualidad,
forma; todos los sentimientos, motivos, intenciones, alma, conciencia, espíritu",
dijo el psiquiatra R. D. Laing sobre este nuevo paradigma. "La experiencia como
tal es desterrada del reino del discurso científico."
Con el afianzamiento de la racionalidad científica occidental se impuso
en el siglo XIX la idea de que a la naturaleza había que someterla, modificarla
a imagen y semejanza de un "imaginario obsesionado con las jerarquías,
la fragmentación y el materialismo", afirma Nelson Alvarez Febles, sociólogo
puertorriqueño. "Esta manera de entender la agricultura facilitó
la hegemonía de una producción agroindustrial basada en el uso
abusivo y masivo de los abonos sintéticos, agrotóxicos, monocultivos,
semillas híbridas de estrecha base genética, y la dependencia
en la mecanización y el uso masivo del riego."
Esta visión mecanicista se aplicó a la física y de ahí
se extendió a otros campos, no solamente a la agricultura sino también
a la química, biología, psicología, economía y hasta
a las ciencias políticas. El físico austríaco Fritjof Capra
plantea que de la aplicación indiscriminada de este paradigma a todos
los aspectos de la existencia humana es que surgen los problemas globales extremos
y sin precedente que aquejan a la humanidad actualmente, en particular la crisis
ambiental: la creencia en la certeza del conocimiento científico yace
en la base misma de la filosofía cartesiana y de la visión del
mundo derivada de ésta, y fue ahí donde Descartes se equivocó.
La física del siglo XX nos ha enseñado de manera contundente que
no hay verdad absoluta en la ciencia, que todos nuestros conceptos y teorías
son limitados y aproximados. La creencia cartesiana en la verdad científica
todavía es omnipresente hoy y se refleja en el cientificismo que se ha
hecho típico en la cultura occidental.
Mucha gente en nuestra sociedad, científicos al igual que no científicos,
está convencida de que el método científico es el único
método válido para entender el universo. El método de pensamiento
de Descartes y su visión de la naturaleza han influido a todas las ramas
de la ciencia moderna, que todavía pueden ser muy útiles hoy.
Pero serán útiles solamente si reconocen sus limitaciones. La
aceptación de la visión cartesiana como verdad absoluta y el método
de Descartes como el único válido para hacerse de conocimiento
han desempeñado un rol importante para causar el desbalance cultural
de hoy.
A fines del siglo XX Capra y otros pensadores tomaron nota de la aparición
de un nuevo paradigma, caracterizado por una visión holística
e integradora, que está abierto a las aportaciones de culturas no occidentales
y al reconocimiento de fenómenos más allá del mundo físico.
Este paradigma está retando a las percepciones materialistas y mecanicistas
en campos tan variados como la psicología, medicina, economía,
física y política.
Nicanor Perlas describe este nuevo desarrollo como una segunda revolución
científica: "Esta segunda revolución científica rescata
cualidades que la primera revolución estigmatizó metodológicamente
como subjetivas e irreales. Ahora es científicamente respetable el considerar
la vida, la conciencia y el espíritu como agentes causativos en sí
mismos y diferentes de los procesos materiales", dice.
"La segunda revolución científica... reconoce la mente y el espíritu
como factores operativos en el universo... por lo tanto provee la dimensión
vertical necesaria para una integración más profunda, comprensiva
y verdadera de la ciencia, previamente fragmentada y reducida por un marco mental
dogmático y materialista."
La creación de una sociedad ecológica, fundamentada sobre una
agricultura sustentable, requerirá de cambios revolucionarios en nuestras
percepciones, los cuales no encontrarán cabida dentro del paradigma cartesiano.
fuentes
• Nelson Alvarez Febles, "La diversidad biológica y cultural,
raíz de la vida rural". Biodiversidad, enero de 2001.
• A. V. Balasubarmanian y K. M. Shyam Sundar, "Ayurveda: Cosmovision
and traditional agriculture". Haverkort, Hiemstra et al. Tomado de Food for
Thought: Ancient Visions and New Experiments of Rural People. Zed Books, 1999.
Bertus Haverkort y Wim Hiemstra, editores.
• Fritjof Capra. The Turning Point: Science, Society and the Rising Culture.
Bantam Books, 1982.
Prabha Mahale y Hay Sorée, "Cosmovisions in health and agriculture in
India". Tomado de Food for Thought.
• Nicanor Perlas, "The seven dimensions of sustainable agriculture".
Tomado de Biopolitics: A Feminist and Ecological Reader on Biotechnology. Vandana
Shiva e Ingunn Moser, editoras. Zed Books, 1995.