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Desafío al Determinismo
por Mae Van Ho Mae van Ho
En contra del fundamentalismo genético la ciencia busca teorías que no
cierren los ojos ante la relación entre el genoma, la historia y la cultura.
Es impresionante como los fundamentalismos religioso y científico se parecen. El
fallecido Francis Crick ganó el premio Nobel juntamente con James Watson y
Maurice Wilkins por trabajar en la estructura del ADN.
Reconocido como el nuevo Potentado de la biología, publicó el denominado Dogma
Central, que decreta que la información genética fluye linealmente del ADN hacia
el ARN y desde éste hacia las proteínas, y nunca en dirección opuesta. Esa fue
también otra manera de decir que los organismos vivos están determinados sólo
por su formación genética, negando que el Medio Ambiente tenga la más mínima
influencia en la estructura y función de los genes.
El Dogma Central sirve como un guante (luva?) a la teoría neodarwiniana de la
Evolución por Selección natural, que afirma que el material genético se
transforma (muta) aleatoriamente y que los dueños de los mejores genes dejan
mayor número de hijos de la misma manera como son eliminados del mapa los
individuos con los peores genes. La teoría neodarwiniana es amada por los dueños
del statu-quo porque ella da a los ricos y poderosos una cierta mística, como si
fuesen los vencedores en al carrera en la lucha por la supervivencia de los
mejor adaptados, como si poseyesen buenos genes (o buenas crías), en tanto los
pobres y desposeídos sólo pueden culpar (por su situación) a sus malos genes .
La caída del Dogma.
Desde mediados de la década de 1970, sino desde antes, los genetistas
moleculares que realizan investigaciones sobre material genético, vienen
recogiendo evidencias que contradicen más y más el Dogma Central. Hay una
cantidad inmensa de influencias cruzadas entre los genes y el ambiente en la
vida de un organismo, influencias que no sólo alteran las funciones de los
genes, sino que también estructuran los genes y al Genoma. En el inicio de los
años '80, emergió una nueva Genética; la del Fluir del Genoma (o de la Fluidez
del Genoma). Sin embargo más allá de algunos herejes como Barry Commoner y yo,
ninguno osó decir una palabra contra el Dogma Central o contra la teoría Neo-Darwiniana
de la evolución. Las cosas parecen haber cambiado en los últimos dos años,
gracias al buen sentido y al buen gerenciamiento del consorcio público para el
Secuenciamiento Genético (Proyecto Genoma), que insistió en que los genes
secuenciados deberían ser depositados en una única base de datos y que esta
debería estar disponible libremente para todos los investigadores.
Los Bancos libres trajeron las evidencias. Esa base de datos no es muy útil para
los negocios o para el descubrimiento de drogas, cosa que quedó clara con la
caída una tras otra de las empresas de bioinformática que intentaron recoger y
vender ese tipo de información. Pero, depositados en una base de datos y de
acceso libre, esas informaciones se tornaron buenas para las investigaciones que
exploran la pobreza de la ideología del determinismo genético, la misma
ideología que llevó a la construcción del Banco de Datos. Las evidencias
contrarias al Dogma Central se apilan de tal manera, que los rumores de desafío
al Dogma y de que una nueva teoría es necesaria para ser colocada en lugar del
Dogma Central, pueden ser oídos hasta en las revistas científicas tradicionales.
Sin embargo a pesar de eso, el Dr. Ewan Birney -que inauguró los estudios
Francis Crick para la Real Sociedad Británica en diciembre de 2003- realizó un
homenaje al Dogma Central con flechas apuntando de manera unidireccional del ADN
hacia el ARN y de este hacia las proteínas dejando de lado las muchas flechas
que apuntan en sentido contrario.
¿Cuáles son las últimas sorpresas deparadas por el fluyente y flexible genoma?
Un campo es el relativo a la importancia y expresión de la Epigenética, o
sea, de las marcas químicas del ADN y de las proteínas ligadas al ADN presentes
en los cromosomas y que determinan los patrones de expresión de los genes o de
cuales serán en definitiva los tramos leídos del texto genético. Esta afirmación
está determinada de manera ostensible por la experiencia.
En la edición pasada de nuestra revista, Science in Society (