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Malograr la infancia palestina
Paloma Valverde
"Un 80% de las madres y padres palestinos da cuenta del cambio en la conducta
de sus hijos, lo que los especialistas atribuyen al aumento de la tensión
psicológica entre la población infantil palestina afectada por la violencia en
la que viven de forma cotidiana, que viene a perjudicar su estabilidad
emocional, su rendimiento escolar, su comportamiento, sus relaciones familiares
y sociales, sus estándares éticos, y su visión de la vida que está completamente
distorsionada"
El pasado día cinco de abril se conmemoraba el Día Internacional del Niño,
una jornadaa que sigue sin tener sentido alguno para los niños palestinos tras
haber transcurrido 14 años, desde que en 1989 la comunidad internacional
celebrase la Convención de los Derechos del Niño. Sin embargo, en la Palestina
ocupada casi 550 niños y niñas han muerto a manos del ejército israelí desde el
comienzo de la segunda Intifada, en septiembre de 2000. Sólo en 2003, fueron
asesinados 130 niñas y niños palestinos -21 ya en el primer trimestre de 2004- y
la mayor parte de ellos como consecuencia directa de los disparos recibidos
(normalmente en la cabeza o en la espalda), tras ser alcanzados por metralla de
obuses disparados contra sus casas por el ejército de ocupación, o bien por
falta de atención médica; otros menores han podido conservar la vida pero a
costa de las heridas que sufrirán durante el resto de sus vidas físicas o
psicológicas resultado de haber sido testigos directos del asesinato o la
tortura de sus padres, de la destrucción de sus casas, de ver cómo sus hermanos
eran convertidos en escudos humanos por el ejército israelí en el asalto a casas
de la vecindad o sus hermanas violadas por las tropas del ejército de ocupación.
Secuelas de la represión
9.000 es el número de niños y niñas heridos o mutilados por el ejercito de
ocupación israelí desde el comienzo de la segunda Intifada (septiembre de 2000)
que UNICEF ha podido documentar [1], aunque quizás el número real sea aún
más elevado; de ellos varios centenares viven ahora con discapacidades
permanentes. Lo que sí se sabe a ciencia cierta [2] es que ni un solo
niño palestino ha quedado al margen de las consecuencias directas o indirectas
de la violación de sus derechos y que quedará marcado de por vida por los hechos
vividos bien directamente en su persona o por hechos de los que ha sido testigo.
Consecuencia de ello es que un 80% de las madres y padres palestinos da cuenta
del cambio en la conducta de sus hijos, lo que los especialistas atribuyen al
aumento de la tensión psicológica entre la población infantil palestina afectada
por la violencia en la que viven de forma cotidiana, que viene a perjudicar su
estabilidad emocional, su rendimiento escolar, su comportamiento, sus relaciones
familiares y sociales, sus estándares éticos, y su visión de la vida que está
completamente distorsionada. Sólo en Gaza existen 11 centros de ayuda
psicológica para los menores que necesitan superar traumas; traumas que por otra
parte les acompañarán durante el resto de sus vidas. Un 50% de los niños y niñas
palestinos ha sufrido el terrible impacto de ser testigos de la vejación y
humillación de sus padres por parte del ejército israelí, lo que les supone un
tremendo golpe psicológico en términos de desolación, miedo y frustración al
comprobar que sus padres son personas vulnerables que ya no pueden protegerles.
Un 80% de la población infantil palestina ha vivido en primera persona la
demolición de su propia casa o la de un ser querido, amigo o familiar.
Violación de derechos básicos
Además de la violación sistemática y constante del más elemental de los
derechos -la vida y la integridad física- que sin tregua lleva a cabo el
ejército de ocupación contra la población palestina y en especial contra los
niños en aplicación de la política de aniquilación ideada por el gobierno Sharon
-con la complacencia de los sectores liberales de la Kneset, el
parlamento israelí- los niños y niñas palestinos son privados de su derecho a la
salud y a la educación de manera constante y cotidiana, y todo ello dejando de
lado la carga emocional que han de soportar y el forzado crecimiento psicológico
a que se ven sometidos unos niños para los que salir a la calle a jugar puede
suponer la muerte.
Menores encarcelados
No hay cifras exactas sobre el número de niños detenidos -torturados y/o
violados- desde el comienzo de la segunda Intifada [3], una práctica
habitual del ejército israelí desde que se promulgó la orden militar israelí Nº
132 que permite la detención de menores a partir de los 12 años, violando no
sólo los derechos internacionales del niño sino las más elementales leyes del
derecho humanitario y las establecidas en la IV Convención de Ginebra en sus
artículos Art. 14, que expresamente protege los derechos de los niños tanto en
los conflictos armados como en los territorios ocupados, y en el Art. 76, que
defiende su derecho "[...] a recibir la visita de los delegados de la Potencia
protectora y del Comité Internacional de la Cruz Roja, de conformidad con las
disposiciones del artículo 143 de la Convención".
Aunque el número de detenidos no es del todo exacto sí lo es el número de 340
niños que aún continúan en prisión desde su detención y que 30 de ellos lo están
sin que se haya celebrado juicio ni tenga visos de celebrarse [4].
Los niños son detenidos normalmente en actos de violencia que ejecuta el
ejército de ocupación israelí y contra la que niños y adolescentes se defienden
lanzando piedras. Algunos, pierden la vida por tirar una piedra a un blindado
porque la respuesta a las piedras son las balas; otros logran escapar, pero los
más son detenidos, amenazados y torturados física o psicológicamente, por lo que
bajo el miedo se autoinculpan de delitos de los que desconocen tanto el
significado como el alcance. Otras veces, los niños son detenidos por ser
simplemente son testigos de actos violentos realizados por el ejército, o
víctimas colaterales, es decir, no eran el objetivo militar prioritario.
Se han documentados otros casos - desgraciadamente cada vez más frecuentes- en
los que los niños son objetivo directo de las balas israelíes simplemente por
estar en la calle jugando o de camino a casa.
Las familias no sólo sufren por el hecho de la detención de sus menores,
conociendo las condiciones de los centros de detención a los que son
transportados, sino por los sufrimientos y penurias que se les avecinan a ellos
mismos. La consecuencia de un detenido en la familia es, como mínimo, la
destrucción de la casa si no nuevas detenciones entre otros miembros de esa
misma familia, allegados o no, ya sea unos días o varios meses después de la
primera detención, pero todas las familias saben que antes o después eso
ocurrirá. Se han documentado algunos casos en los que la familia del detenido ha
abandonado su vivienda y pese a ello el ejército israelí la ha demolido.
Los llamados centros juveniles de detención no son sino organizados centros de
tortura donde los menores sufren el hacinamiento, los castigos corporales, la
falta de atención médica y de alimentación adecuada, violando en su totalidad el
Art .76 de la IV Convención de Ginebra así como las recomendaciones que la
Comisión de Derechos del Niño de Naciones Unidas específicamente ha hecho a
Israel respecto a esta materia, la última del 21 de agosto de 2003, en el
documento CCPR/CO/78/ISR en el que, entre otras cosas, el Comité muestra
"[...] su preocupación por la detención prolongada sin que [el menor] pueda ser
visitado por abogados u otras personas del exterior, en violación de los
artículos 7, 9, 10 y 14 párrafo 3 (b) de la Convención [de Derechos del Niño]".
Las palizas y los períodos de incomunicación no son medias excepcionales en
estos centros. Muchas veces tras estos hechos los menores son liberados sin
cargos.
Violación del derecho a la educación en las prisiones de menores
Respecto a la educación, el Estado de Israel viola sistemáticamente la
obligación impuesta por el derecho internacional, específicamente el Art. 24 de
la IV Convención de Ginebra. que establece que el menor ha de proseguir su
educación. Por ejemplo en la cárcel de Telmond, al norte de Israel, donde un
profesor suele acudir todos los días para impartir clases, por problemas de
espacio los alumnos se tienen que ceñirse a turnos alternos para asistir a
clase. La organización Defensa Internacional del Niño, tras las investigaciones
que lleva a cabo de forma sistemática y conocedora de la terrible situación que
sufren estos menores desasistidos ha puesto en marcha una campaña en apoyo a la
que desde aquí hacemos un llamamiento, dirigida, por un lado a la recogida de
firmas para solicitar a la Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos
Humanos, Mary Robinson, que ponga fin a la detención y encarcelamiento ilegal
que sufren los niños palestinos a manos de las autoridades israelíes en
violación del derecho internacional [5] y por otro lado, con la finalidad
de establecer una red internacional solidaria y de apoyo tanto a los niños
detenidos como a sus familias que sufren, como ya hemos visto, directa e
indirectamente las detenciones [6].
Derecho a la salud
La asistencia sanitaria, el cuidado y, en definitiva, la salud de los niños
y niñas que viven en los Territorios Ocupados (TTOO) se enfrenta en primer lugar
a la precariedad en la que viven las familias -se estima que un 70% de las
familias se encuentran por debajo del umbral de la pobreza- por lo que el acceso
a las medicinas es prácticamente nulo; en segundo lugar se enfrentan a las
tremendas dificultades que tienen que sufrir sus padres o familiares para poder
obtener el permiso que les permita poder trasladarles a un hospital. Estos
permisos pueden llegar a tardar varias semanas en obtenerse, sin olvidar los
ataques y retenciones a que son sometidas las ambulancias. Estas prácticas
violan los artículos 14, 23 y 50 de la IV Convención de Ginebra [7].
Debido a la reciente prohibición de las autoridades israelíes de permitir la
entrada de ayuda humanitaria en la Franja de Gaza -donde 600.000 palestinos
dependen de ella [8]- los casos de malnutrición están aumentando de forma
alarmante. UNICEF ha constatado en las investigaciones llevadas a cabo en los
TTOO que un 37,9% de los niños de entre seis meses y cinco años sufren anemia
(el 22,5% de manera leve, el 15,3% de manera moderada y el 0,2% de manera
grave.) Además, el 3,5% de los niños con anemia sufre bajo peso y de ellos, un
2,5% sufren pérdida del peso corporal en más de un 10% [9] y un 9%
cortedad de talla. Esto no es un hecho aislado que se viene a producir ahora
sino la consecuencia final de un proceso sobre el cual ya el 15 de abril de 2002
alertaba la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la
Alimentación (FAO) en una nota en la que expresamente decía: "El bloqueo total
que está sufriendo la Franja de Gaza [...] ha paralizado la economía palestina,
[...] ya seriamente afectada por los frecuentes cierres de fronteras [...] con
millones de personas empobrecidas y en situación de extrema inseguridad
alimentaria". La nota termina diciendo: "Todas las informaciones en nuestras
manos apuntan a una catástrofe considerable en la Franja de Gaza y Cisjordania".
[10].
Efectiva y desgraciadamente lo que era una advertencia, una nefasta predicción,
se ha cumplido, convirtiéndose en un hecho incontestable, una realidad
implacable que está llevando a la muerte inminente a decenas de niños y niñas
palestinos y a una muerte lenta a sus mayores. Si la construcción del Muro del
Apartheid priva a las poblaciones palestinas del acceso a sus recursos naturales
-tierra y agua- dejándoles a merced de la ayuda humanitaria internacional, las
últimas restricciones impuestas por el gobierno sionista de Sharon, que impide
la llegada de esta ayuda, dejan al pueblo palestino morir de inanición ante la
mirada cómplice de la Unión Europea.
Derecho a la Educación
Pese a que la IV Convención de Ginebra, en su artículo 24, establece el
derecho inalienable de los niños a su propia cultura y educación [11],
UNICEF ha sido testigo desde el comienzo de la segunda Intifada de que cerca de
1.300 escuelas han sufrido serios problemas de índole diversa en su labor
docente debido a los toques de queda, los asedios, los asaltos, los cierres y la
propia destrucción de los edificios que albergan las escuelas y universidades.
En el año 2003, la organización Defensa Internacional del Niño ha documentado 34
casos de escuelas palestinas destruidas y sólo durante los meses de febrero y
marzo de 2004 el Centro Palestino de Derechos Humanos de Gaza (CPDH) ha
constatado la destrucción de 10 escuelas y de la Universidad de al-Aqsa, en
Gaza, a manos del ejército de ocupación israelí.
Controles militares
A ello hay que añadir otro elemento no menos distorsionante y vejatorio: la
humillación y el acoso que miles de estudiantes israelí -independientemente de
su sexo y de su edad- tienen que sufrir y soportar en los controles militares de
paso obligado para acudir a los colegios, institutos o universidades. A tal
extremo han llegado los acosos y humillaciones que tal y como denuncia el CPDH
se han documentado casos de niños y niñas que han abandonado sus estudios para
evitar tener que pasar por esa situación cada día. Sin embargo, esto no es lo
peor que le puede ocurrir a un menor en Palestina. Lo peor es que por el mero
hecho de ir al colegio puede morir. En el año 2003, según ha documentado y
denunciado la organización de derechos humanos Palestine Monitor,
murieron 23 niños y de ellos cuatro lo hicieron en el camino de casa al colegio
o viceversa (también se produjeron heridos de bala así como vejaciones
diversas).
Los niños y niñas palestinos, hay que subrayar, no sólo son atacados por las
tropas del ejército de ocupación sino también por los colonos judíos, asistidos,
protegidos y amparados por el propio ejército israelí. El último caso
documentado ha sido el de un joven de 16 años que murió a la salida del colegio
tras ser apaleado por un grupo de colonos el 8 de marzo en el barrio de Sheikh
Jarrah, de la ciudad vieja de Jerusalén [12].
El mérito de estos niños y niñas, adolescentes y jóvenes palestinos que acuden
cada día a los centros de estudios y que continúan su formación con ilusión es
encomiable y heroico porque a todo lo anterior, y como si aún no fuera
suficiente, hay que sumar el ambiente en el que viven -sobreviven- y es que la
mayoría de las familias cuenta con algún muerto, herido, o detenido entre sus
seres queridos; viven bajo el umbral de la pobreza, sus casas han sido
destruidas o dañadas de algún modo y en algún grado; han de ayudar -si no
trabajar- para el sostenimiento de la familia y todo eso después de acudir a
clase y hacer sus deberes; muchos de ellos ya han sufrido la experiencia
traumática de la pérdida de un compañero, un amigo o un vecino por muerte
violenta y siempre a manos del ejército de ocupación; su alimentación es
precaria y su vida no parece tener futuro. Sin embargo, la dignidad y la
capacidad de lucha de los niños y adolescentes palestinos se muestra en las
cifras que aporta la ONG estadounidense Save the Children [13] que
revela que el 85 % de los adolescentes palestinos piensa que su futuro es
incierto y sin embargo sólo un 30% de ellos no está muy seguro de poder hacer
algo para cambiar su futuro. Por el contrario, un combativo 70% está seguro de
que puede hacer algo para cambiar su destino y ese "algo" está relacionado con
la educación que están recibiendo. La educación constituye para el pueblo
palestino una forma de resistencia.
Mientras la política del Estado sionista de Israel continúa inventando y
llevando a la práctica nuevos y cada vez más sofisticados y dañinos métodos de
exterminio, la resistencia a la ocupación -reconocida como un derecho legítimo
de los pueblos ocupados por la II Convención de Ginebra en su Art. 13º, por la
III Convención de Ginebra en su Art. 4º, por la Carta de Naciones Unidas en sus
artículos 1, 51 y 55- continúa paso a paso el camino de la supervivencia, un
camino cuyo final no es otro que el de la victoria del heroico pueblo palestino.
Notas de la autora:
1. Ver: www.unicef.org/spanish/infobycountry/opt.html
2. Defensa Internacional del Niño (www.dci-pal.org);
Campaña por los Derechos Humanos en Palestina (www.phrconline.org);
Centro Palestino de Derechos Humanos (www.pchrgaza.org) o UNICEF (http://unicef.org),
por sólo citar unas cuantas.
3. Las ONG que trabajan en Palestina estiman que el número de detenidos desde el
comienzo de la segunda Intifada fue alrededor de 2.500.
4. Datos aportados por la ONG Defensa Internacional del Niño, Sección
Palestina, fundada en 1992, cuyo trabajo específico consiste en la denuncia,
promoción y protección de los derechos de los niños palestinos.
www.dci-pal.org
5. Véase: www.dci-pal.org/prisonweb/petitionspanish.html
6. Véase: www.dci-pal.org/prisonweb/adoptpris.html
7. "[...] las Partes en conflicto podrán designar en el propio
territorio y, si es necesario, en los territorios ocupados, zonas y localidades
sanitarias y de seguridad [...] [para] proteger contra los efectos de la guerra
a los heridos y a los enfermos, a los inválidos, a los ancianos, a los niños
menores de quince años, a las mujeres encintas y a las madres de niños de menos
de siete años.(Art. 14) La Potencia ocupante no deberá entorpecer la aplicación
de las medidas preferenciales que hayan podido ser adoptadas antes de la
ocupación en favor de los niños menores de quince años, de las mujeres encintas
y de las madres de niños menores de siete años, por lo que respecta a la
nutrición, a la asistencia médica y a la protección contra los efectos de la
guerra." (Art. 50, párrafo 5º)
8. Véase en CSCAweb: Violaciones de los derechos humanos en Palestina
llevadas a cabo por las fuerzas de ocupación israelíes en marzo de 2004
9. En términos médicos este fenómeno se conoce con el nombre de
emaciación y es debido a la nutrición inadecuada o inanición.
10. Véase www.fao.org/spanish/newsroom/news/2002/2002_06.htm
11. "[...] Las partes en conflicto tomarán medidas [para que] los niños
menores de quince años [...] se les procuren, en todas las circunstancias, la
manutención, la práctica de su religión y la educación; ésta será confiada, si
es posible, a personas de la misma tradición cultural."
12. Véase nota 6.
13. Organización que cuenta además con delegaciones en Inglaterra y Suecia (www.savethechildren.org).