Medio Oriente - Asia - Africa
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26 de abril del 2004
Palestina: Sin llaves
Gideon Levy
Un soldado israelí que recientemente finalizó su servicio militar obligatorio se llevó a casa una colección de llaves arrebatadas a coches palestinos por soldados israelíes y guardadas en un puesto militar cercano a Belén. El ejército israelí sostiene que sus soldados no confiscan llaves.
Ahora cerca de 60 juegos de llaves pertenecientes a coches palestinos y confiscadas por soldados israelíes cuelgan de ganchos dispuestas como para una exposición. En total suman más de 100 llaves diferentes. Son llaves de automóvil unidas a llaves del hogar, de la oficina, de la tienda, del almacén..., llaves arrebatadas por los soldados por varias y diversas razones. Constituyen una muestra del botín privado del soldado X, que acaba de finalizar su servicio militar obligatorio en una unidad operativa del ejército israelí y que cumplido la mayor parte de su tiempo de servicio en los territorios ocupados.
X decidió llevarse consigo las llaves almacenadas en un puesto militar cercano a Belén para divulgar las hazañas de sus camaradas.
"Cuando entramos en la sala de operaciones vi una caja de metal llena de llaves", nos cuenta. "Entonces me dije: ya que hay tantas, tengo que llevármelas a casa. Algún día tendré que contar la verdadera historia, especialmente después de haber leído unas declaraciones de la Oficina del Portavoz del ejército israelí en las que niega que los soldados israelíes confisquen coches. Me dije: ¡Diablos, si yo mismo he estado en misiones cuyo objetivo era precisamente ése! Por ejemplo, si alguien conducía durante un toque de queda le quitábamos las llaves y le decíamos que fuera a buscarlas al Checkpoint 300 (la barrera de control situada a la entrada de Belén). Así funcionaba la cosa. Estoy convencido de que esas llaves permanecieron colgadas en la sala de operaciones durante mucho tiempo".
Llaves unidas a un mando de control remoto, una llave solitaria, un juego de llaves atado a una herradura con la inscripción "Jerusalén" grabada encima. Otro juego unido a una etiqueta amarilla de plástico con un nombre árabe escrito sobre ella. Un manojo de llaves ligadas con un fino lazo de zapatos. Un llavero de Daewoo y otro de Chevrolet -el sueño americano. Una llave de Toyota unida a otra de un Opel. Un llavero en forma de extraterrestre, una llave con la inscripción "Made in Italy"...
Más y más llaves, cada una con su propia historia, llaves que una vez abrieron algo para alguien, llaves que fueron esenciales, que acabaron confiscadas arbitrariamente por los soldados israelíes y que nunca fueron devueltas a sus propietarios. ¿En qué momento los soldados confiscaron las llaves? ¿Por qué razón nunca las devolvieron? ¿ Quién decide cuánto tiempo han de permanecer confiscadas? ¿De quién y de qué depende? ¿Quién instruyó a los soldados para que se dedicaran a confiscar propiedad ajena?
Hace aproximadamente dos meses fuimos testigos de una confiscación de ese tipo cerca del portón de acero que corta en dos la carretera de Tul Karem a Nablús. El conductor de un taxi cruzó inadvertidamente una borrosa línea amarilla pintada en el suelo frente al portón cerrado. Aparentemente, está terminantemente prohibido cruzar esa raya, aunque no haya ningún signo que lo indique. Momentos después de producirse la transgresión surgió súbitamente un jeep del ejército israelí del cual saltaron gritando varios soldados que convergieron sobre el atónito taxista y, sin mediar explicación alguna, le quitaron las llaves del automóvil. El hombre, un taxista bisoño, ni siquiera era consciente de que hubiera cruzado una línea prohibida. Nadie se tomó la molestia de indicarle cuándo podría recuperar su automóvil, es decir, su medio de vida. Lo único que le dijeron es que se perdiera.
En aquella ocasión la Oficina del Portavoz del ejército israelí respondió: " El ejército israelí no tiene cursada ninguna orden para proceder a la confiscación de llaves".
Existan o no existan órdenes, lo cierto es que en los últimos años se han registrado a diario protestas por la confiscación arbitraria de llaves en todo el área de los territorios ocupados, desde Jenin hasta Rafah, de forma que no cabe duda de que nos hallamos frente a una política sistemática y no ante algunos incidentes aislados. Aplicado en conjunción con otro método igualmente maligno y de aplicación sistemática -pinchar las ruedas de los coches "desafiantes"- la confiscación de llaves se ha utilizado como una conveniente medida punitiva empleada que los soldados emplean en contra de aquellas personas que se han introducido con su automóvil en una zona prohibida, o que han aparcado en un lugar prohibido, o que se han movido cuando tenían prohibido hacerlo, o que simplemente han fastidiado a los soldados por cualquier motivo.
En Hebrón pudimos ver un día cómo los soldados pinchaban las cuatro ruedas de un coche que en su opinión estaba mal aparcado. En más de una ocasión, en la carretera que discurre campo a través hacia Beit Furik nos hemos topado con conductores sentados al volante de su coche, que permanecía inmovilizado porque los soldados les habían confiscado las llaves por haber tomado aquella improvisada ruta.
Nada más fácil para los soldados que confiscar las llaves de un coche palestino, y al diablo con su propiedad, sus derechos, su agenda de trabajo o su vida.
Al fin y al cabo, ¿por qué unas manos que son tan ligeras con el gatillo no habrían de apropiarse también de unas cuantas llaves?
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