Medio Oriente - Asia - Africa
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28 de abril del 2004
El plan de separación de Sharon está condenado al fracaso cuando se haga evidente su significado
Proyecto de bantustán para un Israel basado en el apartheid
Meron Benvenisti
Cuando George Bush se refirió al plan de separación unilateral de Ariel Sharon para salir de la Franja de Gaza como un acontecimiento histórico, no exageraba, aunque no esté claro que comprendiera todas las implicaciones que sus palabras tienen para el futuro del Estado judío.
Tampoco se equivocaron los palestinos cuando compararon esa declaración con la Declaración Balfour (la promesa dada por el Gobierno británico durante la I Guerra Mundial para establecer un "hogar nacional para el pueblo judío" en Palestina), por mucho que tal vez no llegaran a comprender que dicha declaración es susceptible de tener implicaciones aún más graves que la promesa de 1917 y que les obligará a imprimir un cambio estratégico fundamental a su lucha.
Y Sharon, coronado por la victoria y persuadido de que acaba de descubrir una audaz y novedosa iniciativa que descalabrará todos los planes, se sorprenderá al descubrir que en Washington le empujaron a embarcarse en un acelerado proceso de constitución del Estado de Israel como un Estado binacional basado en el apartheid.
¿Cuál es al conexión entre, por un lado, el fin de la conquista de la Franja de Gaza y el desmantelamiento de los asentamientos y, por otro, el establecimiento de un Estado binacional? Al fin y al cabo, el objetivo del repliegue es mejorar la situación demográfica [de Israel] eliminando a un millón y medio de Palestinos del control de Israel y reduciendo de esa forma el peligro de que el país deje de ser un Estado judío. El hecho sorprendente es que este "traslado conceptual" es aceptado por la izquierda israelí, que continúa creyendo en eslóganes anacrónicos relativos al "fin de la conquista" y al "desmantelamiento de los asentamientos".
Las informaciones sobre la existencia de un acuerdo tácito alcanzado entre el movimiento [pacifista israelí] Paz Ahora y los colaboradores de Sharon en virtud del cual Paz Ahora suspenderá su campaña con el slogan "¡Evacua los asentamientos, elige la vida!" a fin de no perjudicar la campaña de relaciones públicas a favor del plan de separación de Sharon, ilustra el estado de profunda confusión en el que se halla sumido el discurso público en Israel. Tal como lo interpreta la izquierda israelí, el encierro de millón y medio de personas en un vasto redil satisface el ideal de acabar con la ocupación y refuerza la postura del "nosotros no somos responsables".
De forma similar, cuando en Sudáfrica se intentó infructuosamente resolver los problemas demográficos mediante la creación de "hogares para los negros", los liberales inicialmente apoyaron la idea, e incluso un sector de la comunidad internacional contempló la medida como un paso en la dirección de la "descolonización". Sin embargo, al cabo de poco tiempo se hizo patente que el ardid estaba diseñado para conferir legitimidad a la expulsión de la población negra y a su erradicación. Al cabo, los bantustanes colapsaron, las exigencias de igualdad civil aumentaron y el mundo entero se movilizó por la derrota del apartheid.
El modelo bantustán propuesto para Gaza, tal como aparece perfilado en el plan de repliegue [de Sharon], es un modelo que Sharon proyecta copiar en Cisjordania. Su anuncio de que no iniciará ningún movimiento de repliegue antes de completar la construcción de la valla siguiendo un trazado que incluya a todos los bloques de colonias judías (cumpliendo así las exigencias de Benjamín Netanyahu) subraya la permanencia del concepto de bantustán. La valla crea tres bantustanes en Cisjordania: Jenin-Nablús, Belén-Hebrón y Ramallah. Ésta es la verdadera conexión que vincula el plan para Gaza con el plan para Cisjordania. La conexión, ciertamente, no tiene nada que ver con lo que esos políticos que han de proporcionar a Sharon una red de seguridad en la moción de confianza de la Knesset denominan "el precedente del desmantelamiento de los asentamientos".
Y así, con audacia impresionante, Sharon presenta un plan que parece prometer la existencia de un "Estado judío democrático" gracias a la "separación", al "fin de la conquista" y al "desmantelamiento de las colonias", y que promete también el aprisionamiento de cerca de 3 millones de palestinos en varios bantustanes. Se trata de un "plan transitorio" diseñado para que sea permanente. Sin embargo, el plan durará solo mientras se mantenga la ilusión de que la "separación" traerá consigo el final del conflicto.
Llegará el día en el que quienes creen en esa ilusión se darán cuenta de que la "separación" es tan sólo una forma de opresión y dominación, y entonces se movilizarán para desmantelar el aparato del apartheid. Los últimos que consentirán en abandonar el ideal de la "separación" y reclamar derechos serán los palestinos, pero, hasta cierto punto, el plan de separación de Sharon y las declaraciones de Bush les forzarán a ello.
De esta forma, la victoria retórica de Sharon porta en sí misma las semillas de su propia destrucción. Ahora el plan bantustán está en pleno desarrollo y el escenario que Sharon deseaba evitar a toda costa se va a desencadenar.
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* Meron Benvenisti es un escritor y especialista político israelí y antiguo teniente de alcalde de Jerusalén