Medio Oriente - Asia - Africa
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Zeynep Toufe
Znet en Español
En un artículo del 11 de julio, el semanal británico The Economist
relata las últimas y descorazonadoras estadísticas sobre el SIDA, haciendo
hincapié en los 9.000 muertos diarios de SIDA, que triplican el número de víctimas
de los ataques del World Trade Center. "Si todos los hombres son creados iguales,
todas las muertes evitables deberían considerarse igualmente tristes", dice
el editorial, añadiendo que "la conciencia nos sugiere que el mundo rico debería
hacer cuanto estuviese en sus manos para ayudar". El artículo concluye de forma
inquietante: "Los cínicos occidentales pueden dar a África por perdida. ¿Se
puede dar también por perdidas a China, India, Indonesia y Rusia?"
¿Qué significa esto?
Los africanos son pobres y negros. Por ello nosotros ( The Economist)
nos damos cuenta de que la codicia del estimado lector no va a ser estimulada
viéndolos como consumidores. Ni tampoco su conciencia se verá conmovida lo suficiente
por verlos como seres humanos. Sin embargo, no olvide el lector que el fuego
que ha abrasado ese continente se está propagando y ahora amenaza a lugares
poblados por personas que son lo suficientemente prósperas (no mucho, pero lo
justo) como para contarlos como consumidores potenciales, y de tez lo suficientemente
blanca (no mucho, pero lo justo) como para despertar su caridad.
Dos osados movimientos en un mundo de frío corazón: la audaz afirmación de que
deberían valorarse todas las vidas por igual y el reconocimiento implícito de
que no ocurre así.
The Economist respondía así a la Conferencia sobre el SIDA celebrada
en Barcelona en julio de 2002, que fue escenario de protestas dirigidas tanto
al gobierno de los EEUU como a las grandes empresas farmacéuticas. La importante
influencia que ejerce la avidez de la industria farmacéutica, el miedo a sentar
el precedente de que los derechos humanos podrían triunfar sobre los derechos
de propiedad intelectual y la absoluta falta de sensibilidad hacia la pobreza,
en especial la africana, se han conjugado y han llevado a las administraciones
de Clinton y Bush al intento de bloquear todo esfuerzo razonable de los países
pobres por obtener medicamentos genéricos.
El desprecio internacional a la política estadounidense ha crecido tanto que
el Secretario de Salud Thompson no sólo fue abucheado, sino que el público se
puso en pie para aplaudir a los manifestantes, un hecho notable si se tiene
en cuenta que los asistentes a la sesión no provenían de los barrios bajos de
Soweto ni eran brasileños sin tierra, sino que incluían, en gran parte, a funcionarios
y representantes de las elites. Mientras miles de funcionarios, miembros de
ONG's, científicos y activistas acudían a Barcelona en tropel, la CNN cumplía
con su obligación informando sobre una ausencia notable: "Zachie Achmat, de
la Campaña de Acción por el Tratamiento de Sudáfrica, estaba muy enfermo y no
acudiría a la conferencia, pero en un discurso por vídeo dijo que a pesar de
que los recortes de precios en medicamentos habían reducido drásticamente las
muertes por SIDA en los países ricos, aún eran demasiado caros para la gente
de los países en vías de desarrollo".
La CNN olvidó mencionar que si Achmat, seropositivo, está demasiado enfermo
para viajar es porque está jugándose su salud por defender sus ideas: se niega
a tomar medicamentos antirretrovirales mientras no estén disponibles para todos
los pacientes de SIDA / VIH sudafricanos a través del sistema de sanidad pública.
No es difícil contactar con Achmat; conseguí su teléfono particular en unos
10 minutos. Sabía que no merecía la pena preguntarle sobre su sacrificio o su
delicada salud, pues él se limitaría a indicar que está reproduciendo la experiencia
de millones de pobres de su continente, en su mayoría personas de color. Pero
de todos modos lo pregunté, y su contestación fue ésa. Lo más personal que conseguí
que dijera fue que era una cuestión de conciencia y que seguía sintiéndose cómodo
con su decisión.
En la versión cinematográfica de la novela de John Grisham "Tiempo de matar",
un joven abogado blanco del "Sur profundo", Jake Brigance, defiende a un hombre
negro, Carl Lee, que ha matado a los dos hombres blancos que habían violado,
y abandonado a la muerte, a su hija. Carl Lee rechaza a un célebre abogado de
la NAACP (Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color) y decide
en su lugar seguir con Jake. Explica que necesita un abogado blanco si quiere
tener alguna oportunidad de conectar con el jurado: "Mira, Jake, piensas como
ellos. Por eso te elegí. ...Cuando me miras, no ves a un hombre, ves a un hombre
negro". En su exposición final, un inspirado Jake pide al jurado que cierren
los ojos e imaginen a una niña violada, golpeada, mutilada y abandonada a la
muerte. El jurado está visiblemente conmovido, algunos lloran. Entonces, pausadamente,
Jake les pide que imaginen que ella es blanca.
Los miembros del jurado abren los ojos con estupor al tomar conciencia de que,
incluso cuando creían haber alcanzado el límite del horror que eran capaces
de sentir, en realidad lo habían reprimido. Las personas del jurado y todos
quienes estaban en la sala tuvieron que admitir con dolor que todavía les quedaba
una reserva extra de horror para una niña blanca.
Sí, es ficción. Pero Jahi Turner y Alexis Patterson no lo son. Alexis, de 7
años, desapareció el 3 de mayo y Jahi, de 2 años, el 25 de marzo de este año.
Hasta la fecha, se ha mencionado a Alexis sólo seis veces a parte del Milwaukee
Journal Sentinel y las menciones fueron todas después del 19 de junio, cuando
el secuestro de Elizabeth Smart en Utah ocupaba los titulares nacionales. Una
de las menciones se realizó en un periódico de Singapur y las otras cinco tratan
más sobre las diferencias en la cobertura mediática entre Elizabeth y Alexis
- todavía se nos muestra principalmente como una niña negra y no como una niña
desaparecida. (Ah, ¿olvidé mencionar que tanto Alexis como Jahi son negros?
Y a menos que el lector no viera nunca la televisión o no leyese nunca los periódicos,
ya sabrá qué aspecto tiene Elizabeth). De igual manera, Jahi, que desapareció
en un parque de San Diego, apenas sale en las noticias nacionales; prácticamente
no se la menciona fuera de los diarios de California.
La disparidad de recursos es muy clara incluso echando un vistazo rápido a las
páginas web dedicadas a estos dos casos, tan trágicos y angustiosos como los
de Elizabeth. En la página de Elizabeth aparecen dos números de teléfono de
emergencia, uno de información, uno de fax, uno del centro de búsqueda y otro
para las denuncias, todos ellos gratuitos. La página de Alexis, ubicada en un
servidor gratuito con publicidad pop-up, insta a llamar al Departamento de policía
de Milwaukee mientras que la de Jahi te redirecciona al Departamento de policía
de San Diego. Sólo la familia de Elizabeth ha conseguido reunir los recursos
para ofrecer una recompensa de 250.000 dólares. La web de Alexis no menciona
ninguna recompensa, y la única que se ofrece en la página de Jahi es un gesto
por su común tragedia con un prominente enlace a la página de Elizabeth.
En su declaración en la Conferencia de Barcelona, Zackie Achmat lo expresó en
términos muy tajantes: "Sólo porque somos pobres, porque somos negros, porque
vivimos lejos de vosotros, no por eso han de valer menos nuestras vidas". Apeló
una vez más, como los activistas vienen haciendo durante años, a las empresas
farmacéuticas y los gobiernos ricos para que terminen con el bloqueo que impide
producir fármacos baratos en los países pobres. El mundo rico no ha sido sólo
tacaño e insensible ante la tragedia que se está desarrollando; hemos estado,
además, bloqueando los esfuerzos de los gobiernos de los países pobres y de
los movimientos populares por aliviar tal situación. El editorial de The
Economist exhorta a los países pobres a emular a Brasil, "que ha aprovechado
muy bien el hecho de que los medicamentos contra el SIDA pueden comprarse bastante
baratos fuera del mundo rico, gracias a una interpretación liberal de los tratados
internacionales sobre la ley de patentes (y también al comportamiento ético
por parte de muchas empresas farmacéuticas)".
Ese "comportamiento ético", o, para ser más exactos, ese comportamiento ligeramente
menos atroz de lo normal para la gran industria farmacéutica, llegó sólo tras
una campaña sostenida y con frecuencia militante de los activistas de todo el
mundo - y no fue sino el año pasado cuando los EE.UU. retiraron su queja a la
OMC contra la insistencia de Brasil por producir medicamentos baratos para combatir
el SIDA, y cuando la industria farmacéutica abandonó su pleito contra la importación
de genéricos en Sudáfrica. Estos pleitos y amenazas contribuyeron de forma significativa
a retrasar la disponibilidad de medicinas contra el SIDA - lo que significa
más muertes, más orfanatos, e, incidentalmente, acercar a la muerte a Zackie.
En un claro ejemplo de atención selectiva de los medios, el servicio de archivo
del Dow Jones, que incluye los 50 periódicos más importantes de EE.UU., muchas
de las principales publicaciones de noticias así como también los telegramas,
devuelve 84 ocurrencias para el mes de julio con la palabra "Toumai" - el nombre
que se le dio al cráneo humanoide fósil de siete millones de años de antigüedad
encontrado recientemente en el este del Valle del Rift, en el Chad. Teclee "Angola"
y "hambre", las palabras clave de otra historia que también apareció en julio:
57 ocurrencias. Había 27 artículos más en los diarios sobre un cráneo que sobre
la malnutrición y muerte por inanición generalizadas, tan graves que Médicos
sin Fronteras se refirieron a ella como la peor crisis africana en la última
década.
Toumai significa "esperanza de vivir" en el idioma local Goran, una esperanza
que se está desvaneciendo para millones de niños en muchos lugares del mundo,
niños que a duras penas se aferran a una existencia precaria mientras el mundo
rico parece aferrarse tenazmente a la ceguera y la compasión selectivas.
Zeynep Toufe es estudiante de doctorado en Austin, Texas. Puede contactar con
ella en zeynep@tao.ca