Movimientos Sociales
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La asamblea de Mataderos recuperó un mercado y ahora lo puede perder
En un espacio abandonado, los vecinos organizaron cursos, talleres y un merendero.
Ahora los amenazan con el desalojo.
Los asambleístas pusieron en marcha el mercado, que estuvo diez años cerrado: junto a los puestos de alimentos, hay actividades culturales.
En las siete esquinas que se forman en la avenida Alberdi al 4900 confluyen cuatro barrios porteños: Floresta, Villa Luro, Parque Avellaneda y Mataderos. En el extremo que da a Mataderos, se levanta un mercado comunitario que hasta 1991 perteneció a la ciudad pero fue privatizado por la gestión de Carlos Grosso. El lugar, cuentan los vecinos, estuvo cerrado durante diez años. Y en mayo de 2003 fue "recuperado" por la Cooperativa Popular 7 Esquinas, integrada por una asamblea barrial y otras agrupaciones. El barrio, entonces, tuvo de vuelta su mercado, donde no solo hay puestos de verduras y alimentos frescos: allí se dictan cursos y talleres, se dan clases de apoyo escolar y funciona un merendero para chicos del barrio. Pero la continuidad de ese trabajo pende de un hilo: una demanda judicial iniciada por los titulares del predio podría derivar en una orden de desalojo en menos de dos meses.
En la entrada del predio, que ocupa 153 metros cuadrados, un cartel invita al ciclo de cine, los jueves a las 20.30. Adentro, confluyen los comercios con una sala de arte, el sector de microemprendimientos y el merendero, ubicado en el centro del mercado. Desde allí parten las voces de los chicos que, todos los días, reclaman una copa de leche y reciben atención por parte de los miembros de la cooperativa. Flanqueado por una verdulería y por el recinto donde preparan la merienda, está el salón de arte y cultura. Allí, cerca de 15 artistas independientes trabajan con elementos reciclados y exponen sus obras.
Desde la recuperación del predio, en mayo de 2003, comenzó una generosa propuesta social: talleres de tejido, macramé y plástica, merendero, apoyo escolar, entrega de alimentos para 170 vecinos, microemprendimientos para desocupados, clases de gimnasia y de danzas, exposiciones artísticas, ciclos de cine y festivales. Las actividades –todas gratuitas– pasarían al recuerdo si el juez a cargo de la causa ordena el desalojo.
En el mercado hay, además, una panadería, almacén, verdulería, peluquería, un puesto de elaboración de pastas caseras y otro de comidas rápidas. Los comerciantes pertenecen a la cooperativa, venden a precio de costo y no pagan alquiler, pero colaboran para solventar los gastos de luz y gas.
La historia del emprendimiento colectivo empezó a fines de 2001, cuando nació el movimiento de las asambleas: un grupo de vecinos se reunía en la vereda del mercado de Escalada 787 y Juan B. Alberdi, en lo que ahora se llama Asamblea Popular 7 Esquinas. "El lugar estaba cerrado, lleno de ratas, era un baño público y cada vez que nos juntábamos teníamos que limpiar con lavandina", contó Cecilia Orella, una integrante de la asamblea. "Nos juntábamos a cacerolear, a hablar de nuestras inquietudes y decidimos hacer un censo barrial para saber las necesidades de la gente", agregó Ada Mena, otra integrante de la agrupación.
Las dos mujeres recuerdan que en 2002 se presentaron en la Defensoría del Pueblo, donde les informaron que el mercado había sido vendido en 1991 por el gobierno porteño a la Cooperativa Los 13, que el inmueble estaba hipotecado y que una cláusula en la escritura de venta obligaba al comprador a mantener abierto el mercado por 10 años.
"A mí me consta, como vecina, que el mercado estuvo cerrado por diez años", sostuvo Mena. A mediados de 2002, apareció un inquilino, Luis Randazzo, quien reabrió el lugar, subalquiló los locales a comerciantes e invitó a la asamblea a reunirse dentro del predio. Pero en mayo de 2003, Randazzo quiso desalojar a puesteros y asambleístas, relató Orellana.
"En ese momento decidimos recuperar el lugar, porque teníamos y tenemos serias dudas acerca de las condiciones de venta y de la cancelación de la hipoteca. Y sentimos que el mercado debía volver a ser de los vecinos, como antes. No lo queremos para nosotros, sino para el barrio", señaló Mena.
Y así lo hicieron. El primer proyecto que concretaron fue el merendero que hoy reúne a casi 20 chicos del barrio, quienes también reciben ayuda escolar y clases de plástica. "Son hijos de padres con muchos conflictos. Fue difícil trabajar con ellos. Pero logramos que pusieran atención y al menos cuatro de ellos volverán a la escuela", detalló Orellana.
La asamblea barrial no actuó sola en la recuperación del espacio. El Movimiento Territorial de Liberación (MTL), el Movimiento Teresa Rodríguez (MTR), Barrios de Pie, el Partido Comunista, comerciantes, vecinos y artistas independientes se sumaron a la iniciativa y formaron la Cooperativa Popular 7 Esquinas. Ante la amenaza de desalojo, pidieron ayuda a la Secretaría de Descentralización del gobierno porteño, pero hasta ahora no tuvieron respuesta.
Además, solicitaron al Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES) información sobre la situación actual de la Cooperativa Los 13. "Queremos saber de qué modo, cuándo y con qué plata pagaron la hipoteca que pesaba sobre el inmueble. Si el lugar estuvo cerrado 10 años, de dónde sacaron plata. Nosotros tenemos la seria duda de que acá nunca se pagó nada", disparó Orellana.
La versión de la Cooperativa Los 13, que reivindica la titularidad del predio, es distinta. "Con respecto a la hipoteca, la misma fue cancelada", dijo a este diario Sergio Belfiore, abogado de Los 13. "Desconozco que el lugar hubiera estado cerrado durante diez años. Pero de ser cierto, eso no le quita la titularidad de dominio sobre el mercado a mi representada. Y quienes lo ocupan lo hacen en forma ilegal, porque no son los dueños del inmueble", agregó. El juicio de desalojo sumarísimo se inició en octubre de 2003 y tramita en el Juzgado Civil 42 de la Capital Federal.
Pese a la situación, la Cooperativa 7 Esquinas no se rinde: para el próximo 27 de marzo organizan un festival por la memoria, con diversas actividades culturales.
Producción: Silvia Marchant