Latinoamérica
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El plan del presidente mezcla el libre mercado con bienestar social
El referéndum trajo la "revolución"
Reed Lindsay
The Toronto Star
Cuando se le preguntó lo que pensaba del presidente Hugo Chávez, Maria Concepción Enríquez se sonrojó.
"Magnifico," dijo Enríquez, de 67 años, desde su casa de ladrillos rojos y techos de zinc alojada en el cerro, o barrio.
Como muchos de los pobres que viven en El Samán, uno de los cientos de barrios en la capital de Venezuela, la costurera jubilada y trabajadora domestica adora a Chávez – y por mas de una razón.
Ella compra alimentos en descuenta en los mercados subsidiados por el gobierno, recibe frecuentes visitas de un medico cubano quien ha estado viviendo en el vecindario por un año como parte del nuevo programa de salud publica, y recibe una beca de $110 al mes para obtener su diploma de primaria.
Después que se gradúe, ella orgullosamente anuncia que se inscribirá en el programa de dos años que lanzó recientemente Chávez para obtener su equivalencia de bachillerato.
Pero nada de esto se compara con la emoción de recibir el titulo de propiedad de la tierra que habita desde hace 37 años.
"El presidente me dijo: El día que yo venda mi casa, tendré dinero, porque la tierra y todo en ella es mío," dice Enríquez, quien ha usado el título de propiedad para obtener un préstamo libre de interés por $1370 para remplazar parte de su techo.
"En toda mi vida, él ha sido el primer presidente que entiende nuestras necesidades – aquellos que tienen menos, el pobre. Él nos ha dado todo lo posible para que podamos vivir mejor."
Para sus simpatizantes, Chávez es un líder visionario quien le ha dado una voz a los pobres de la nación que conforman la mayoría del país, mientras ofrece un modelo de justicia social y democracia participativa para el mundo en desarrollo.
Para sus detractores, el presidente es ante todo un demagogo populista cuyas políticas han incrementado el desempleo y las tasas de criminalidad, y lo peor, es un discípulo armado del líder cubano Fidel Castro que esta convirtiendo a Venezuela en una dictadura socialista.
Ambas partes están de acuerdo en que con los altos precios del petróleo, la economía espera crecer en un 10 por ciento este año, y que con la oposición entrampada después que Chávez gano el referéndum con el 59 pro ciento de los votos el 15 de agosto, el presidente esta en una posición mas fuerte para llevar a cabo su tan anhelada transformación de la sociedad venezolana.
Algunos analistas dicen que Chávez, cabalgando en la victoria, esta ahora posicionado para convertirse en la figura líder que podría sacar a América Latina del modelo promocionado por Estados Unidos de irrestricto libre mercado y democracia representativa, y llevarla hacia algún tipo de alternativa.
Con sus problemas domésticos disipados, todos los ojos están en Chávez mientras coloca esta alternativa, si es que existe, a prueba.
"Chávez esta liderando un cambio histórico en América Latina hacia un nuevo tipo de sociedad que combina la emancipación del pobre con una auténtica democracia, que es lo que supuestamente Estados Unidos predica pero que nunca hace," dice Larry Birns, director del Consejo para Asuntos Hemisféricos de Washington.
"Él puede realizar un extraordinario servicio a las ciencias políticas si sobrevive lo suficiente como para proveernos con la experiencia que nos fue negada por el derrocamiento del ex presidente chileno, Salvador Allende, lo cual será una combinación de economía mixta con un absoluto funcionamiento de la democracia."
A casi seis años en la presidencia, todavía no esta claro a donde intenta llevar Chávez a su "revolución."
Pero hasta ahora, a pesar de ser caracterizada por algunos como un socialismo al estilo cubano, su proyecto de reforma parece ser una mezcla de bienestar social y participación cívica popular, con una fuerte dosis de economía de mercado.
En los últimos 18 meses, el gobierno ha lanzado una serie de programas sociales dirigidos a los pobres de Venezuela, muchos de ellos con la asistencia del gobierno cubano.
Estos incluyen mercados de comida subsidiados y comedores populares, clínicas y centros de salud dirigidos por médicos cubanos, dentistas y oftalmólogos, y una seria de programas educativos que van desde clases de alfabetización a becas universitarias.
Pero no ha habido ningún intento de confiscar la propiedad privada o de crear empresas estatales.
En su lugar, el gobierno esta otorgando títulos de propiedad a cuentos de miles de habitantes de barriadas en los cerros y ofreciendo micro-créditos a emprendedores de menor escala, medidas que han sido defendidas por economistas de libre mercado como una forma de reducir la pobreza en las naciones en desarrollo.
Entre tanto, el dinero del petróleo esta ingresando al país como nunca antes, ayudado por el record de altos precios y la continúa inversión de empresas multinacionales como Exxon Mobil, ChevronTexaco y ConocoPhillips.
Y a pensar del antagonismo estadounidenses hacia Chávez – Bush apoyo un breve golpe en abril de 2002 contra Chávez y el Congreso estadounidense ha financiado a grupos de oposición a través del Fondo Nacional para la Democracia – Venezuela continua siendo el cuarto suplidor mas grande de crudo a Estados Unidos.
"Que esto sea un proyecto al estilo cubano es una exageración," dice Patricia Márquez, directora académica del IESA y columnista del principal diario de oposición, El Nacional.
"Parte de la confusión es que no esta claro cuantos miles de médicos cubanos tenemos en los barrios y las puertas están abiertas a las empresas multinacionales petroleras. Le vendemos petróleo a Estados Unidos, y al mismo tiempo se lo damos a Fidel."
De acuerdo a Miguel Pérez Abab, presidente de Fedeindustria, una organización que dice representar a 4 mil 600 pequeños y medianos empresarios, el apoyo a Chávez entre los miembros del grupo creció de un 37 por ciento en 2001 a 78 por ciento en 2003.
Abab alaba muchas medidas, incluyendo la creación de cuatro nuevas agencias de préstamo que se especializan en el otorgamiento de micro-créditos y de una ley aprobada en 2001 que le exige a la banca privada dedicar el 3 por ciento de sus portafolios a la micro-finanzas.
"Este gobierno, sin duda alguna, le ha dado mas apoyo a la pequeña y mediana empresa que ningún otro desde que Fedeindustria fue fundada hace 30 años," dice Abab. "El monto de los micro-créditos ha aumentado de manera exponencial… Esto no es un modelo comunista o socialista. Simplemente es un gobierno que está recuperando el papel del Estado."
Entre tanto, bajo el radar de los medios domésticos, el gobierno ha estado permanentemente otorgando títulos de propiedad a habitantes de las barriadas urbanas, de las cuales hay muchas que eran propiedad del Estado y que fueron habitadas en décadas recientes.
De acuerdo a Iván Martínez, quien esta liderando el proyecto, cerca del 40 por ciento de los 25 millones de habitantes en Venezuela no tienen título de propiedad sobre la tierra que habitan.
Martínez dice que el gobierno ha otorgado mas de 35 mil títulos, con la meta de entregar mas de 530 mil para 2006.
Se espera que el otorgamiento de títulos conduzca a mejorar los servicios, el planeamiento urbano y el acceso a créditos.
Esto es una tarea titánica, que incluye muchos hogares en los cerros de Caracas que tienen hasta 3 o 4 pisos y que han sido construidos de manera precaria es terrenos inadecuados, escalinatas precipitantes y estrechos pasos de basura.
Programas similares han sido adoptados en América Latina, pero lo que es nuevo en Venezuela, dice Martínez, es que aquellos que conocen mejor el vecindario – los mismos habitantes de las barriadas – juegan un papel central en el proceso.
Las comunidades pueden obtener sus títulos solo después de haber formado comités de tierras, los cuales ayudan a conducir un censo del vecindario y participan activamente en la evaluación de sus propiedades.
Dice Martínez: "Es Estado simplemente no hubiera tenido la capacidad de hacer todo esto si no hubiese sido por la participación de las comunidades."
En muchos casos, los comités de tierras han evolucionado a organizaciones comunitarias que han tomado el papel central de llevar a cabo otros programas del gobierno que dependen en gran parte de la participación popular.
Por ejemplo, los comités de salud han sido formados para trabajar con los médicos cubanos, les encuentran hogares familiares, les construyen las clínicas y los ayudan a distribuir las vitaminas o las campañas de prevención de enfermedades.
En un programa lanzado este verano, el gobierno donó comida y equipos de cocina a cinco voluntarios, quienes preparan el almuerzo seis días a la semana desde su casa para 150 niños, mujeres embarazadas, ancianos y discapacitados, y todos aquellos que viven en pobreza extrema.
A cambio, los voluntarios reciben comida gratis para sus familias.
La campaña de alfabetización y los cursos para obtener la equivalencia de bachillerato son dirigidos desde el hogar y enseñado por las mismas personas del vecindario, a quienes les pagan una beca de $110 al mes.
"La gente no solo esta recibiendo los beneficios de estos programas, sino que se han convertido en parte de ellos," dice Miguel Barreto, de 32 años, un trabajador social del barrio La Vega que trabaja con los comités de tierra en Caracas.
"Los gobiernos anteriores tuvieron programas similares, pero todos los recursos eran controlados por los políticos. La diferencia es que mucha de las personas involucradas en los proyectos no pertenecen a ningún partido político."
Como muchos activistas pro-Chávez en los barrios, Barreto es un duro critico del partido del presidente, el Movimiento Quinta Republica, y considera a algunos de los altos oficiales que rodean a Chávez como corruptos e incompetentes.
Otros viejos trabajadores sociales y expertos cuestionan la sustentabilidad de los programas del presidente.
"El gobierno esta creando una economía ficticia que funcionará mientras exista el dinero del petróleo," dice Armando Janssens, un cura católico y fundador de BanGente, un banco dedicado enteramente al otorgamiento de micro-créditos.
"¿Y qué pasa con estos programas cuando los voluntarios se desgasten? Existe mucho entusiasmo y dinero, pero poca capacidad y ninguna estructura institucional en orden para que estos programas se mantengan."
Janssens dice que las entidades públicas que dan micro-créditos operan mas como agencias de bienestar que como bancos.
Otro críticos reclaman que los ostensibles programas del gobierno orientados al mercado son esfuerzos simbólicos y que gran parte de las inversiones no hacen mas que subsidiar a los pobres a cambio de apoyo político.
Por su parte, Chávez ha anunciado "una profundización del proceso revolucionario" y una "nueva etapa de la revolución," a pesar de que no ha explicado lo que esto significa.
"En el corto plazo, todas estas medidas son excelentes, pero ¿dónde están los planes para el mediano y largo plazo?" se pregunta Márquez.
"Hasta ahora, Chávez ha tenido la excusa del enemigo externo, la oposición. Ya no es así."
"Ahora, todos los ojos están sobre él. ¿Qué es lo que ahora va a hacer?"