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Bolivia: los empresarios del otro equipo
Andrés Soliz Rada
Rebelión
¿Alguien podría explicar las diferencias ideológicas entre Gonzalo
Sánchez de Lozada (GSL), el presidente de la Cámara de Industria y Comercio de
Santa Cruz (CAINCO), Zvonco Matkovic, su similar paceño, Víctor de los Heros, y
el presidente de la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia (CEPB),
Roberto Mustafá? Es cierto que su nivel patrimonial es distinto, pero su
coincidencia es absoluta cuando defienden a las petroleras foráneas con más
fervor que a sus seres queridos.
Tal coincidencia entre empresarios nacionales con GSL el principal agente de las
transnacionales en el país, es, a primera vista, incomprensible. ¿Cómo puede ser
que la cúpula empresarial no haga un escándalo cuando el gobierno de Carlos Mesa
resuelve vender gas natural a la Argentina al precio "solidario" de 0.98 dólares
el millar de pies cúbicos, en tanto que el energético llega a los industriales
nativos a 1.60, por idéntico volumen? ¿Es difícil entender que, en esas
condiciones, los productos nacionales carecerán de competitividad inclusive en
el mercado interno?
El caso de la CAINCO es patético, ya que forma parte de la Federación de
Empresarios Privados de Santa Cruz (FEPSC), junto con la Cámara Nacional de
Hidrocarburos (CNH), entidad que aglutina a las transnacionales petroleras que
operan en Bolivia. Todas las declaraciones de Matcovic, exigiendo "mano dura"
contra las protestas sociales y apoyando la exportación de gas a todos los
mercados posibles, sin importarle precios o beneficios para el país, no tienen
una coma de diferencia con los criterios de las petroleras.
En estos momentos, la FEPSC está desafiliada de la CEPB. Mustafá hizo saber que
la principal divergencia con la FEPSC reside en que, a su juicio, la CEPB
debería acoger en su seno a la CNH y no la entidad empresarial cruceña. En otras
palabras, la pugna estriba en quien tiene el privilegio de sacar lustre a las
botas de las transnacionales. A su vez, Víctor de los Héros, en el difundido
programa radial "Diálogo en Panamericana", de hace tres semanas, defendió los
intereses de las petroleras con más vehemencia que fanático predicador de
verdades absolutas.
Fue el Presidente Hugo Bánzer, quien no pasará a la historia por defender los
intereses del país, el encargado de recordar a la CEPB, a la CAINCO y a la FEPSC,
que fue coaccionado por estas entidades para que su gobierno privatice las
refinerías de petróleo, con lo que se completó la liquidación de YPFB. Para ser
justos, digamos que la inmensa mayoría de los empresarios chicos y medianos no
comparten los criterios de sus élites, que, amparadas en su mayor disponibilidad
de recursos, manipulan sus designaciones. Sin embargo, los chicos y medianos
deberían desautorizar las posiciones extranjerizantes de quienes dicen
representarlos.
La futura Ley de Hidrocarburos ha polarizado al país. Los esfuerzos por mantener
las reglas de juego elaboradas por el régimen de GSL son apoyados de manera
desembozada por las Embajadas de las potencias mundiales, por los poderosos
organismos financieros internacionales, como el FMI, el Banco Mundial, el BID y
la CAF, por el aparato transnacional en pleno y los agentes a su servicio.
En el otro polo se han aglutinado las fuerzas nacionales y populares que
advierten que el saqueo del gas acabará con la viabilidad de Bolivia. En esta
confrontación el papel de los empresarios asume vital importancia, ya que el
respaldar una Ley de Hidrocarburos que recupere para los bolivianos la propiedad
del gas y del petróleo, que garantice precios racionales en el mercado interno e
impulse su industrialización en el territorio de la República redundará en
beneficio de todos los bolivianos y también de sus empresarios.
Si se impone, en cambio, la lógica del despojo, iniciada, en 1985, con las
políticas de ajuste estructural, la agudización del empobrecimiento generalizado
exacerbará, aún más, los conflictos interétnicos e interregionales que están
disgregando al país. Este es el escenario en el que deben actuar los empresarios
con conciencia nacional, a fin de sumarse a los contingentes de la nación
oprimida, que trata de salir de esta oprobiosa condición.