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Latinoam�rica

 

El Salvador: La izquierda que la derecha quisiera

Aquiles Montoya
Rebeli�n

La derecha estar�a muy feliz con una izquierda complaciente, no cuestionadora, d�cil, racional pero pro sistema, manejable, comprable, culta pero aburguesada. Una izquierda que aceptara sin protestar ni cuestionar argumentos como esos de que se trata del "inter�s nacional", una izquierda que renegara del socialismo y de la lucha de clases. Una izquierda convencida de que sistema democr�tico es sin�nimo de sistema capitalista y que por ende los empresarios capitalistas son defensores de la democracia y que por tanto es preciso respetarlos, honrarlos y adorarlos porque gracias a ellos es que los trabajadores tienen empleos.
En una sola palabra todo ello se puede expresar en una izquierda domesticada.
Ciertamente, con los acuerdos de paz, se inicia un proceso de domesticaci�n de los otrora revolucionarios, me refiero a las c�pulas dirigenciales de las diferentes organizaciones que integraban el FMLN; sin embargo, algunos dirigentes del actual FMLN se resisten a ese proceso de domesticaci�n que quisiera la derecha, particularmente la derecha arenera y sus instrumentos de dominaci�n ideol�gica.
Y digo que la domesticaci�n de la izquierda revolucionaria se inicia con los acuerdos de paz, porque es a partir de ese momento que la dirigencia del FMLN acepta actuar conforme a las reglas del sistema, lo cual lleva al Frente a transformarse de movimiento revolucionario en partido pol�tico dentro de la l�gica y la legalidad electoral.
Se podr� argumentar que el hecho de participar en la vida pol�tica del pa�s de manera legalizada, no implica renunciar a sus objetivos. Que el Frente como instituci�n pol�tica nunca ha renunciado a su ideal socialista. Formalmente no. �Pero act�a conforme a ese ideal socialista? �Qu� de su programa de gobierno en las pasadas elecciones ten�a un contenido socialista? �Cu�les de sus actividades cotidianas revisten un car�cter socialista?
El problema del capitalismo, como sistema, es que no se reduce s�lo a lo econ�mico. El sistema capitalista integra un sistema pol�tico, ideol�gico, jur�dico, social, cultural, etc. es una totalidad estructurada que todo lo subsume y en ese sentido es sumamente dif�cil escapar tambi�n a los vicios que le son propios. As�, por ejemplo, las pr�cticas individualistas, ego�stas y miserables se hacen tambi�n presentes entre aquellos que pretenden no haber renunciado a sus ideales revolucionarios, pero que est�n dispuestos a darle zancadilla al compa�ero con tal de ser candidato a un cargo de elecci�n popular.
Ciertamente, existe una inmensa diferencia entre quienes aun se mantienen como integrantes del Frente y los otros antiguos revolucionarios que han sido cooptados, -por ejemplo, algunos directores ejecutivos de ONGs- o los otros que han sido sencillamente comprados. Estos �ltimos son los que aparecen en los diferentes medios de comunicaci�n despotricando contra sus antiguos compa�eros de lucha, trabajando para el gobierno o dando "charlas orientadoras" durante los per�odos electorales.
Estos que abandonaron el Frente y que afortunadamente lo hicieron solos, porque las bases del Frente no han olvidado las razones de la lucha, ni sus ideales revolucionarios, son menos peligrosos para el Frente mismo, que aquellos que sin abandonar el Frente buscan ser aceptados socialmente por la derecha.
El Frente como proyecto pol�tico revolucionario me parece que se encuentra ubicado en la actualidad en la mayor encrucijada de su historia. Por una parte enfrenta los males de una dirigencia dogm�tica, formada parcialmente con las visiones del materialismo hist�rico y dial�ctico generadas en la antigua URSS y por otra la de unos aspirantes a dirigentes que, tal parece, carecen de formaci�n marxista.
Un partido pol�tico que se define como revolucionario y que aspira como ideal �ltimo a la transformaci�n del capitalismo y al avance hacia el socialismo, dif�cilmente puede tener una praxis pol�tica consecuente si carece de una visi�n te�rica del capitalismo que le permita comprender la realidad cotidiana y las acciones de los diferentes sujetos que act�an tanto en el �mbito p�blico como privado. Pero no se trata de cualquier visi�n te�rica, sino que obviamente, se trata de asumir una visi�n te�rica marxista. Por otra parte, parece que esta carencia de formaci�n te�rica marxista es lo que conduce a las diferencias que de manera permanente se presentan al interior del Frente entre sus cuadros con alg�n nivel de responsabilidad.
Pero como es una encrucijada, faltan los otros dos brazos de la cruz y estos son: por una parte recuperar el ideal y sus pr�cticas revolucionarias y por otra, ganar credibilidad sin sucumbir a la racionalidad de la derecha, a la cual lo �nico que le importa es terminar de domesticar al Frente y de no ser ello posible, desacreditarlo. En la actualidad, la derecha trabaja activamente y sin tregua en impedir que el Frente logre estas tareas, a sabiendas de que el fracaso del Frente les beneficia. Es una l�stima que cuadros bien intencionados del frente, no se percaten de ello y se presten al juego sucio de sus enemigos de clase.
Esto �ltimo explicar�a el porque los medios de comunicaci�n le dan tanta cobertura a todo aquel que se manifieste en desacuerdo con la actual dirigencia. Y en esta pr�ctica de la derecha no hay que confundirse, lo mismo har�an ma�ana con los "reformistas", si estos llegaran a tomar el control del partido, a menos, que actuaran domesticadamente y ya no representaran ning�n riesgo pol�tico econ�mico para los grandes empresarios.
Cuando, como en mi condici�n de no militante del Frente, se desconocen las interioridades del FMLN, es dif�cil alcanzar a discernir si las acusaciones que algunos de sus miembros realizan tienen o no fundamentos reales. No se sabe si la base de las diferencias responde a razones puramente electorales o si se trata de una cuesti�n mucho m�s de fondo; o bien si se trata de diferencias de car�cter puramente personal. A menudo, las diferencias entre las personas, cuando existe unidad en los objetivos, surgen en torno al c�mo conseguir esos objetivos, pero ello no deber�a ser motivo como para que se repitieran las escisiones del pasado, las cuales si tuvieron su origen en diferencias entre los principios y objetivos revolucionarios, como se ha evidenciado posteriormente.
Reflexi�n desde el marxismo en torno a las posibles diferencias entre la gente de izquierda.
Veamos esta cuesti�n de manera ejemplificada. Uno se puede definir como anticapitalista, lo cual no es poca cosa, y podemos suponer que los dirigentes y los cuadros medios del Frente lo son y que est�n claros en el por qu� lo son. Pero no me refiero a razones de car�cter �tico, de sensibilidad humana, o ambientalistas. Las cuales son razones valederas y nada despreciables, pero ciertamente para los marxistas existen otras razones.
Una raz�n de car�cter general es la siguiente: cualquier problema econ�mico, social, pol�tico, jur�dico, ideol�gico o ecol�gico, si se analiza bien y se va hasta su ra�z, nos evidenciar� que siempre a su base est� el sistema capitalista y su racionalidad, esto es, la b�squeda de ganancias. De ello, se deriva todo un conjunto complejo de visiones, de conductas, de acciones que ser�a demasiado largo de citar, raz�n por la cual remito a los lectores y lectoras a un escrito anterior.
Pero bien, a pesar de coincidir en el estar en contra del sistema y a favor del socialismo, pueden surgir diferencias en cuanto a lo que entendemos por socialismo. Si por socialismo entendemos el que se intent� construir en la URSS, pues, sencillamente me parece, que eso no es a lo que aspirar�a para nuestro pa�s y ello, aun cuando tuve la oportunidad de conocer los grandes avances de los sovi�ticos en materia social, lo cual no es poca cosa.
No obstante en aquellos a�os lejanos de mi juventud, ante la imposibilidad de proponer algo alternativo, siempre sostuve: Si, estoy a favor del socialismo porque resuelve los problemas de la pobreza, pero al d�a siguiente del triunfo de la revoluci�n, yo me marchar�a, porque siento que el r�gimen asfixia, y yo necesito para vivir tambi�n de libertad. Claro, tal actitud era f�cilmente definida en aquel entonces y probablemente tambi�n ahora como una posici�n peque�o burguesa. Si embargo, a este momento, estoy convencido que era una postura profundamente marxista. Ya que Marx, quien no era muy dado a especular, planteaba su visi�n del socialismo en los siguientes t�rminos:
"Finalmente, imagin�monos, para variar, una asociaci�n de hombres libres que trabajan con medios colectivos de producci�n y que desplieguen sus numerosas fuerzas individuales de trabajo, con plena conciencia de lo que hacen, como una gran fuerza de trabajo social".
La cita anterior constituye una de las pocas referencias que formula Marx, sobre lo que podr�a ser el socialismo y es claro en ella, la importancia que le asigna Marx a la libertad. Ya que no s�lo expl�citamente hace referencia a una asociaci�n de personas libres, sino le a�ade que act�an con plena conciencia de lo que hacen y no se puede tener plena conciencia de lo que se hace, si no se es libre, si no se tiene libertad.
Ahora bien, no se piense que esta libertad tenga algo que ver con la libertad burguesa, propia de las democracias capitalistas. Una sociedad que manipula las conciencias, que desinforma, que distorsiona la realidad, que sesga las opiniones, ciertamente, no es una sociedad libre. La libertad condicionada que existe en USA o en El Salvador de hoy, no son diferentes. Ambas responden a la necesidad de reproducir el sistema y sus aparatos de dominaci�n y quien no reconozca o acepte el car�cter condicional de su libertad, no s�lo no tiene acceso a los medios de comunicaci�n masiva, sino que si lo hiciera mediante cualquier medio de comunicaci�n, por muy marginal que este fuera, ser� sancionado, ya que el r�gimen se encarga de tener censores de lo que se dice y se escribe en cualquier medio de comunicaci�n. Estas son sociedades totalitarias disfrazadas de democracias.
De igual manera, tendr�amos un serio desacuerdo si pens�ramos, siguiendo la visi�n europe�sta del marxismo y particularmente, la divulgada en los manuales sovi�ticos, que el sujeto revolucionario tiene que ser necesariamente el proletariado. Y si a partir de ello con una postura dogm�tica y mec�nica deduj�ramos que, siendo que en nuestro pa�s no existe un proletariado masivo, proceder�a entonces realizar primero la revoluci�n democr�tico burguesa, para generar as� el proletariado, como un paso previo a revoluci�n proletaria; tal como lo sosten�an algunos partidos comunistas latinoamericanos en �pocas pasadas.
No s� si exista actualmente alguien que siga sosteniendo tal tesis. Ejemplo claro de dogmatismo, ya que como la realidad no se ajustaba al dogma, hab�a que transformar la realidad para ajustarla a la teor�a. Algo similar ha ocurrido con el dogma neoliberal, se ha buscado ajustar la realidad a la doctrina. Cuando lo correcto es proceder de manera inversa. Las teor�as en las ciencias sociales son un instrumento de conocimiento de la realidad, surgen de una realidad y dan cuenta de esa realidad. Puede ocurrir que las realidades coincidan y en consecuencia una teor�a que surja para explicar una realidad particular sea aplicable a otra realidad. Tal ser�a, por ejemplo, la teor�a del intercambio desigual de Prebisch que surge para explicar la realidad latinoamericana y sin embargo, es extensiva al tercer mundo.
Sin embargo, suponiendo que existiera coincidencia en lo que se entiende por socialismo y sobre el sujeto hist�rico, a pesar de estas coincidencias se presentar�an seguramente diferencias en cuanto al c�mo avanzar hacia el socialismo: �Lucha armada o v�a electoral?
En el pasado se pens� que la lucha armada era una opci�n, algunos pueblos hab�an tenido �xito con esta v�a hacia la construcci�n del socialismo. Pero no s�lo eso, sino que cuando los pueblos caen en la desesperaci�n, la reacci�n instintiva es a la violencia. Violencia que de no ser correctamente canalizada, no se convierte en una violencia revolucionaria, en el sentido de dar paso a la construcci�n de una nueva sociedad, sino sencillamente a la destrucci�n de la misma. Como cualquiera de las dos afectar�a a los burgueses, aunque de distinta manera, estos est�n dispuestos, no sin dolor y de mala gana, a abrir algunos espacios de praxis pol�tica controlada. Estos espacios se presentan, para algunos sectores de la izquierda, como la alternativa democr�tica para avanzar hacia el socialismo, luego de controlar el Ejecutivo. Seguramente asumen que luego de una serie de cambios estructurales sucesivos se puede ir avanzando paulatinamente hacia la nueva sociedad.
Debemos asimismo se�alar que existe otra izquierda, autodenominada "izquierda democr�tica", que adem�s de no tener nada de izquierda, asume una postura entre ingenua e ignorante al pensar que no es necesario acabar con el capitalismo para resolver los problemas de nuestra sociedad. Esta es la izquierda cosmet�loga que para tranquilizar sus conciencias le basta con darle algunos retoques al sistema.
Una nueva visi�n acerca del sujeto y del c�mo avanzar hacia una sociedad alternativa a la capitalista en el Tercer Mundo.
Debo reconocer que escribir este apartado es uno de los retos m�s dif�ciles a los que me he enfrentado en mi vida acad�mica. Esta dificultad est� relacionada principalmente con el escepticismo que se tiene acerca de las potencialidades de la realidad socioecon�mica, pol�tica y cultural, llamada econom�a solidaria, econom�a del trabajo o nueva econom�a popular, a cuyo estudio he dedicado la mayor parte de mis esfuerzos durante los �ltimos a�os, y al hecho de que resulta pr�cticamente inconcebible que alguien se atreva a cuestionar el car�cter de sujeto del proletariado y el rol de vanguardia del partido.
El cuestionamiento sobre el car�cter del proletariado se inscribe m�s en la l�nea de lo que se ha entendido tradicionalmente por proletario, identific�ndolo con el obrero industrial, y no en el sentido marxista, en donde proletario es todo trabajador. Y en cuanto al partido, nos parece que a�n tiene un papel importante que desempe�ar, si abandona su visi�n vanguardista y acepta que la realidad ha cambiado y que han aparecido otros agente de cambio muy importantes como son: las comunidades organizadas, las cooperativas, el movimiento social, etc.
Ocurre que en nuestros pa�ses, la realidad est� marchando por otros caminos y aunque por ahora no sean significativos cuantitativamente, si nos ofrecen una realidad cualitativamente diferente y muy esperanzadora para quienes miramos esos procesos, no tanto en su realidad sino que en sus potencialidades.
Existen actualmente en el mundo, pero principalmente en el submundo capitalista, aquel donde el sistema revela su verdadero rostro, como dijera hace muchos a�os Eduardo Galeano, los otros, los que no son pragm�ticos, los que se resisten a creer que la utop�a ha muerto, los que creen que otro mundo es posible. Estos, los otros, son a los que llamamos constructores de sue�os. Y son constructores de sue�os, porque a diferencia de los antiguos utopistas que primero so�aban, estos han comenzado por hacer para despu�s so�ar, pero en su construir so�ando, van so�ando que es posible otro mundo construir. Est�n en Brasil desde hace ratos, han surgido con fuerza en la Argentina recientemente, en Chile los encontramos tambi�n, como en Bolivia, en Per�, Ecuador y en toda Centroam�rica, solo para mencionar los m�s conocidos por nosotros.
Antes de proceder al desarrollo te�rico, quisiera citar el pensamiento de algunos integrantes de la comunidad Nueva Esperanza:
"Recuerdo la cantidad de opiniones y propuestas... sobre el gran sue�o de lo que quer�amos ser, de nuestras vidas en la comunidad que �bamos a crear, una comunidad viva, din�mica, desarrollada, autogestionaria, solidaria, con salud, educaci�n, viviendas dignas, proyectos productivos.... etc. En fin, ser una comunidad forjadora de nuevos valores para contribuir a la construcci�n de una sociedad nueva. Se valoraba que todo esto era posible lograrlo mediante el compromiso y el esfuerzo de cada uno, que no ser�a f�cil, que en el camino nos encontrar�amos con grandes desaf�os pero que deb�amos hacerlo para hacer realidad nuestros sue�os."
La cita anterior nos muestra lo que yo denomino el momento ut�pico, en el sentido de lo todav�a no realizado, pero que ya tiene una existencia a nivel ideal y que plantea una serie de exigencias su posible concreci�n.
"Al llegar nadie ten�a nada, y ahora todo el mundo tiene sus pollitos, sus chanchitos, sus vaquitas. Y todo eso se debe a la organizaci�n y a la orientaci�n que nos hemos dado. Porque es muy importante la orientaci�n. Mire el asistencialismo jode, porque la gente se acostumbra a que se les d� y cuando la asistencia termina, se hunde todo. Pero aqu� se supo orientar. Por ejemplo, el taller de costura es aut�nomo, se ha dejado libre a las mujeres que trabajan en �l para que se organicen como quieran y van teniendo �xito, con lo cual van naciendo nuevos proyectos para mujeres. Otro ejemplo es la granja de poyos, otro proyecto que dirigen las mujeres y que pinta muy bien.... Yo estoy trabajando ahora en el proyecto de pesca y en el de odontolog�a..."
Del momento ut�pico se pasa al de la implementaci�n, a la realizaci�n de los sue�os, donde se ven los resultados y se sigue so�ando e implementando nuevos proyectos. Por eso, me gusta llamarles: constructores de sue�os.
"Nuestros proyectos son de tres tipos: los que pertenecen a la cooperativa: ganader�a, agricultura, pesca y transporte y tambi�n la tienda, todo esto lo coordina la directiva de la cooperativa. Luego tenemos los proyectos sociales: la educaci�n, la salud, la vivienda, el agua, todo lo que entra en el �rea social y esto lo lleva el comit� comunal y luego est�n los proyectos independientes, porque no son de la cooperativa, ni de la comunidad pero que tienen el reto de aportar, el compromiso pues, de aportar al �rea comunal. Y en esto est� el taller de costura, la granja de pollos, el comedor".
En los testimonios citados anteriormente se manifiesta el car�cter integral que posee la estructura comunitaria. Es claro que lo econ�mico resulta relevante y que lo enfrenta de manera asociada y con propiedad colectiva y mediante el trabajo cooperado, pero no se descuida lo social, ni se deja a que cada cual lo resuelva de la manera que pueda, sino que la comunidad lo asume de manera social y comunitaria. Y a su vez, lo que denominan proyectos independientes, si bien benefician a sus integrantes, tambi�n deben de contribuir a la satisfacci�n de las necesidades comunales, la solidaridad est� presente en toda la vida de la comunidad.
Para finalizar estos testimonios, perm�tanme agregar la reflexi�n de una religiosa que ha acompa�ado la experiencia de la Comunidad Nueva Esperanza:
"Estando aqu� comprendo mejor lo que significa partir de cero. Porque los ricos son cada vez m�s ricos, y los pobres trabajan y trabajan y no pasan de lo mismo. Yo he llegado a llorar de tristeza cuando veo a la gente con la piel curtida de trabajo, de quemarse la piel con el sol, de trabajar. No me estoy refiriendo a la gente de Nueva Esperanza, sino a la gente que vive alrededor. Esta gente no pasa de su analfabetismo, de su desnutrici�n, por no decir hambre, no pasa de su ranchito de l�mina, cart�n y paja. Y, �por qu�?, porque este sistema est� organizado de tal manera para que el pobre sea cada vez m�s pobre. Y eso es un pecado para nosotros."
Creo que sobran los comentarios.
Retornando a nuestra tem�tica, comencemos, pues, por hablar del sujeto del cambio hist�rico. A este lo clasificamos en sujeto real y en sujeto potencial. Y como se observar� �ste sigue siendo el proletariado, si a �ste lo entendemos como trabajadores y trabajadoras.
El sujeto real est� constituido por todos aquellos que de forma organizada enfrentan sus problemas de pobreza y exclusi�n social y que avanzan hacia formas asociativas en los diferentes �mbitos de la actividad econ�mica. Que practican nuevos valores como la unidad, la cooperaci�n, la solidaridad, etc. Y que practican la democracia participativa, en su quehacer sociopol�tico.
Los sujetos potenciales, son los asalariados del sector capitalista de la econom�a, los empleados del sector p�blico y el resto de trabajadores en el sector no capitalista de la econom�a, que no poseen las caracter�sticas previamente se�aladas para el sujeto real, por ejemplo: los campesinos o integrantes del sector informal urbano. Afirmamos que son sujetos potenciales, porque pueden transformarse en sujetos reales dejando, por ejemplo, su condici�n de asalariados y avanzando hacia formas autogestionarias de la producci�n, lo cual genera formas de cooperaci�n, de unidad, de solidaridad, de participaci�n en el �mbito econ�mico, lo cual al ser interiorizado se manifiesta en los diferentes �mbitos de la actividad humana. Sobre el particular las experiencias en la Argentina son muy aleccionadoras, como peque�as muestras de la potencialidad sujetual de los obreros. O el caso de los integrantes del Movimientos de los Trabajadores sin Tierra en Brasil, que en los espacios econ�micos que los campesinos organizados han arrebatado al capital est�n creando los g�rmenes de una nueva sociedad.
La historia nos ense�a que el capitalismo se manifiesta de manera marginal en las entra�as de la sociedad feudal europea y que en la medida que fue creciendo cuantitativamente, logra el suficiente poder econ�mico para transformar la sociedad toda. Las c�lulas burguesas se desarrollan con anterioridad al asalto del poder pol�tico y no lo contrario. Por otra parte, Marx nos dec�a, en las entra�as de la sociedad vieja surgen los elementos de la sociedad nueva.
Al respecto, existe un planteamiento marxista muy interesante en la Tercera tesis sobre Feuerbach:
"La teor�a materialista de que los hombres son productos de las circunstancias y de la educaci�n, y de que, por lo tanto, los hombres modificados son productos de circunstancias distintas y de una educaci�n distinta, olvida que son los hombres quienes modifican las circunstancias y que el propio educador necesita ser educado. Conduce, pues, forzosamente, a la divisi�n de la sociedad en dos partes, una de las cuales est� por encima de la sociedad (as�, por ejemplo, en Robert Owen).
La coincidencia de la modificaci�n de las circunstancias y de la actividad humana s�lo puede concebirse y entenderse racionalmente como pr�ctica revolucionaria." (Cursiva en original)
Las diferentes actividades humanas no son actividades compartimentadas y en consecuencia, podemos suponer que existe una interacci�n entre las mismas. El car�cter alienado y alienante del trabajo en el capitalismo, se manifiesta tambi�n en pr�cticas pol�ticas alienadas, en una ideolog�a pro sistema y en una formaci�n cultural burguesa. Claro, todo ello es reforzado por los aparatos de dominaci�n del sistema: los medios de comunicaci�n, la educaci�n, las religiones retardatarias. As� como la misma actividad social que presiona hacia pr�cticas consumistas y al tener cosas como forma de realizaci�n personal.
El m�s grande temor del r�gimen es que las personas puedan llegar a pensar por su propia cuenta, que se dejen afectar por la realidad y que lean o escuchen opiniones diferentes a la "verdad oficializada".
Por tal raz�n es que el �ltimo p�rrafo de la anterior cita de Marx, representa en mi opini�n un verdadero quebradero de cabeza y vea si no : �Cu�ndo ocurre la praxis revolucionaria que posibilita la coincidencia de la modificaci�n de las circunstancias y la actividad humana? �Ocurrir� en un proceso revolucionario, como la lucha armada que conocimos en el pa�s que llev� a modificar las circunstancias y la actividad humana? �O bien ocurrir� en el proceso de construcci�n del socialismo en una determinada sociedad? La historia no nos permite obtener una respuesta absoluta, aunque si respuestas parciales y una hip�tesis, que me parece bastante plausible, a partir de algunas pr�cticas en la econom�a solidaria que se vive en muchas comunidades organizadas.
Intentemos explicarnos. Durante los a�os de la guerra, tanto los combatientes como las familias desplazadas, debido a una serie de circunstancias propias de la guerra, se vieron forzados a modificar una serie de actitudes, de visiones y de conductas tradicionales y fueron descubriendo lo mejor de s� mismos: la disposici�n a entregar la vida por un ideal, el so�ar con una nueva patria libre y liberada, el sacrificio diario, la unidad, la cooperaci�n, la solidaridad, etc.
Ciertamente, no creemos que lo anterior sea una verdad absoluta y generalizable, ya que hubo otros que descubrieron lo peor del ser humano. Pero bien, en muchas comunidades organizadas, e integradas por desmovilizados y por familias desplazadas, he encontrado a esas personas transformadas, a esas personas que practican nuevos valores. Pero he all� lo interesante: al buscar enfrentar sus problemas de pobreza y exclusi�n social de manera organizada, est�n cambiando sus circunstancias y se est�n modificando a s� mismos.
Si bien es cierto que las diferentes actividades econ�micas que realizan, no se han socializado en su totalidad, ya que existe a�n trabajo individual o familiar, no es menos cierto que a medida que se avanza en la organizaci�n se va accediendo a formas colectivas de propiedad y a formas asociativas en diferentes �mbitos de lo econ�mico, tales como en la comercializaci�n, en las finanzas, en los servicios, etc.
Donde se practican los valores de unidad, solidaridad y cooperaci�n, etc. No s�lo se han liberado de la explotaci�n capitalista, sino que han logrado que su trabajo vaya dejando de ser un trabajo alienado y alienante, en la medida que se participa en la planeaci�n, en la proyecci�n y en la toma de decisiones. Pero esos valores y esa nueva actitud participativa y deliberante, tambi�n se hace presente en el �mbito pol�tico, en lo social, en lo cultural.
Un elemento clave en todo este proceso es la organizaci�n, ya que ella posibilita socializar experiencias, problemas y sue�os individuales. Las personas van descubriendo que sus problemas no son exclusivos de ellos, sino comunes a los otros. Pero lo m�s importante: las personas van tomando conciencia de que no tienen la culpa de estos problemas. Quiz� en un primer momento responsabilicen a los gobiernos, al modelo, a la dependencia, pero en ese proceso terminar�n por descubrir que la causa �ltima radica en el sistema capitalista y a partir de esto estar�n en capacidad de valorar de mejor manera sus esfuerzos por lo que est�n construyendo.
Y cuando comparten sus sue�os, descubren tambi�n que otros tienen sue�os semejantes y que el so�ar con otro mundo mejor, no es cosa de ingenuos, de ignorantes o de locos. Entonces, ya se est� en camino de hacer realidad esos sue�os.
Pero igual se socializan experiencias emp�ricas y conocimientos te�ricos, lo cual contribuye a potenciar sus actividades y a evitar errores ya cometidos. Entre las comunidades organizadas se va generando un conocimiento colectivo muy rico, el cual se comparte de manera generosa, entre si y con las nuevas generaciones.
La organizaci�n tiene como base a la comunidad, la cual da paso a la asociaci�n de comunidades en un territorio pr�ximo, para luego pasar a la asociaci�n de asociaciones en territorios m�s distantes y podr�a seguir avanzando hacia espacios mayores tanto a nivel nacional como internacional. Pero a su vez esta organizaci�n est� atravesada por otro tipo de organizaciones, tales son, por ejemplo, la de mujeres, de j�venes, de educadores, de lisiados, de productores, etc.
Esas nuevas pr�cticas que tienen las comunidades organizadas en lo econ�mico y en lo social, tambi�n se manifiestan en nuevas pr�cticas pol�ticas. En estas pr�cticas lo novedoso viene a ser la inversi�n de roles entre el partido y las organizaciones, a partir de la cual se transforma la pr�ctica pol�tica tradicional en la que es el partido el que instrumentaliza a las organizaciones, y las pone en funci�n de sus intereses electorales, de sus proyectos pol�ticos o de sus luchas.
La organizaci�n comunitaria no conduce a la despolitizaci�n, como pudiera pensarse en raz�n de que en ciertas ocasiones las comunidades rechazan la presencia del partido en sus luchas reivindicativas. Todo lo contrario. El avance en su nivel de politizaci�n les ha llevado a comprender y a diferenciar cuando sus luchas deben de darlas solos, cuando requieren del acompa�amiento del partido y cuando se requiere del partido para conseguir determinado objetivo. Esta es la inversi�n a que me refiero.
Por ello cuando se trata de conseguir el poder municipal se usa el canal del partido para llevar a sus candidatos. Pero esos candidatos, luego gobernantes municipales, son representantes de las comunidades y aunque, pueden ser tambi�n miembros del partido, su compromiso y responsabilidad real es con las comunidades, aunque formalmente respondan al partido.
Lo anterior viene a modificar la labor administrativa municipal, en tanto que el Consejo Municipal da continuidad a las pr�cticas propias de las comunidades organizadas, donde se vive la democracia participativa y se priorizan los problemas a enfrentar mediante asambleas generales con participaci�n de la gente. Los cabildos abiertos dejan de ser una cuesti�n meramente formal y pasan a ser espacios y pr�cticas democr�ticas aut�nticas. Adem�s de que los integrantes de los consejos municipales no s�lo conocen de los problemas m�s urgentes a resolver, sino que los viven.
Bien, para los fines de este ensayo me parece que lo dicho es suficiente, no obstante para quien desee seguir conociendo sobre el particular y descubrir m�s argumentos a favor de esta tesis, al final de este trabajo me he permitido incluir al final un listado de diferentes materiales que se pueden ser consultados sobre esta tem�tica. Por ahora prefiero llegar al punto que me ha impulsado a escribir este ensayo y es el siguiente:
Para la izquierda revolucionaria la prioridad pol�tica no es ganar la Presidencia de la Rep�blica, ni siquiera las diputaciones aunque son necesarias, sino los Consejos Municipales, ya que los cimientos de la nueva sociedad es necesario y posible construirlos en la base misma de la sociedad.
S� que para muchos esto puede resultar descabellado, sobre todo cuando miran la posibilidad de ganar la presidencia a la vuelta de la esquina. Y es por eso que dicen de no haber sido por el candidato, de no haber sido por las t�cnicas, por los m�todos, por las armas obsoletas, por la propaganda sucia, etc. Ya estar�amos sirvi�ndole a la gente... En el pasado as� se ve�a tambi�n el triunfo de la revoluci�n: a la vuelta de la esquina. Aprendamos de la historia.
Hay verdades que son conocidas y sin embargo, en la pr�ctica se ignoran. Es sabido que las revoluciones, los cambios radicales de la sociedad, no se realizan por decreto. Que no basta con poseer el poder formal, si no se cuenta con poder real y el poder real radica en lo econ�mico.
Dado el poder econ�mico con que cuentan los grupos familiares empresariales en el pa�s, un gobierno de izquierda en el remoto supuesto que accediera al ejecutivo en el corto plazo, s�lo ser�a viable con una izquierda domesticada, que respondiera a los intereses de la gran burgues�a y de las transnacionales. No es muy lejano el ejemplo hist�rico de Duarte, quien a pesar de contar con el apoyo de la fuerza armada y del imperialismo no pudo gobernar y en consecuencia consolidar las reformas estructurales que hab�a sido posible decretar en el marco de la guerra y con objetivos m�s contrainsurgentes, que sociales.
La resistencia de los grupos familiares empresariales en el pa�s, debido a la concentraci�n y centralizaci�n del capital, les facilita el ponerse de acuerdo y resolver sus propias contradicciones. No existen fracciones poderosas de la burgues�a que sean distintas y que tengan intereses diferentes, los cuales generar�an contradicciones que podr�an ser utilizadas por la izquierda. Es m�s, los peque�os y medianos empresarios, cuando ven peligrar el sistema, se agrupan con los grandes en un solo bloque como las vacas en la Argentina ante la amenaza de una fiera. Este fue el origen de ARENA.
No reconocer estas realidades revelan un desconocimiento de lo que es el capitalismo o pecar de un excesivo voluntarismo. Para cambiar la realidad es preciso conocerla y conocerla en su esencia y no tan s�lo en su apariencia.
Supongo que para la izquierda revolucionaria no partidaria puede resultar mucho m�s f�cil aceptar un planteamiento de esta naturaleza. En cambio para la izquierda partidaria la cuesti�n se presentar�a mucho m�s dif�cil de aceptar, en raz�n de su heterogeneidad de intereses, de aspiraciones, de proyectos, de visiones, etc.
Y sin embargo creo que existe en la base social del FMLN, quienes no s�lo podr�an estar de acuerdo con este planteamiento en t�rminos te�ricos, sino que adem�s est�n dedicados a construir esa sociedad alternativa. Y tal suposici�n es precisamente lo que me ha animado a escribir este ensayo, reuniendo una serie de elementos que he expresado verbalmente, de manera desarticulada desde hace ya bastante tiempo. No se trata, pues, de una reacci�n ante la p�rdida del FMLN y a un intento de contrarrestar la desesperanza que se gener� entre muchas personas de izquierda.
Estoy consiente que aceptar un cambio en las prioridades pol�ticas y en el rol del partido, tiene implicaciones muy grandes, sobre todo despu�s de haber orientado la actividad partidaria a la lucha electoral, la cual ha demandado cantidad de recursos humanos y materiales, y que, siendo honestos, debemos de reconocer que han sido un absoluto despilfarro, porque en nada se ha beneficiado a la gente. Al menos esto es as�, en lo que a las campa�as presidenciales se refiere. Pr�cticas muy propias del capitalismo, �debe seguirlas imitando la izquierda revolucionaria? �O se deben de buscar formas alternativas? �Qu� hacer?
Son muchas las actividades que tendr�an que realizarse, algunas hasta escapen seguramente a mi imaginaci�n o a mis conocimientos, pero podemos mencionar algunas.
En primer lugar, deber�a propiciarse o generarse organizaci�n a nivel de la base, esto es, entre quienes defin�amos como sujetos potenciales. Y como estos sujetos potenciales son diferentes, los objetivos o los m�viles de la organizaci�n tienen que ser tambi�n diferentes.
Los motivos de la organizaci�n en la maquila, por ejemplo, son muy diferentes a los de los trabajadores del sector informal urbano, como estos a su vez no coinciden con los de los campesinos o los de los empleados p�blicos. Pero todos tienen que tener como horizonte la construcci�n de una sociedad alternativa a la capitalista y en ese sentido deben de irse dando algunos pasos en esa l�nea.
La organizaci�n de los trabajadores en las maquilas, o de manera general en las empresas capitalistas, debe de orientarse en lo inmediato a las actividades reivindicativas, pero sin dejar de lado la posibilidad de transformar esas empresas capitalistas en empresas autogestionadas por los trabajadores. Los maquileros son muy dados a cerrar empresas y a dejar en la calle a los trabajadores, es entonces necesario que los trabajadores se vayan preparando para tomarse la empresa y convertirla en una empresa autogestionaria que podr�a seguir maquilando productos. Ah� tenemos un ejemplo de lo anterior con "Just Garments", Prendas con Justicia, 100% hecho por sindicato. O de manera general, cuando se presentara una crisis como la ocurrida en la Argentina, que condujo al cierre de muchas empresas, las cuales fueron tomadas de manera espont�nea por los trabajadores y las echaron a andar mediante una labor autogestionaria, evidenciando con ello que los trabajadores no necesitan de los patronos para poder producir.
Es preciso apoyar la reactivaci�n de las cooperativas de la reforma agraria o transformarlas en comunidades rurales organizadas, como ha ocurrido en algunas regiones del pa�s. Lo importante es que se constituyan en un aut�ntico poder econ�mico y pol�tico.
Continuar y profundizar la organizaci�n de las comunidades rurales e ir conformando asociaciones de comunidades, a fin de gestionar proyectos econ�micos y sociales de mayor cobertura. Para mejor comprender lo anterior es preciso establecer algunos de ejemplos de c�mo funciona la econom�a solidaria.
As� por ejemplo, cuando se ha logrado avanzar hacia la creaci�n de una asociaci�n de comunidades es posible constituir asociaciones de productores, ya sea de hortalizas, de leche, de granos b�sicos, de ca�a de az�car, de frutales, de calzado, de ropa, de muebles, de pan, etc. Tambi�n aparece la necesidad de constituir asociaciones para la comercializaci�n de los productos, para abastecer de insumos a los productores, para prestarles servicios, para captar y canalizar recursos financieros, etc.
Sabido es que el mayor problema que enfrentan los trabajadores del �rea rural es el desempleo, en consecuencia lo que se requiere es promover proyectos econ�micos sostenibles, que generen empleo e ingresos. Pero es preciso avanzar de los microproyectos a los macroproyectos, a fin de que se conviertan en actividades rentables y no de mera sobre vivencia. Y ello es posible, cuando se avanza de la asociaci�n comunitaria, a la asociaci�n de comunidades.
Se debe promover la articulaci�n econ�mica entre las comunidades organizadas y de �stas con las cooperativas de la reforma agraria. Las relaciones intracomunitarias e intercomunitarias podr�an comenzar a prescindir del dinero en efectivo en sus transacciones comerciales, y solamente utilizarlo como unidad de cuenta, de la misma manera en que se utiliza el col�n, como dinero virtual para establecer el precio de los art�culos.
A esta actividad comercial sin usar el dinero en efectivo se le denomina en la actualidad trueque, aunque al interior de las asociaciones comunitarias podr�an usar alg�n tipo de moneda creada por ellos y de circulaci�n limitada en la zona. Esto tendr�a numerosas ventajas, entre las cuales cabe mencionar las siguientes: se inducir�a a la compra de los productos producidos por los mismos productores asociados, se generar�a cierto grado de desconexi�n de los circuitos del capital, con la cual se disminuir�a la expoliaci�n, se avanzar�a hacia la eliminaci�n del fetichismo mercantil y todas sus implicaciones, se avanzar�a hacia el comercio justo, etc. Pero como no se espera la autarqu�a, las ventas al sector capitalista de la econom�a, posibilitar�an las compras de lo que necesiten para su funcionamiento las comunidades.
De igual manera resulta de suma trascendencia profundizar la organizaci�n de los sectores informales urbanos. Este es un sector que padece de la expoliaci�n del capital como un todo, pero que a menudo tiende a asimilarse al sector empresarial capitalista, por razones puramente ideol�gicas y de conveniencia pol�tica, pero que no reciben ning�n auxilio, ni apoyo real del gobierno.
Promover la articulaci�n econ�mica entre los informales urbanos organizados y los trabajadores rurales organizados, ya sean de cooperativas o de comunidades. Una experiencia exitosa que ejemplificar�a lo anterior es la experiencia de la red COMAL en Honduras, en donde se han creado redes comerciales entre productores, comercializadores y consumidores.
En todo este proceso juegan un rural importante los Consejos Municipales, como promotores, organizadores y facilitadores de la nueva estrategia. Pero para hacerlo es preciso que avancen desde los diferentes enfoques de desarrollo local, a la visi�n mucho m�s progresista de econom�a solidaria. Si realmente deseamos construir una sociedad alternativa a la capitalista, tenemos que comenzar a hacerlo desde la base misma de la sociedad, en las comunidades, en las cooperativas, en las asociaciones, etc. que se desarrollan, que tienen vida en lo local y donde los consejos municipales pueden jugar un importante papel. Por ello es que la prioridad del Frente debe de estar en las alcald�as.
Claro, que ello implicar�a un cambio radical en la composici�n, en la orientaci�n y en el trabajo de los Consejos Municipales.
De igual manera, los cuadros pol�ticos del frente deben de promover la creaci�n de ADESCOS y de ya existir las mismas, procurar reorientar su trabajo, hacia el enfoque de la econom�a solidaria.
Un papel de m�xima trascendencia en este proceso le corresponde a las ONG. Debemos reconocer la existencia de ONG de diferente tipo, desde las que buscan perdurarle la vida al sistema, hasta las que creen que otro mundo es posible y que han venido trabajando, sin desmayar, por hacerlo realidad. Necesario es que socialicen sus experiencias, tanto las positivas como las negativas.
La necesidad del an�lisis marxista para la izquierda revolucionaria
El viejo Lenin dec�a que sin teor�a no hay movimiento revolucionario y Nestor Kohan le a�ade: sin pr�ctica ni proyecto pol�tico dif�cilmente haya producci�n te�rica.
El capitalismo es un sistema que todo lo fetichiza, que encubre su realidad esencial y es por ello, que resulta tan f�cil caer en sus redes y quedar atrapado en el �mbito de la apariencia real. Perm�tanme un ejemplo r�pido y obvio.
El fen�meno de la explotaci�n en el r�gimen feudal era evidente, los siervos sab�an perfectamente que eran explotados, porque ve�an la cantidad de su producto que ten�an que entregarle al se�or feudal o los d�as que ten�an que trabajar para su se�or sin recibir nada a cambio, no dejaban lugar a dudas que el se�or se apropiaba de algo que a ellos les pertenec�a. Ya no digamos, los esclavos. Sin embargo, en el capitalismo la explotaci�n se encubre, al presentar el salario como el precio del trabajo, no hay modo de ver la explotaci�n; y sin embargo, si no existiera explotaci�n no se podr�a entender porque unos cuantos capitalistas atesoran grandes fortunas, mientras que los trabajadores que son quienes crean la riqueza sufren de la pauperizaci�n absoluta y relativa.
La cosa se complica a�n m�s en pa�ses como el nuestro, donde gran parte de los trabajadores no son asalariados y no se ve, de qu� manera ellos contribuyen tambi�n a ampliar la fortuna de los capitalistas y se les busca asimilar a la clase empresarial, en tanto pareciera que las diferencias entre un cuenta propia, una microempresa y una gran empresa s�lo son cuantitativas, unos son chicos, otros son medios y otros grandes. Pero parece no existir ninguna diferencia cualitativa, cuando la realidad esencial es que los primeros no son capitalistas y que sufren la expoliaci�n de los capitalistas, tanto como los obreros sufren de la explotaci�n. Los fen�menos son diferentes y se requiere de la teor�a para poder comprenderlos.
El conocimiento de la realidad en una sociedad capitalista y del m�todo marxista de an�lisis es de suma importancia para cualquier intelectual que se precie de serlo, pero es imprescindible para la izquierda, que se dice revolucionaria. Perm�tanme utilizar la reciente propuesta del partido ARENA de crear un FOSALUD financiado por mayores impuestos al consumo de cigarrillos y bebidas alcoh�licas para ilustrar la utilizaci�n del m�todo marxista de an�lisis, y al mismo tiempo para evidenciar la falta de formaci�n te�rica marxista de algunos diputados efemelenistas.
Primer paso: �C�mo se presenta el hecho o fen�meno a nivel de la apariencia real, esto es, de manera fetichizada? Se presenta como Impuesto a los cigarros y bebidas alcoh�licas, etc: Que los viciosos paguen de manera solidaria los servicios de salud de los pobres. Parece muy justo, muy racional y muy atinado el Presidente de la Rep�blica que retom� una propuesta del FMLN.
Segundo paso: �C�mo se presenta el hecho o fen�meno a nivel de la realidad esencial, esto es, desmitificada? A nivel esencial es falso que exista " impuesto a los cigarros y a las bebidas alcoh�licas". Es un impuesto a los consumidores de esos productos. A los consumidores de estos productos de v�ctimas se busca convertirlos en victimarios. Sabido es ya que las adicciones no son un problema �tico o moral, sino enfermedades que tienen m�ltiples causas, que son agravadas por las campa�as publicitarias y las estrategias de mercadeo de las compa��as que los producen, generalmente transnacionales
Tercer paso: Relaci�n entre el nivel aparencial y el nivel esencial. �Quienes deber�an de pagar el impuesto?, obviamente deber�an pagarlo quienes se apropian de grandes beneficios a causa de la adicci�n que propician y fomentan mediante la publicidad, esto es, las empresas que producen y comercializan los productos adictivos, as� como las empresas que lucran con la publicidad de tales art�culos.
Pero claro, el se�or Presidente de la Rep�blica siendo consecuente con los intereses que representa y los suyos propios, nos dijo en campa�a que no habr�a m�s impuestos, pero lo que no nos dijo era, que no habr�a m�s impuestos para los empresarios. Y el FMLN, parece que estaba de acuerdo, al menos, en lo que al FOSALUD se refiere.
Ahora bien, no basta con tener un buen m�todo de an�lisis, es preciso contar con una teor�a que permita desmitificar la realidad aparencial del capitalismo y en tal tarea, El Capital de Carlos Marx, sigue siendo insustituible y no porque lo dijo Marx, sino porque coincidimos con sus planteamientos y cuando encontramos una realidad no explicada por su teor�a, buscamos la forma de teorizar sobre la misma, a fin de conocerla. El capital, ciertamente no es La Biblia, pero es que nosotros tampoco somos creyentes, sino intelectuales marxistas.
La izquierda que el pueblo necesita.
El pueblo salvadore�o, las mayor�as populares, todos aquellos que han sufrido la explotaci�n y la expoliaci�n del capital, todos aquellos que han sufrido de la impunidad y la soberbia de los ricos, todos aquellos que arriesgaron su vida por un futuro mejor, todos los que vivimos la libertad condicional del r�gimen burgu�s, todos los j�venes v�ctimas de este sistema opresor y excluyente, las madres de los desaparecidos..... necesitamos una izquierda revolucionaria, anal�tica, cr�tica, coherente, ut�pica, consecuente, orientadora, militante, pensante, anticapitalista y marxista. Pero sobre todo, una izquierda que recupere la m�stica revolucionaria.
Es preciso recuperar el orgullo de ser marxista y no andar pidiendo disculpas por serlo. Los y las marxistas luchamos por desenmascarar el r�gimen burgu�s, por acabar con el sistema capitalista, para hacer realidad la justicia, la solidaridad, la cooperaci�n, la igualdad de g�nero, la preservaci�n de toda forma de vida y en consecuencia, preservar la naturaleza.
Quienes deben de sentirse avergonzados son aquellos editorialistas de los medios de comunicaci�n de la burgues�a, los intelectuales org�nicos del capital, los funcionarios p�blicos, los pastores retardatarios, etc. Todos los que buscan encubrir la realidad del sistema, los que justifican a los empresarios capitalistas, los que le sirven de ide�logos a la burgues�a, los pol�ticos corruptos, los intelectuales pancistas. Ellos son los deb�an de sentirse avergonzados de ser lo que son: c�mplices del mantenimiento del status quo.
En esta democracia de opereta, la mayor�a de pol�ticos y de los medios de comunicaci�n, han pasado a realizar el papel, que con otros medios, realizaron en el pasado los militares: el de preservar el sistema. Y es que las razones, las causas de la lucha no han variado en nada, por eso es que para la izquierda revolucionaria se torna una necesidad el aprovechar la ausencia de represi�n f�sica, desenmascarando la realidad, formando cuadros revolucionarios, haci�ndole evidente a la poblaci�n la identidad que existe entre: ANEP, el Ejecutivo y FUSADES. Se presentan como tres instituciones diferentes, pero tienen id�ntica alma, por sus venas corre la misma sangre, la del capital. Y aunque tienen funciones diferentes, responden a los mismos intereses: los del capital
Por eso que no basta con criticar al gobierno, es necesario hacerlo con ANEP y FUSADES. Desenmascarar sus formulaciones y planteamientos y no dejarse deslumbrar por sus "doctas" posturas, poco importa que provengan de intelectuales pancistas criollos, o de extranjeros. No tienen raz�n, ni justicia, porque responden a los intereses del capital y lo bueno para el capital o los capitalistas, nunca ser� bueno para la poblaci�n explotada o expoliada. No hay que dejarse "dar atol con el dedo" , con la falacia del inter�s nacional, detr�s del inter�s nacional siempre est� m�s de un burgu�s agazapado.
Al frente se le complica mantener la consecuencia entre la visi�n revolucionaria y su ideal socialista cuando aspira a la Presidencia de la Rep�blica, ya que es entonces, particularmente, entonces, cuando se dibuja como un partido pol�tico burgu�s mas, aunque con cierto tinte progresista. Y tal falta de consecuencia confunde a la poblaci�n, ya que cuando con su programa de gobierno busca ser complaciente con la burgues�a y ser aceptado por la misma, el pueblo no encuentra por donde vendr� la soluci�n a sus problemas. Por otra parte, la burgues�a no necesita ni quiere que gobierne el Frente: para eso ya tiene su partido.
El Frente tiene que realizar una labor de orientaci�n permanente, partiendo de una visi�n radical de la realidad. Es necesario repetir una y otra vez que la causa �ltima de los problemas radica en el sistema capitalista y esto es preciso evidenciarlo. En consecuencia se necesita de la formaci�n te�rica y del aporte de los intelectuales. El error en que incurri� el Frente de despreciar a los intelectuales revolucionarios, ya es tiempo de que se termine. No basta con ser buenos, e inclusive, excelentes pol�ticos.
Los espacios que existen en los medios de comunicaci�n deben de ser utilizados lo m�s intensamente posible, pero no con declaraciones p�blicas, donde la agenda la determinan los empresarios de la comunicaci�n, sino con art�culos, con programas de radio y televisi�n, en los cuales se vincule los problemas de la realidad nacional con la l�gica del sistema capitalista. Se necesitan art�culos que proporcionen una explicaci�n cient�fica de porqu� la realidad es como es, estableciendo v�nculos entre el poder econ�mico y la realidad, entre el gobierno y la realidad , entre los aparatos ideol�gicos de la burgues�a y la realidad. Esta es una forma de ir generando conciencia revolucionaria. �Por qu� los diputados del Frente no escriben?
Algo que el Frente parece haber olvidado es la m�stica revolucionaria y quiz� es por ello que la juventud, que los universitarios, ya no tengan un rol destacado en la actualidad. En los a�os 70s los j�venes universitarios iban al campo a informar y formar a la poblaci�n rural, se vinculaban con los sindicatos, etc.
En la actualidad en las comunidades organizadas existen maravillosas condiciones para sensibilizar a la juventud y para que sean solidarios. Las comunidades necesitan del aporte de los j�venes universitarios y �stos de las comunidades para encontrarle sentido a la vida, para darse cuenta que la utop�a no ha muerto, que ah� se est� construyendo las bases de la sociedad del futuro.
Desde mi experiencia el contacto de j�venes universitarios con la realidad de las comunidades tiene un efecto transformador: cuando los j�venes universitarios visitan las comunidades, se averg�enzan de sus h�bitos consumistas al constatar las carencias de la poblaci�n rural, les molesta su individualismo al comprobar la cooperaci�n y la solidaridad entre los pobres, adem�s descubren el verdadero rostro del sistema capitalista y se desenga�an de la ret�rica de los gobiernos burgueses.
Reflexi�n final
La pr�ctica electoral est� desnaturalizando al Frente, el tare�smo electorero les consume todos sus recursos materiales y humanos, el aburguesamiento de algunos de sus funcionarios est� conduciendo al Frente a dejar de ser, el partido de la revoluci�n salvadore�a.
En Am�rica Latina, la izquierda revolucionaria est� percat�ndose de los cambios en la realidad y est�n volviendo sus ojos a las ra�ces de su ideolog�a revolucionaria. Marx est� cobrando de nuevo vida, presencia y actualidad, muy a pesar del discurso de quienes ya lo hac�an muerto y sepultado.
Ojal� que este esfuerzo te�rico, sirva al menos, como un llamado de atenci�n para aquellos que nunca han renunciado a su ideal revolucionario.
Bibliograf�a
Montoya, Aquiles,
�La nueva econom�a popular, una aproximaci�n te�rica, UCA Editores, 1993.
�La nueva econom�a popular, una aproximaci�n emp�rica, UCA Editores, 1994.
�Informalidad urbana y nueva econom�a popular, UCA Editores, 1995.
N��ez, Orlando
�La econom�a popular, asociativa y autogestionaria, Edit. CIPRES, 1995.
Escobar, B y Zepeda C. La econom�a Solidaria como alternativa para El Salvador, tesis para optar al grado de licenciados en econom�a, UCA, 2003.
Razeto, Luis, Econom�a Popular de Solidaridad, Programa de Econom�a del Trabajo, Santiago, 1990.


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