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Las petroleras reactivan la presion en bolivia
Econoticias
Convencidas de que ya pasó el peligro mayor, la nacionalización, las
transnacionales petroleras que operan en Bolivia rompieron lanzas con el
gobierno y comenzaron a disputarle su intención de imponerles nuevas cargas
tributarias y elegir inconsultamente puertos peruanos para la exportación de gas
a los mercados de México y Estados Unidos.
El vocero de las transnacionales y dirigente de la empresarial Cámara de
Hidrocarburos, Carlos López, exhortó a las autoridades a negociar ambos temas y
la nueva ley que regirá el sector para no generar inseguridad jurídica y afectar
los negocios.
En el mismo tono, el embajador del Brasil en Bolivia, Antonino Mena Goncalvez,
abogó a principios de semana para que la nueva ley, que ha sido remitida por el
presidente Carlos Mesa a consideración del Congreso, no afecte la rentabilidad
de Petrobras, que tiene el control de casi una sexta parte de las reservas de
gas y petróleo de Bolivia.
La preocupación de las petroleras radica en los nuevos niveles de tributación
que emergerán con la sustitución del impuesto a las ganancias extraordinarias (Surtax)
por el Impuesto Complementario a los Hidrocarburos (ICH) que grava en proporción
creciente la mayor producción de exportación. Por sus características, el Surtax
era un Impuesto de difícil cuantificación y cobro, lo que facilitaba que las
empresas evadan su pago. En cambio, el ICH es mucho más sencillo y debe ser
pagado según los niveles de exportación. Lo bueno del ICH, para las empresas, es
que este impuesto puede ser descontado en su totalidad del pago que tendrían que
hacer sobre sus utilidades. En realidad, el ICH sólo garantiza que las empresas
paguen por adelantado el impuesto a las utilidades. Lo malo del ICH, para las
empresas, es que ya no tendrán tantas facilidades para burlar el pago de
tributos.
Según el ministro de Hacienda, Javier Cuevas, si actualmente estaría funcionando
el ICH en vez del Surtax, las empresas deberían tributar 90 millones de dólares
más durante este año, por los mayores volúmenes de exportación de gas al Brasil
y Argentina y por el menor margen de maniobra que tendrían las empresas.
Otra de las preocupaciones de las transnacionales es la decisión del presidente
Mesa, acordada con su par de Perú, Alejandro Toledo, para usar puertos peruanos
y no chilenos para la exportación de gas a los mercados de Estados Unidos y
México.
La decisión de salir por puertos del Perú, que ocasionará que los proyectos de
exportación tengan un costo adicional cercano a los 700 millones de dólares, fue
asumida por Mesa ante la negativa de Chile para negociar una salida al mar para
Bolivia, que perdió en 1879 su vinculación con el Océano Pacífico tras sufrir
una guerra de conquista desatada por la oligarquía chilena.
En los cálculos del gobierno boliviano, usar el puerto chileno de Patillos, tal
como demandan los consorcios petroleros, provocaría la reactivación de la
protesta social contra este negocio petrolero, que deja ganancias millonarias
para las petroleras pero muy poco para el Estado boliviano.
Sin embargo, otra parece ser la percepción de las transnacionales, que habían
respaldado y promovido, junto al gobierno neoliberal y los organismos
internacionales, la realización del referéndum del 18 de julio, convocado para
legitimar las exportaciones de gas y disipar las demandas populares por la
nacionalización del gas y el petróleo.
En la visión de la Cámara de Hidrocarburos, el referéndum habría derrotado las
posiciones radicales de la nacionalización, por lo que ahora, ya libres de ese
peligro, podrían presionar sobre el gobierno y el Congreso para que no se
alteren las reglas de juego que les han permitido apoderarse de la riqueza
hidrocarburífera de Bolivia, valuada en por lo menos cien mil millones de
dólares.
Para la siguiente semana está previsto el inicio del tratamiento parlamentario
de la nueva ley de hidrocarburos. Al Congreso nacional ya han llegado siete
proyectos de ley, incluido el remitido por el Ejecutivo, que es el que tiene
mayores probabilidades de ser aprobado, dada la mayoría de congresistas de
orientación neoliberal que creen que pueden armonizar los intereses de las
petroleras con las intenciones del gobierno.
Simultáneamente, las organizaciones sociales y sindicales también tienen
previsto reiniciar movilizaciones y acciones de masas desde el 20 de agosto, con
el fin de pugnar, otra vez, por la nacionalización de los hidrocarburos.
'Vamos a movilizarnos masivamente desde el 20 por la nacionalización y para
impedir que Bolivia siga siendo la hacienda de las transnacionales', dijo el
secretario permanente de la Central Obrera Boliviana (COB), Pedro Cruz.
'El gobierno se equivoca si cree que nos ha derrotado con su referéndum tramposo
(...) Va haber conflictos sociales por las actitudes que está asumiendo el
gobierno que quiere exportar el gas antes de industrializar', aseguró el
sindicalista, convencido de que las petroleras y el gobierno han cantado
victoria antes de tiempo.