La semana pasada el país se ha visto conmocionado por los graves sucesos de Ilave que terminaron con el linchamiento de Cirilo Robles, alcalde de esa ciudad. Los efectos de este hecho se han dejado sentir en todo el país, y no son pocas las repercusiones políticas que traerá consigo.
Rechazamo el intento de vincular a nuestro Partido con estos acontecimientos, asimismo desmentimos, por no ajustarse a la verdad, ciertas informaciones periodísticas, según las cuales los sucesos de Ilave se deberían a un enfrentamiento entre Patria Roja y el grupo Pukallacta por el control del municipio. El fallecido Alcalde no ha formado parte de nuestra organización. Quienes así lo sostienen, o bien desconocen la realidad de lo sucedido, o bien pretenden echar una cortina de humo sobre las verdaderas causas de esta tragedia, que van más allá del hecho anecdótico o policial,
Lo acontecido en la provincia del Collao expresa el fracaso de la democracia liberal como factor ordenador de la convivencia entre los peruanos. Recordemos que la población llevaba más de 20 días de huelga sin que a las autoridades se les ocurriera afrontar y resolver ese problema, Importantes sectores del país continúan postrados en el abandono, la exclusión, agredidos en su cultura, incapacitados para resolver sus conflictos en la maraña de un estado burocrático, centralista, ajeno al sentir de las grandes mayorías. Las clases dominantes a lo largo de la República no han logrado integrar a la nación, ni generar el desarrollo del país ni el bienestar para sus habitantes. El actual modelo neoliberal no ha hecho más que reforzar esta situación.
La crisis del sistema político peruano se expresa también en la descomposición moral que corroe sus entrañas. El pueblo asiste pasmado a permanentes casos de corrupción, sin que exista ley ni orden capaz de controlar este flagelo. Donde la impunidad se hace regla y los mecanismos legales no funcionan la población se ve tentada a tomar la justicia es sus manos. Muchos de los movimientos sociales que se dan por vía espontánea,, al no contar con una adecuada conducción pueden llegar a anarquizarse y cometer excesos, o convertirse en terreno propicio para la infiltración de sectores violentistas o autoritarios.
Ilave no es un caso aislado. Un gran porcentaje de alcaldes se encuentran inmersos en procesos de revocatoria; numerosos presidentes regionales afrontan cuestionamientos y pedidos de destitución; la abrumadora desaprobación ciudadana respecto al propio Presidente de la República se extiende al Parlamento, Poder Judicial, fuerzas, armadas, empresarios, es decir a los pilares de la democracia liberal.
Ilave representa una muestra del desborde social que puede producirse en los próximos meses, cuyas consecuencias serán de entera responsabilidad del actual régimen, empecinado en gobernar de espaldas al país y no atender los justos reclamos de numerosos sectores que día a día se suman a las acciones de protesta y radicalizan sus medidas de lucha.
Frente a todo ello, nuestro Partido insiste en la necesidad de convocar en el más breve plazo a una Asamblea Constituyente y la instauración de un gobierno de emergencia. El país necesita un nuevo ordenamiento legal que sea la base de una nueva República, realmente representativa de la variedad que nos caracteriza, un Estado que integre a la nación peruana, promueva el desarrollo, reoriente la economía, garantice la democracia verdadera, representativa y directa, donde el pueblo tenga el pleno derecho de fiscalizar y revocar a sus autoridades; la descentralización efectiva, un Estado que sea la expresión de la regeneración moral y luche frontalmente contra la corrupción, que defienda la soberanía, nuestros recursos naturales y el medio ambiente, que recupere el aparato productivo, atienda al agro, genere empleo y restituya los derechos laborales. Solo así el Perú vivirá una etapa de paz, prosperidad y desarrollo.