Latinoamérica
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Campesinos sin tierra en Nicaragua dicen:
"No nos moveremos de aquí hasta que cumplan"
Matagalpa, Nicaragua
Carlos Powell* para Adital -
Al día siguiente de la última visita del viceministro de Gobernación, Alfonso
Sandino Camacho, a los plantones de campesinos sin tierra ni trabajo de
Matagalpa, el 21 de abril pasado, (donde se firmaron nuevos documentos),
equivocadamente tituló un periódico nacional: "Caso Las Tunas por arreglarse".
Hoy, cinco mil campesinos, entre hombres, mujeres y niños, acampan todavía a
ambos lados de la sinuosa y atormentada carretera montañosa que se extiende
entre Sébaco y Matagalpa, exactamente en la desolada comarca conocida como Cruz
del Cerro Largo, a 105 kms al norte de Managua. Paradoja sociológica
interesante: Organizados por la Asociación de Trabajadores del Campo (ATC), de
conocida trayectoria sandinista, los campesinos están acampando en tierras
prestadas por antiguos miembros de la Resistencia Nicaragüense, que las
obtuvieron del gobierno en los años 90. "No estamos en política _dicen- estamos
todos unidos por el hambre".
Es en este mismo sitio donde, a pocos metros de la enorme cruz que le da el
nombre a la comarca, en la madrugada del 1º de Mayo pasado, una joven de 16 años
dio a luz prematuramente a una niña que falleció pocas horas después por
complicaciones pulmonares, según información de personal del Ministerio de
Salud. Sin embargo, nosotros pudimos conversar con la madre de la joven (todavía
presente en el plantón) y supimos que ella misma tuvo que hacer de partera en la
noche del viernes: un machete sirvió para cortar el cordón umbilical. Y ese
sábado el chofer de la ambulancia del hospital regional que debía asegurar la
guardia permanente en el sitio, se había tomado asueto, por ser...1º de Mayo.
Mil niños mueren diariamente en el mundo por "complicaciones" como ésta. En
Matagalpa, esta criatura se sumó al cortejo de pequeños mártires prematuros que
ya dieron su vida en este conflicto que el gobierno viene prolongando con
promesas incumplidas desde hace más de tres años.[1]
"Ya se terminaron los tiempos de la reforma agraria en Nicaragua, las tierras
ahora no se regalan", dijo el titular del Ministerio de Agricultura y
Forestación, José Augusto Navarro, en recientes declaraciones, haciendo gala de
la sensibilidad social y la neutralidad política que muestran los miembros del
actual gobierno frente a este drama.
Los campesinos, por su parte, aseguran que no se moverán de donde están hasta
que el gobierno entregue formalmente las 7 mil manzanas para 3 mil familias,
como parte de las alternativas que reclaman desde marzo de 2001, cuando comenzó
el conflicto, a raíz de la drástica caída (64% en sólo dos años) del precio del
grano de café de exportación en los mercados internacionales _incidencia de la
inesperada sobreproducción de Vietnam- que tuvo como consecuencia inmediata el
desalojo de decenas de miles de trabajadores de las 44 mil fincas cafetaleras
matagalpinas (zona de producción de café por excelencia en Nicaragua), de las
que hasta ese momento habían dependido directamente alrededor de 400 mil
trabajadores.
Este terremoto sacudió a muchas regiones cafetaleras del mundo, pues se trató de
la caída más fuerte en las últimas tres décadas. En aquél momento, mostrando el
nervio de la filosofía ultraliberal de la "autorregulación de los mercados", el
gobierno nicaragüense se desentendió de la suerte de estos trabajadores,
aduciendo que "hay que adaptarse a las reglas de la oferta y la demanda". Así,
se olvidaron en pocos segundos, que fue el propio Estado quien, desde mediados
del siglo XIX, orientó a los agricultores a lanzarse al sueño dorado del
monocultivo cafetalero: los gobiernos de turno y un puñado de familias
inversionistas locales sacaron su gigantesca tajada hasta hace poco, pero se
agotó el filón y, súbitamente, hacen las de Pilatos.
* Carlos Powell es corresponsal de Adital en Nicaragua (powama@ibw.com.ni)
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