Latinoamérica
|
Del Plan Colombia al Plan "Patriota"
Ha sido una constante en la historia de Colombia que cada presidente tenga su Plan de Guerra, los cuales han obedecido a los lineamientos dictados desde los centros del poder imperial estadounidense, como si cambiarle la nominación fuera suficiente para producir los ansiados resultados de acabar ³el enemigo².
Guillermo León Valencia tuvo su Plan Laso, Julio César Turbay Ayala su Estatuto de Seguridad, César Gaviria su Plan de Guerra Integral y Andresito Pastrana, su Plan Colombia. Álvaro Autodefensas Unidas de Colombia, perdón, quise decir Álvaro Uribe Vélez, no contento con haber heredado el Plan Colombia de Andresito, quiere ahora para congraciarse con su amo, el Tío Sam, llamar al Plan Colombia, ³Plan Patriota², que muestra el cinismo y la desfachatez de AUV al denominar así a un Plan de Intervención Militar Yankee.
Llama la atención que la gran prensa de la oligarquía colombiana reseñe el mencionado ³Plan Patriota² días después que las FARC-EP, en comunicado fechado el 18 de abril de 2004, y reseñado en ANNCOL y en Rebelión, a la vez que realizaba un análisis de la situación económica, política y social, daba un parte de los resultados de sus acciones guerrilleras durante el año 2003 y lo que va corrido del 2004, a lo largo y ancho de Colombia.
Las FARC señalan que ³en el año 2003, combatieron en 4.447 oportunidades con la fuerza pública y los paramilitares (promedio de 12.18 diarias) en donde hubo 5.291 muertos entre militares, policías y paramilitares y 4.701 heridos², además de ³las bajas no confirmadas en más de 919 situaciones² y reporta la recuperación en combate de ³356 fusiles, 7 morteros, 6 ametralladoras y 12 lanzagranadas, averiamos helicópteros en 99 ocasiones y destruímos 12, derribamos 5 aviones y averiamos 41, destruímos 1 piraña y averiamos 4, también destruímos 1 tanqueta y averiamos 6.² Señalan como bajas propias: ³en el año 2003 murieron en combate 542 guerrilleros y 77 milicianos, y fueron heridos 321, lo mismo que milicianos².
Las fuerzas del Estado colombiano están perdiendo la guerra
En el 2004, las FARC reportan ³1.152 acciones militares (12.8) diarias que arrojan 1.373 muertos entre militares, policías y paramilitares.² De parte de las FARC: 43 muertos y 29 heridos. O sea, se mantiene más o menos, la misma tendencia del 2.003.
Si nos atenemos a estas cifras, no creemos las de los militares porque siempre riñen con la verdad, la guerra la están perdiendo las fuerzas del Estado colombiano, es decir, hay una proporción aproximada de 1 baja guerrillera por 10 bajas de las Fuerzas Militares-Paramilitares, además de recuperación de material de guerra y destrucción y averías de aviones, helicópteros, lanchas, etc., y la pérdida de la moral combativa de las tropas del régimen.
En el mencionado comunicado de las FARC también denuncian la puesta en marcha de un operativo militar gigantesco en el sur de Colombia, semejante al del Plan LASO contra Marquetalia en 1964, cuya ³autoría intelectual es del Departamento de Estado y del Pentágono gringo, y con la intervención directa de oficiales de inteligencia del ejército norteamericano², denuncia que es corroborada por el diario en Tiempo el 25 de abril de 2004, en el artículo ³Gobierno pone en marcha el Plan Patriota, para cambiar equilibrio de la guerra contra las FARC², en uno de cuyos apartes dice:
³El objetivo es desplegar una fuerza de 14.000 ó 15.000 hombres en el sur del país, donde el grupo guerrillero mantiene intacta su retaguardia² y más adelante confirma la autoría de semejante Plan: ³Para definir la estrategia, se han producido decenas de reuniones entre el Ejecutivo y la cúpula de las Fuerzas Militares con el Comando Sur y los Departamentos de Estado y Defensa de los Estados Unidos.²
Y por si quedara alguna duda, dicen: ³La participación de Estados Unidos en esta campaña militar será definitiva, y por eso no sería extraño que los recursos que hasta ahora llegan para el ³Plan Colombia² de ahora en adelante sean para el ³Plan Patriota², mencionado que ³la ayuda de Washington está diseñada para tres años de ofensiva. Dentro del presupuesto que se distribuirá a lo largo de este año, al menos 110 millones de dólares servirán para fortalecer dicho plan, para el 2005 hay pedidos otros 110
millones de dólares y para el 2006 ya se está elaborando el plan de ese año².
Los paramilitares han fracasado
Al imperio no le quedaba ninguna otra carta que jugar. Las fuerzas paramilitares han fracasado en su intento de vencer a la guerrilla colombiana y ha servido para ganarse la condena por los execrables crímenes de lesa humanidad que cometió y aun comete en Colombia, además que están duramente golpeadas por el accionar insurgente y por las guerras intestinas por el control del narcotráfico.
Las Fuerzas Militares, aun contando con enormes recursos inyectados durante el Plan Colombia, carecen de moral combativa para enfrentar la guerrilla y cada día son golpeadas más duramente por el accionar guerrillero.
Ahora solo les queda meterse ellos en la pelea. Primero llegarán, como en Vietnam, en calidad de asesores ya hay más de 3.000 entre tropas y mercenarios- y al ver que no pueden vencer la guerrilla, irán metiendo cada vez más sus propias tropas, hasta estar metidos hasta la coronilla. Y empezarán a salir, como en Vietnam, en bolsas negras, como ya están regresando también de Irak.
De manera que ya estamos advertidos: la invasión gringa está en marcha. No es ningún cuento. Los colombianos de bien, los verdaderos patriotas, debemos prepararnos para desarrollar todos unidos la resistencia a la Invasión Gringa, desarrollando todas las formas de lucha de masas, las legales y las ilegales, sin excepción de ninguna especie, hasta derrotar y expulsar de nuestro territorio al águila imperial. No nos queda otra alternativa que luchar contra el invasor.
Nuestro llamamiento a la comunidad internacional para denunciar esta nueva guerra que desata la administración Bush, hijo, al igual que al hermano pueblo estadounidense para frenar las criminales políticas de su presidente y los halcones empotrados en la Casa Blanca y el Pentágono.
No queremos más derramamiento de sangre en defensa de los intereses de una minoría parásita y sedienta de riquezas, la cual pone en peligro no solo la vida humana, sino incluso, la vida del planeta mismo