Latinoamérica
|
El ejército ya no confía en Mesa
Econoticiasbolivia.com
El Ejercito perdió la escasa confianza que tenía en el endeble e improvisado
gobierno de Carlos Mesa, el neoliberal que llegó a la Presidencia con la
rebelión inconclusa de octubre y que hoy no es garantía ni para los de arriba ni
para los de abajo.
En una abierta insubordinación, los militares, que no acatan un fallo inapelable
del máximo Tribunal Constitucional de Bolivia, le reclaman a Mesa que cumpla el
compromiso que asumió después de la insurrección popular, cuando garantizó que
las Fuerzas Armadas no serían hostigadas ni sus miembros investigados por su
actuación en las masacres de febrero y octubre del 2003. Una tarea que luce casi
imposible para un Presidente que no tiene apoyo parlamentario estable, ni tiene
partido político detrás de él, y tampoco controla el Poder Judicial como
usualmente lo hacen los que gobiernan Bolivia.
Mesa, que asumió el cargo el 17 de octubre por ser vice del ex presidente
Gonzalo Sánchez de Lozada, derrocado por la rebelión popular, había hecho
promesas contradictorias y contrapuestas tanto a los militares como a la
población masacrada por los uniformados.
A pocos días de su posesión, en una concentración en la ciudad de El Alto, donde
los militares descargaron fuego, muerte y metralla, Mesa prometió que no daría
paso "ni a la venganza ni al olvido". "Justicia", dijo ante las masas dolientes
de El Alto, que aceptaron con lágrimas y aplausos el compromiso oficial de
castigar a los gobernantes y militares que dejaron en septiembre y octubre más
de 80 muertos y casi 400 heridos a bala.
Pero esa promesa de "justicia" se tradujo, a las pocas horas, en la decisión de
encargar al Congreso Nacional, dominado en sus dos tercios por militantes de los
partidos neoliberales que gobernaron con el genocida de Sánchez de Lozada, la
potestad de enjuiciar o no al ex Presidente fugado a los Estados Unidos. La
"justicia" de Mesa era encargar a los verdugos que se enjuicien a si mismos.
Así, anulada la posibilidad de un juicio independiente contra Sánchez de Lozada,
se cerraba también la posibilidad de enjuiciar a los militares que por orden del
ex presidente habían ensangrentado al país en octubre. Y para que no queden
dudas, Mesa ratificó al Alto Mando Militar que condujo la represión y la
masacre.
Todo estaba encarrilado para mantener la impunidad hasta que la pasada semana un
fallo del Tribunal Constitucional instruyó que cuatro militares acusados de
haber disparado y asesinado a una enfermera durante la rebelión cívico policial
de febrero sean juzgados por la justicia civil, dejando sin efecto la absolución
que éstos tuvieron en la Justicia Militar.
Este fallo crea jurisprudencia y reabre la posibilidad para que otros militares
que dispararon contra el pueblo desarmado en febrero y octubre sean también
enjuiciados.
De inmediato, esta decisión irrevocable del Poder Judicial fue desacatada por
los militares, que se acuartelaron y, en traje de combate, presionaron a Mesa
durante todo el fin de semana y este lunes para revertir el fallo inapelable de
la justicia.
En el entorno íntimo de Mesa, había la certeza de que el fallo, que abre la
posibilidad de impartir algo de justicia en un país donde la regla es la
impunidad, tenía una finalidad "desestabilizadora".
"Yo estoy convencido de que en todo este proceso de desestabilización está la
mano negra de Sánchez de Lozada (...) Él ha sido el que ha ordenado disparar en
octubre", dijo Gregorio Lanza, alto funcionario gubernamental que cree que el
fallo del Tribunal le abre un nuevo y peligroso conflicto al Presidente.
Desde ya, con el acuartelamiento militar, todas las labores de control y despeje
de las carreteras están ahora en manos de la Policía, tal como aseguró el
comandante de esta fuerza, el general Jairo Sanabria. Lo mismo acontece con el
intenso patrullaje en las ciudades, controlando muy de cerca las movilizaciones
y manifestaciones de la Central Obrera Boliviana (COB), que también condenó la
insubordinación militar que podría agravarse en las próximas horas.
Para el diputado cocalero y jefe del progubernamental Movimiento al Socialismo
(MAS), Evo Morales, el Presidente Mesa debería cambiar de inmediato al Alto
Mando Militar. "Están cometiendo el delito de sedición y deberían ser
procesados", dijo.
Hasta el anochecer de este lunes no se conocía la decisión de Mesa, pero se
mantenían la incertidumbre y los rumores sobre un posible golpe de Estado. Ante
esta eventualidad, el líder de la COB, Jaime Solares, instruyó la profundización
de la movilización social no sólo para lograr la nacionalización del gas y
acabar con el neoliberalismo, sino también para enfrentar y derrotar a los
militares fascistas.
"Como en febrero y octubre, sólo con la movilización, con la huelga general y el
bloqueo de caminos vamos a derrotar a los enemigos del pueblo", aseguró.