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MILITARES CHILENOS REALIZAN OPERACIONES REPRESIVAS EN HAITI
Eduardo Andrade Bone
Los acontecimientos ocurridos en Haití, desde que fuera depuesto el presidente Jean-Bertrand
Aristide, a través del contubernio establecido por los Estados Unidos y Francia, ésta ultima
antiguo poder colonial del país caribeño, desde las sombras crearon las condiciones propicias para justificar ante el mundo la salida de Aristide. Para ello financiaron a los rebeldes arma-
dos y a los mercenarios para profundizar la crisis política que vívia el país y tener los argumen-
tos necesarios para la posterior ocupación militar de Haití, que actualmente se encuentra enca-
bezada por fuerzas militares de EEUU, Francia, Cánada y Chile.
Lo cierto es que desde que el CARICOM, resolvió no reconocer el gobierno títere establecido
por la Casa Blanca, las cosas han comenzado a complicarse para los Estados Unidos, pués
el organismo que agrupa a los países del Caribe, decidió entre otras cosas exigir a la ONU
una investigación seria en torno de la forma como se produjo la expulsión del país, del
presidente elegido democráticamente por el pueblo haitiano.
Por otro lado la agitación social de los haitianos, que no reconocen al nuevo gobierno y tampoco la ocupación militar por fuerzas extranjeras, cada vez está tomando mayor forma y se manifies-
ta a través de diversos tipos de actividades. Las acciones de repudio a los "ocupantes", se produ-
cen a diario en la capital del país caribeño.
Desde allí, que no nos extraña la actual visita que realiza Colin Powell al país, cuyo objetivo
central es lograr la estabilidad de Haití a cualquier precio. Por eso, no es raro que la misión
militar chilena y que forma parte de las fuerzas militares ocupantes, se vea envuelta en accio-
nes operativas represivas en contra del pueblo de Haití.
Esta situación, nos recuerda la existencia de la propia dictadura de Pinochet, que en la medida
que crecía la agitación y movilización social en contra de su política de muerte. Los aparatos de
inteligencia y seguridad, realizaban previamente una serie de montajes propangandísticos para
luego justificar el accionar represivo en contra de la lucha del pueblo chileno, que se había pro-
puesto terminar con la dictadura.
En el caso de Haití, se comienza a repetir la situación, puesto, que de acuerdo a las informacio-
entregadas por la prensa al servicio de la política intervencionista de los EEUU en la región, las
tropas chilenas después de haber recibido presuntos disparos en su contra, procedió a allanar
una casa habitación, en la cual además se habrían encontrado armas, mapas y pasaportes.
Pero lo que más llama la atención, es qué el operativo militar duro prácticamente cuatro días
en los cuales se realizarón sendas "operaciones peinetas", con el objeto de encontrar más arma-
mento y también agitadores o subversivos, exactamente igual como actuaban los aparatos
represivos de la dictadura pinochetista. Por lo demás, el personal militar que se encuentra
afincado en Haití, tiene una vasta experiencia en este tipo de operativos. Diecisiete años de
dictadura en Chile no fueron en vano, de allï que para los Estados Unidos, las tropas chilenas
bajo su mando, le han caído como "anillo al dedo".
Pero los aparatos represivos chilenos, no solo han participado de estas operaciones conjuntas
con las fuerzas militares ocupantes, ya han existido otras anteriormente y de la cual la prensa
no entrega información, o si la entrega, las víctimas siempre son los militares, que suelen ser
atacados por delicuentes o agitadores sociales al servicio de Aristide.
Toda está situación que está padeciendo el pueblo de Haití, nos recuerda los días más oscuros de la dictadura de Pinochet, la que desde el primer momento de haber uzurpado el poder, como
una forma de amedrentar a las fuerzas políticas opositoras, o que comienzan a desplegar su
accionar desde la clandestinidad, es la muerte y la represión.
En 17 años de dictadura en Chile, los allanamientos a los barrios populares fueron incontables
los show montados por el presunto encuentro de armamento, se realizarón en toda la época
de la dictadura, y en las operaciones especiales se eliminaron muchos combatientes del pue-
blo que estuvieron dispuestos a entregar su vida, por poner fin a la dictadura y de la cual
hoy muchos se olvidan, incluyendo al propio embajador en Haití, Marcel Young, que tuvie-
ra que vivir su exilio en Francia y que hoy ha dado vuelta la página , pués cumple responsa-
bilidades defendiendo la nefasta política exterior del Gobierno de Ricardo Lagos.
Ante el papel jugado por los militares chilenos en el accionar represivo en Haití, "el diplomá-
tico expresó, algunas frase para el bronce…"Las tropas chilenas han estado muy activas, apoyando convoyes y resguardando entidades públicas. Gracias a Dios todo enmarcado en un ambiente de gran "tranquilidad", afirmó el flamante embajador.
El teniente coronel Renato Rondanelli, trátando de justificar está situación ante Radio Coope-
rativa de Santiago (Chile) decía que "la situación en Puerto Príncipe y en Haití está tendiendo
a la normalidad, pero siempre existe la posibilidad de una amenaza porque la "población
tiene armas automáticas en su poder". Se busca identificar a esas personas, requisar las armas
y disminuir la amenaza", finalizó el oficial. De las palabras del teniente coronel, se desprende
claramente el mismo lenguaje utilizado por los militares chilenos, cuando bajo la existencia
de la dictadura, tenían que dirigirse a la prensa para dar cuenta de su accionar represivo.
La misión militar chilena en Haití, se encuentra desde el 3 de marzo en el país, producto de
las exigencias realizadas por Colin Powell, al gobierno de Lagos, él que tomó la decisión en
una primera instancia, a espaldas del parlamento chileno, en una conducta que ha sido tíl-
dada de autoritaría, por parlamentarios que forman parte de su coalisión de gobierno. El
parlamento, para evitar que Lagos se viera envuelto en una situación internacional bochorno-
za o de enojo con la Casa Blanca, se tuvo que ver en la obligación de rátificar la resolución
tomada por el mandatario, a pesar de las criticas y el descontento de diversos sectores de
la vida nacional, por verse envueltos en un conflicto que no es de competencia de los chi-
lenos, y que sólo el pueblo haitiano debe resolver.
Eduardo Andrade Bone
05.04.04