Latinoamérica
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18 de abril del 2004
La zona de Aprendizaje para EE.UU
Retorno a Haití
Tom Reeves
Acabo de volver de Haití. Fui como parte de la primera delegación independiente de observadores de EE.UU. desde la remoción el 29 de febrero, del presidente Jean Bertrand Aristide. Hace más de un decenio, ayudé a organizar las delegaciones de observadores de Nueva Inglaterra a Haití - nueve grupos diversos de gente destacada del área de Boston que fueron a Haití después del primer golpe de estado contra el presidente Aristide. Vimos un reino de terror de los militares haitianos, en el que fueron masacrados por lo menos 3.000 activistas por la democracia. También fuimos testigos del júbilo casi generalizado de los pobres urbanos y rurales de Haití (un 85% de la población) al volver Aristide.
Esta vez fui a ver los resultados de un nuevo golpe contra Aristide, claramente planeado, financiado y orquestado por EE.UU. Tuve un terrible sentimiento de déjà vu:
violencia masiva contra los pobres, especialmente contra el movimiento Lavalas de Aristide; atrocidades cometidas por los mismos paramilitares y antiguos oficiales del ejército haitiano. Asesinos en masa condenados que actúan de jueces, administradores y policías. A pesar de la intimidación y de brutales ataques contra los vecindarios más pobres, vimos un abrumador apoyo para Aristide entre los pobres, y un violento odio contra Aristide entre la minúscula elite. Una diferencia crucial fue la actitud de los profesionales y de numerosos intelectuales. Expresaron una sensación de traición de Aristide, y alegría por su caída. Pero uno de ellos me dijo: "el pueblo haitiano eligió a Aristide, y sólo el pueblo debería haberlo depuesto".
Escuchamos a gente que vio batidas nocturnas contra Lavalas. En un caso, en el barrio pobre de Bel Air, nos dijeron que helicópteros de EE.UU. llegaron con luces cegadoras, que estadounidenses fuertemente armados dispararon a la multitud, matando entre cinco y veinte personas (17 de marzo). Miembros de nuestro grupo entrevistaron a parientes de víctimas y a testigos presenciales de este ataque. Una y otra vez, nos dijeron que conocidos criminales y antiguos miembros del ejército fueron incorporados a la policía. Acosaron o golpearon a partidarios de Lavalas y persiguieron a antiguos funcionarios del gobierno para "arrestarlos".
Numerosísimas personas salieron a vernos desde sus escondites corriendo grandes riesgos para informarnos. Jeremy fue uno de ellos. Actualmente tiene 21 años, conoció a Aristide a los 11. Trabajó para la Radio de los Niños (Radio Ti Moun) financiada por la fundación de Aristide. Entre lágrimas Jeremy recordó el pasado mes. Huyó de la emisora cuando ésta fue destrozada. Lo persiguieron y vio como golpeaban a sus jóvenes compañeros. Huyó de la casa de su tía cuando tres antiguos militares llegaron a buscarlo. Dispararon a su tía y murió en camino al hospital. Sucedió una semana antes de que llegáramos. Jeremy no se atrevió a ir a su funeral.
Una mujer vino a vernos, del grupo comunitario Ai Bobo Brav, víctimas del último golpe. La encontré en marzo del año pasado y me dijo: "Todo bebé haitiano conoce el juego de Bush". En aquel entonces predijo el golpe. Ahora lo estaba viviendo. "Mientras su presidente dormía en su cama, ellos secuestraron a nuestro presidente. Se lo llevaron arrastrando. Fue tan poco respetuoso. Me dolió". Lloró.
Conduciendo de vuelta a Port au Prince desde Jacmel el viernes, vi a una vaca comiendo basura junto a un letrero en inglés que anunciaba una escuela. El letrero decía: "Bienvenido a la Zona de Aprendizaje de EE.UU." El guardagujas de EE.UU. para Haití, Roger Noriega (también implicado en el complot Irán-Contra en Nicaragua) declaró a un auditorio en Washington el año pasado que Cuba y Venezuela deberían prestar mucha atención a los eventos en Haití. Uno de los primeros actos de los marines de EE.UU. después de desembarcar en Haití este año puede haber sido el establecimiento de un perímetro alrededor de Mole St Nicholas, la península al frente de Guantánamo, que sobresale hacia el angosto estrecho entre Haití y Cuba. Residentes locales informaron a los medios noticiosos haitianos que estaban construyendo estructuras militares de EE.UU. en ese sitio, que EE.UU. ha codiciado desde hace tiempo como una base auxiliar a la de Guantánamo.
¿Qué intereses provocan una semejante, cara y brutal, lección en Haití? Haití no tiene petróleo. Desde luego hay miles de trabajadores para fábricas de trabajos de extrema explotación que trabajan por menos de un dólar al día. Desde luego, hay inmensas compañías de EE.UU. que suministran arroz, trigo y otros productos que suplantan el arroz y la mandioca haitianos, de manera que cerca de un 70% de los alimentos consumidos por los haitianos deben ser importados, en su mayoría de EE.UU. ¡Esto en un país que solía suministrar más riqueza a Francia que todas sus demás colonias del Nuevo Mundo! Y luego, tenemos a Aristide, el pequeño cura de la Teología de la Liberación que predicó un mensaje de conflicto entre la pequeña elite y la mayoría desesperadamente pobre. Haití está tan cerca de Cuba - esa otra obsesión de la política exterior de EE.UU. Uno de los primeros actos de Aristide fue establecer lazos con Cuba. Más de 500 doctores cubanos continúan en Haití, ayudando a las comunidades más pobres.
Deben estar recordando Granada, donde una ocupación de EE.UU. hace 20 años expulsó a los doctores cubanos. Pero sobre todo, Haití está en lo que EE.UU.
considera como su patio trasero, su terreno de juegos, su regazo. Fuerzas advenedizas, descontroladas, en ese sitio, están simplemente demasiado cerca de casa. Así que - Venezuela y Cuba y otros ¡cuidado! Haití es la zona estadounidense (imperial) de aprendizaje.
HAITÍ DEBERÍA SER TAMBIÉN UNA ZONA DE APRENDIZAJE PARA LOS ACTIVISTAS DE LA SOLIDARIDAD
Haití debería ser una zona de aprendizaje para todos los estadounidenses que desean comprender y contrarrestar la política imperial de intervención en el mundo de EE.UU. Si EE.UU. se puede salir con la suya con su apoyo clandestino y abierto a una "rebelión" en Haití dirigida por antiguos militares y paramilitares, muchos de los cuales han sido condenados por asesinatos y otras violaciones de los derechos humanos de la época del último golpe, estará preparado para operaciones similares en Venezuela e incluso en Cuba. La evidencia es clara: armas de EE.UU. (destinadas para el ejército dominicana) fueron contrabandeadas a Haití por antiguos militares y paramilitares, muchos de los cuales fueron entrenados y financiados durante mucho tiempo por la CIA y otros agentes de EE.UU. Dinero de EE.UU., tanto gubernamental como privado, corrió a los cofres de ONGs relacionadas con la "oposición" - la Convergencia derechista y el "Grupo de 184" neoliberal, dirigidos por la elite empresarial haitiana (incluyendo a los propietarios de las fábricas de explotación máxima) y ampliamente publicitadas por el ultraconservador "Proyecto Democracia Haití" (HDP) en Washington D.C. Entre los fundadores y organizadores de la oposición se encontraban IRI y NDI, las ONGs internacionales estrechamente vinculadas a los partidos republicano y demócrata, respectivamente. Agentes de IRI y HDP se encontraron presentes en reuniones organizadas por FRAPH (un grupo paramilitar financiado por la CIA) y por antiguos militares haitianos en la República Dominicana - en las que, afirmaron las autoridades dominicanas, se prepararon hace un año planes para un golpe en Haití.
En Jacmel, nos reunimos con estudiantes. Mujeres y sindicalistas que habían formado grupos específicamente anti-Aristide para confrontar a las organizaciones existentes en Jacmel - con el propósito de unirse a las manifestaciones dirigidas por Convergencia y 184 para exigir la expulsión de Aristide a principios de año. Pierre J.G.C. Gestion, dirigente de MHDR (Movimiento Haitiano por el Desarrollo Rural) alardeó orgullosamente de su conexión con USAID, el programa del Departamento de Estado por el Refuerzo de la Democracia y NDI. "Nos entrenaron y nos enseñaron cómo organizarnos, y organizamos los grupos que ven aquí para exigir que fuera derribado el corrupto gobierno de Aristide".
También nos reuniones con representantes en Port au Prince de SOFA, CONAM, ENFOFANM y otros grupos progresistas de mujeres, así como de Batay Ouvriye, el grupo correctamente presentado de apoyo a la Zona de Libre Comercio y otros trabajadores, en su mayoría mujeres, en las industrias de maquila (fábricas de máxima explotación - sweat shops). Estos grupos femeninos y sindicalistas fueron fuertemente críticos del gobierno de Aristide y del movimiento Lavalas. Durante los últimos meses, llamaron abiertamente a que se derrocara a Aristide, y prefirieron no denunciar la estrategia de "opción cero" de la oposición de no-cooperación y ningún compromiso.
Pero no obtuve respuesta a nuestra pregunta: "¿Qué pensaron que sucedería si Aristide era obligado a irse por los rebeldes derechistas o por una ocupación de EE.UU.?" Creo que esos grupos no se formularon ellos mismos esa pregunta.
Pienso que fueron cegados por su sentimiento de que Aristide había traicionado su mandato progresista. Una buena parte de su análisis del historial de Aristide era correcta - aunque no todo. Aristide aceptó un compromiso cuando volvió. Incluyó, por insistencia de EE.UU., elementos del antiguo ejército e incluso a duvalieristas en su régimen. Pero el gobierno instalado en el poder por el reciente golpe es mucho peor: está repleto de semejantes macoutes, y peor aún - asesinos en masa condenados. Ya ha militarizado la policía y está preparando el retorno de un ejército haitiano reconstituido - el instrumento de la opresión de EE.UU. y de la elite en Haití desde su creación por EE.UU. durante su primera invasión en 1915.
Aristide también hizo terribles compromisos en cuanto al ajuste estructural - instaló la primera Zona de Libre Comercio, e hizo planes para una segunda, un amargo insulto al sindicalismo haitiano. Inició la privatización. No protegió adecuadamente los productos haitianos. Pero no hizo compromisos en todo. Continuó agitando por un mejor salario mínimo, contra los propietarios de los sweatshops. Resistió la mayor parte de la privatización que se le exigía. Defendió los derechos de negociación colectiva de los trabajadores de la Zona de Libre Comercio. Continuó dando pequeños pasos hacia la reforma agraria. Como han mostrado Paul Farmer y otros, hizo mayores progresos en la lucha contra el SIDA y en la promoción de la alfabetización que cualquier gobierno anterior. El gobierno de Latortue ha sido dominado desde el comienzo por los entusiastas del libre comercio, por teóricos neoliberales y los peores propietarios de sweatshops y otros miembros de la elite empresarial.
Los grupos de mujeres nos dijeron abiertamente que la situación bajo Aristide fue la peor en la historia de Haití - peor que Duvalier y peor que Haití durante el período del golpe de 1991-1994. Pero me reuní con esos grupos durante ese tiempo. Entonces estaban escondidos, aterrorizados por los mismos elementos que ahora rondan libremente por Haití, cometiendo atrocidades ahora, igual que antes. Cuando delegaciones de EE.UU. e internacionales los visitaron hace un año, bajo el régimen de Aristide, funcionaban abiertamente. No parecían aterrorizados. Sus críticas más concretas eran que cuando manifestaban contra el gobierno - durante el mismo período de las manifestaciones a veces violentas orquestadas por el 184 y la Convergencia, y en una época en la que estaba claro que los antiguos militares y paramilitares (el FRAPH financiado por la CIA) estaban entrando al país y preparando un golpe - la policía no actuó cuando gente que calificaban de Lavalas les arrojaban botellas de orina y piedras. Todo eso es terrible - y no debería haber sucedido sin una severa crítica a Aristide y Lavalas. Pero no puede ser comparado con el brutal ataque del FRAPH y de antiguos oficiales del ejército en Gonaives, Cap Haitien y en otros sitios después del 5 de febrero. Los presuntos abusos de Aristide palidecen comparados con los informes documentados sobre las masacres de policías y de Lavalas por los "rebeldes" y la mutilación de sus cuerpos, en resumen ejecuciones; de grupos de Lavalas arreados dentro de contenedores y arrojados al mar. Tal vez lo peor de todo, escuché de nuevo (como lo hice un año antes) la letanía de abusos que el NCHR (Coalición Nacional por los Derechos Haitianos) pretende haber documentado contra funcionarios del gobierno de Aristide y del movimiento Lavalas. Correctamente protestan contra casos como el del periodista Jean Dominique y una docena de otros ataques prominentes contra activistas de la oposición y hasta tres periodistas opositores. Sin embargo, durante los dos años antes de este último golpe, se negaron persistentemente a investigar afirmaciones verificadas actualmente sobre asesinatos, incendios y ataques con bombas contra el gobierno y Lavalas por parte de antiguos militares y el FRAPH. Se mofaron del presunto intento de golpe en el Palacio Nacional en diciembre de 2001, aunque Jodel Chamblain ahora alardea de que fue un intento inicial de golpe.
Aunque constituían el único grupo de derechos humanos del país con fondos adecuados y con encargados entrenados en todo Haití, el NCHR llegó a ser una organización totalmente partidaria, contra Lavalas, contra Aristide. Esto, simplemente, no es apropiado para un grupo que se autocalifica de organización de "Derechos Haitianos". Durante el último mes antes del golpe, abandonaron todo pretexto de imparcialidad, sumándose a los llamados al derrocamiento de Aristide, sin referirse a los medios a utilizar. Después del 29 de febrero, continúan mencionando abusos por "chimere", a los que llaman simplemente "bandas Aristide", sin documentar las conexiones. Aunque declararon a nuestro grupo que habían "oído" hablar de violencias contra Lavalas desarmados, incluyendo la posible complicidad de marines de EE.UU. en el incidente de Bel Air, el NCHR dijo que "carecían de acceso" a los barrios de chabolas pro-Aristide. Por cierto carecían de acceso: carecían de la más mínima credibilidad como protectores de los derechos humanos.
También escuchamos a PAPDA (Plataforma por la Defensa de un Desarrollo Alternativo) que había llamado a derrocar a Aristide por sus compromisos con el "imperialismo de EE.UU.", así como por corrupción y violaciones de los derechos humanos. PAPDA había funcionado abiertamente en sus oficinas bajo Aristide, hasta y después del golpe de este año, aunque por lo menos un miembro de PAPDA fue asesinado, supuestamente por "chimere". Camille Chalmers, director de PAPDA director, dijo: "Éste es un triste día para Haití. Pero fue el pueblo el que derrocó a Aristide. EE.UU. sólo vino a conformar los resultados, como siempre lo hacen… Ahora mismo, la población ha recuperado alguna esperanza. Esa esperanza irá en contra de los marines. Ya están ocurriendo confrontaciones".
Aunque el actual gobierno es extremadamente pro-neoliberal, un dirigente de PAPDA para temas ecológicos, Yves Wainwright, ha aceptado el puesto de Ministro del Entorno. "La actual situación política no ha sido definida", nos dijo Chalmers. "Si el Gobierno Provisional desarrollara un programa lógico, entraría en conflicto con los intereses de EE.UU. Bajo Aristide, teníamos cada vez menos espacio para organizar y manifestar - se nos reprimía. Mientras podamos manifestar ahora contra la ocupación militar, mantendremos un ínfimo espacio". Juntos, unos 40 grupos de "izquierda" anti- Aristide han formado el RDP (Reagrupación Popular Democrática) para presentar un programa alternativo de oposición al gobierno, a pesar de que algunos trabajan dentro de ese gobierno.
Alguien al que esperaba ver, pero no vi, fue Chavannes Jean--Baptiste. Chavannes estuvo a veces muy próximo a Aristide - sirviendo como su portavoz cuando retornó después del golpe. Chavannes es fundador y líder del MPP (un gran grupo campesino en la meseta central). Poco después de que Aristide escogió a Preval como su sucesor, Chavannes anunció que rompía con Aristide (hubo ciertamente una desagradable confrontación entre Chavannes y activistas Lavalas en Mirebalais). Al llegar la elección de 2000, Chavannes se unió abiertamente a sus peores enemigos de antes, y se unió a Convergencia. Más adelante, Chavannes se sumó al más aceptable, pero claramente neoliberal, Grupo de 184. MPP ha apoyado ahora su "Contrato Social", presentado por grupos de la elite empresarial.
Un campesino de Mirebalais en la meseta central me dijo que tenía evidencia de que la mayor parte de las armas y hombres que pasaron de la República Dominicana para iniciar la revuelta en Gonaives y Cap Haitien a principios de febrero, pasaron por el territorio de Chavannes. "De ninguna manera podría haber sucedido sin su apoyo activo". Se dice que Chavannes está considerando un puesto en el gobierno de facto - como ministro de asuntos campesinos. Estuve con Chavannes y su madre cuando lloraron al ver las ruinas y el vandalismo en sus oficinas en Papay cuando volvieron después del primer golpe en 1994. El daño fue cometido por los mismos paramilitares y militares que ahora ocupan gran parte del país. Otro campesino disidente que encontré me dijo que Chavannes organizó una fiesta para Chamblain, y lo abrazó, el asesino convicto y miembro de FRAPH que "liberó" Hinche, la base del MPP. Chamblain ahora está en Cap Haitien, actuando como "juez" condenando y castigando a "criminales" y "traidores". Esas alianzas pueden ser - como nos dijo el líder de la sociedad civil - sólo extrañas alianzas en tiempos de guerra, pero al nivel personal, son difíciles de comprender. Organizaciones internacionales de derechos humanos, especialmente Human Rights Watch y Periodistas Sin Fronteras, y en menor grado Amnistía Internacional, han aceptado sin crítica los informes de NCHR y no han desarrollado otros contactos imparciales de derechos humanos en Haití. Patrocinadores progresistas como Grassroots Internacional y ONGs en Canadá, EE.UU. y Europa también escucharon sin crítica a sus "asociados" y financiaron a grupos en Haití como PAPDA, SOFA, Batay Ouvriye y MPP.
La lección fundamental que tienen que aprender los patrocinadores y las ONGs, y todos los activistas de la solidaridad, es que la solidaridad debe ser ante todo con el pueblo de Haití - para que se imponga su voluntad mediante la votación, como los haitianos lo hicieron con Aristide en 2000 (la OEA y las ONGs internacionales lo certificaron en su época). Más allá de eso, los grupos de patrocinio y de solidaridad internacionales (y aquí vale también la crítica hacia los que apoyaron totalmente a Lavalas sin crítica) no deben ponerse anteojeras cuando visitan Haití. Deben escuchar críticamente a todas las partes. Deben analizar la evidencia concreta de la base de masas de las organizaciones que financian - y la evidencia de que las bases sienten lo mismo que los "dirigentes".
Queda por ver si el imperio de EE.UU. ganará más con su ejercicio en la zona de Aprendizaje de Haití, o si lo hará el movimiento internacional de solidaridad. Esperemos que suceda lo último - ya que las próximas zonas de aprendizaje podrían venir antes de lo que esperamos, especialmente si el régimen Bush sobrevive su debacle en Irak y la elección de noviembre.
El material para este artículo fue recopilado parcialmente de observaciones y entrevistas en conjunción con la Misión de Observación de Emergencia en Haití, un grupo de 24 personas diferentes de todo EE.UU. y Canadá, coordinado por el Quixote Center en Maryland. Las ideas expresadas en este artículo son sólo las del autor.
14 de abril de 2004