Latinoamérica
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9 de marzo de 2004
Regálame la firma con la que te taché
Wu Ming 6
Cádiz Rebelde
En un momento de asueto internáutico, busquen en google "recogida de firmas". Le aparecerán múltiples campañas: por un internet más accesible, para procesar a Ariel Sharon, una de la plataforma cultura contra la guerra, en pro de los derechos de los animales, solución del conflicto del Sahara, por los ‘bosquimanos’ del Kalahari. Una de las más llamativas es la que ha puesto en marcha Leopoldo Briceño y que tanto aporrea.org como rebelión.org han apoyado. La alianza por un mundo sin Alejandro Sanz. La campaña no fue propuesta a propósito de la calidad de los discos, ni por el contenido lírico de las canciones, ni por el diseño del cd, ni por el itinerario de la gira. Ni siquiera por el dispositivo anticopia que acompañaba la edición del mismo. La principal causa de este anhelo filográfico virtual ha sido las nuevas declaraciones abiertamente políticas que el cantante realizó en Bogotá dentro de su gira por Latinoamérica. En un rápido desglose de las declaraciones, Sanz comienza pisando terreno conocido. Insiste en su cuita ideológica y moral con Fidel Castro y "su traición a los ideales de igualdad y justicia que él tenía a los 17 años". Una edad en la que él, ahondando en su imagen de donnadie en la cima, ese revisitado imaginario del pobre con éxito, solía llevar en su chaqueta una imagen del guerrillero argentino-cubano Ernesto "Che" Guevara; es sabido que la comercialización del mito guevarista y del merchandising combatiente ha supuesto un ataque del neoliberalismo a la figura heroica del guerrillero. Muchos creyeron ser revolucionarios cosiendo en la tela vaquera de su chaqueta un Ché, otros en cambio cayeron cosidos a balazos por siquiera nombrarlo. Como decía el Lichis, "no creo ni en hadas ni en quinielas y más desde que el Corte Inglés legalizó la marihuana por una compra superior a doce gramos de regalo un póster del Che Guevara." Pero no se estancó en el frecuente reproche a Cuba. Con un sospechoso seguidismo de la política de Washington en Latinoamérica, amplió su comentario al otro vértice del maligno triángulo La Habana -Bogotá -Caracas y tachó a Hugo Chávez de "tirano". El conocimiento del cantante de la realidad venezolana se basa en la amplia cobertura desinformativa de los grandes medios al decir que: "No me gustan los presidentes que no los eligen democráticamente o cuando un pueblo entero les pide que hagan un referendo y no lo hacen". Aquí la categoría abstracta "un pueblo entero" es utilizada para esconder la estrategia de acoso y derribo de la oligarquía venezolana y su aparato mediático. El pucherazo de planilla, tras un fallido golpe, los sucesos de puente Llaguno, tras el efímero presidente llamado Carmona el breve, el cierre empresarial y el sabotaje petrolero, es otra maniobra mediática contra el proceso político revolucionario en Venezuela. Debemos aquí señalar que es una pena que ni el mismísimo George A. Romero, ni el gore Sam Raimi hayan captado ese rasgo de la sociedad venezolana, y que Sanz parece defender, a la hora de ver firmar a los muertos. Incluso a Saramago le hubiera parecido interesante investigar la extraordinaria duplicación de los ciudadanos a la hora de firmar en contra de Chávez. Y entonces, pagado de sí mismo, Sanz lanzó el reto: "A mí, si me dieran tres millones de firmas para que dejara de cantar, dejaría de cantar. En Venezuela recogen el guante y se movilizan para recoger esos tres millones de firmas que acallen a Sanz. A pesar del ataque del peor de los hackers (ése ciberfilisteo que trabaja para una multinacional) que reseteó las 40.000 firmas virtuales que se recogieron en cuatro días, el actual número de internautas por un mundo sin Alejandro Sanz alcanza los sesenta mil. Bullen los foros de los fans, la prensa se hace eco de la campaña, se crea una contracampaña para que siga cantando. La estrategia publicitaria ha dado sus frutos y muchos hablan, aunque sea mal, del cantante. Tras la tarascada contra Venezuela, se perdió en ese lenguaje prestado de la estrategia promocional que utiliza para dotarse de conciencia política ya que "hay muchas cosas que denunciar en el mundo". Habría que preguntarle cuáles: ¿esos lugares comunes del onegeismo de caridad? ¿Por qué no denunciar el ALCA, el plan Colombia, el vacío judicial de Guantánamo? Le insistimos en la idea, que si aspira a ser "humanamente correcto" que apoye verdaderas causas incómodas para todos aquellos que le otorgan sus espacios en partes informativos y tejido mediático-musical. Que se moje, pero no en las flores de espuma que hace su motora en las cálidas aguas de Miami. Esta amena campaña no es un fin en sí mismo sino un medio para denunciar la desfachatez golpista y los intereses creados por todo el entramado de la alizanza de la reaccionaria oposición venezolana y Falsimedia. Sanz, que si se alcanzan los tres millones, no cumplirá su órdago, seguirá dando publicidad a su disco más político a cualquier precio propagandístico. Las declaraciones sólo son la punta de lanza, en este caso musical, del acoso ciertamente en incremento a Cuba y a Venezuela por parte de la CIA, los grandes medios y todos aquellos que desean invertir en libertad en tan prósperos pero tan revolucionariamente democráticos países.