En 1985 Izquierda Unida, el frente político y social que agrupaba a los partidos de izquierda más importantes del Perú y un importante contingente de independientes, llegó a ser la segunda fuerza electoral y debió haber disputado la segunda vuelta por la Presidencia de la República con el APRA, entonces un partido socialdemócrata . Sin embargo, el candidato de la IU y líder histórico de la izquierda peruana, Alfonso Barrantes, desistió de participar en los comicios dejando un mal sabor entre los electores y los propios militantes de la izquierda.
Ese fue quizás el comienzo del derrumbe de la izquierda peruana que, sacudida por sus propias pugnas internas y la fragilidad institucional de su frente IU, acosada por el Estado que nunca dejó de perseguir a sus activistas, flanqueada militarmente por la criminal organización terrorista Sendero Luminoso (ilegítimamente autodenominada "PCP") que asesinó a muchos de sus militantes y cada vez más aislada en el contexto internacional del fin de la guerra fría, terminó por dividirse en las elecciones presidenciales de 1990, para luego irse disolviendo durante los años siguientes, arrastrando en su caída al vasto movimiento sindical y popular en el que había tenido gran influencia y en cuyos rezagos se refugiaron las pocas organizaciones que sobrevivieron a la crisis.
Los actores: las izquierdas hoy
Luego de una década de pasar casi desapercibidas en la escena política nacional, hoy día comienza nuevamente a sentirse una todavía débil presencia de las fuerzas de izquierda en el Perú, en un contexto en el que el gobierno de Alejandro Toledo, continuador de las políticas neoliberales del dictador Alberto Fujimori, atraviesa por una prematura "crisis de gobernabilidad" que responde al agotamiento del modelo económico y a la gravedad de sus terribles consecuencias sociales . Las izquierdas de hoy sin embargo se parecen muy poco a aquellas que en los años 80`s compartían una clara aspiración al socialismo y se reclamaban marxistas, aunque con distintos matices.
En el ala izquierda está el Partido Comunista del Perú "Patria Roja", que aún se reclama de ideología marxista leninista y conserva su estructura nacional, lo que la convierte probablemente en la organización más numerosa y consolidada, además de una importante presencia en el movimiento popular, principalmente en el magisterio, su histórico bastión y en los Frentes Regionales . Enfrentada frontalmente al gobierno de Toledo, suele ser acusada de promover la inestabilidad del país, al extremo que no hace mucho un parlamentario de derecha sugirió la posibilidad de ilegalizar, como represalia por su supuesta conducta "antidemocrática", al Movimiento Nueva Izquierda, frente político del que Patria Roja es el principal soporte. Este último es la única organización de izquierda que por el momento cuenta con inscripción ante el Jurado Nacional de Elecciones. Cuenta con un gobierno regional y varios municipios locales, aunque su importancia electoral es todavía modesta.
Más "moderado" el Partido Comunista Peruano sobrevive en la dirección de la principal central sindical del país, la CGTP. Su renovación ideológica incluye la negación de la dictadura del proletariado, entre otras cosas. Debilitado por duras disputas internas, se ha lanzado a la consolidación del Frente Popular, un esfuerzo interesante y valioso por agrupar a intelectuales de izquierda, líderes sindicales y populares, al que se han sumado distinguidas personalidades como el cineasta Federico García y el ex guerrillero y sociólogo Héctor Béjar. La posición del PCP respecto del gobierno ha devenido en ambigua. Ante las recientes exigencias de la renuncia del primer mandatario provenientes de muchos sectores de la población , han cerrado filas con Toledo en defensa de la "institucionalidad democrática". Los intentos por avanzar junto con Patria Roja en la reunificación del Partido Comunista no prosperaron por responsabilidades compartidas.
Con una presencia menos significativa se encuentran también el FOCEP, el PSR, y el Movimiento Democrático Pueblo Unido, quienes junto con Patria Roja y el PCP conforman la Coordinadora Nacional de Izquierda, a la que en calidad de veedor se ha sumado otro partido con reconocimiento legal, la Unión Por el Perú (UPP) que se reconoce como una fuerza de centro izquierda y que tiene gobiernos regionales, locales y representación en el Congreso Nacional. Cercano a este espacio de coordinación está también el Comité Malpica, formado por ex integrantes de IU y liderado por el ex diputado Ricardo Letts.
El otrora radical Partido Unificado Mariateguista se disolvió hace varios meses para dar paso al Partido Democrático Descentralista, liderado por Javier Diez Canseco, el único parlamentario de perfil nítidamente izquierdista y una de las pocas figuras visibles de la izquierda en el país. A pesar del enorme desgaste de la actividad política en general en el Perú, Diez Canseco ha conservado su prestigio como un líder honesto, consecuente e identificado con las necesidades de las mayorías. El PDD se define sin embargo como un partido de centro izquierda, más cercano a posiciones socialdemócratas. Vinculados a esta agrupación están además intelectuales de primer nivel como el filósofo Eduardo Cáceres y el economista Oscar Ugarteche, además de numerosos activistas de ONGs. Hace apenas unos días se ha integrado también Nicolás Lynch, ex ministro de educación del primer gabinete de Alejandro Toledo, lo que no deja dudas sobre la generosa "amplitud" del PDD. Actualmente se encuentran trabajando por su inscripción ante el JNE. Aunque algunas semanas atrás Diez Canseco había lanzado ya su candidatura, los miembros del PDD han declarado en su primer congreso celebrado hace unas semanas que esa decisión deberá ser tomada democráticamente por sus bases.
En torno a las organizaciones no gubernamentales se encuentran también valiosos contingentes de independientes progresistas, muchos de ellos ligados a la defensa de los derechos humanos, las libertades y derechos sexuales, la defensa del medio ambiente, de las comunidades campesinas, etc. Estos movimientos de la "sociedad civil" han tenido una importante participación en los diversos Foros Sociales, y están muy comprometidos con la organización del Foro Social Peruano que se realizará en el pueblo insignia de Tambogrande .
Existen además algunos grupos trotskistas que vienen experimentando un crecimiento moderado en los últimos años. El Partido Socialista de los Trabajadores así como diversas organizaciones menores principalmente juveniles diseminadas en todo el país, conforman este escenario. No podemos obviar tampoco la gravitante presencia de Hugo Blanco, una de las figuras más respetadas de toda la historia de la izquierda peruana .
Las propuestas
A pesar de que las numerosas organizaciones de izquierda de momento se esfuerzan en afirmar sus propios perfiles, lo cierto es que son más notorias las coincidencias que sus particularidades.
Con excepción de los grupos trotskistas, que han permanecido al margen aún en el momento de mayor confluencia de la izquierda , todas las agrupaciones por ejemplo hablan de la necesidad de convocar a una Asamblea Constituyente, porque coinciden en señalar que los problemas que afronta el Perú son más bien estructurales que de coyuntura y por ello casi todas manejan la idea -inclusive textual- de una Nueva República, más democrática e inclusiva, que implique una profunda Reforma del Estado que pasa por la sustitución del régimen presidencialista por uno en el que sea el Parlamento el primer poder del estado.
Todos hablan de un Proyecto Nacional de Desarrollo Alternativo que debe centralizar las aspiraciones del pueblo por una vida digna y definir políticas centrales de largo plazo. Sobre la deuda externa existe unanimidad en que no se puede seguir efectuando los pagos a costa de la miseria del pueblo y la reducción de la inversión social. Hasta los más radicales, como Patria Roja, admiten la necesidad de la inversión privada y de generar mercado nacional, aunque reservan para el Estado un papel activo en la economía y no subsidiario ni marginal como pretende la derecha. Se admite que es preciso reafirmar la soberanía nacional, principalmente frente a los Estados Unidos que gracias al gobierno de Toledo han hecho del Perú uno de los países más comprometidos con su política internacional, que incluye desde luego el acoso a Cuba, pese a la incuestionable y larga amistad de nuestros pueblos. La integración con el resto de América Latina, principalmente con el eje que vienen construyendo Brasil, Argentina y Venezuela es también un punto central en las agendas de los izquierdistas y centro izquierdistas peruanos. Otros asuntos como la Reforma Tributaria y la necesidad de ocuparse en serio de la educación, son lugares comunes sobre los que nadie discute. Y está de más decir que todos admiten que ninguna de estas propuestas será viable sin la mayor unidad posible del pueblo y las fuerzas progresistas.
Las limitaciones: los prejuicios
A pesar de que las cercanías programáticas y la manifiesta voluntad de articular grandes alianzas, subsisten por desgracia algunos vicios entre los militantes y activistas de la izquierda que impiden un avance más dinámico en la consolidación de una sola alternativa popular.
Los prejuicios y suspicacias son sin duda el primer gran obstáculo que impiden avanzar en el proceso de construcción de la unidad. Es frecuente que las dos agrupaciones más grandes, Patria Roja y el PDD, se nieguen mutuamente y se desgasten en enfrentamientos estériles por la dirección del sindicato de maestros, situación en la que el ex ministro toledista Nicolás Lynch tiene una grave responsabilidad. De él y de otros intolerantes sectores provienen infantiles reproches a Patria Roja por no haber modificado significativamente su ideología "antidemocrática" y "totalitaria", haciendo alusión al marxismo leninismo, mientras que del lado de Patria se responde con un injustificado escepticismo sobre el papel del centro izquierda y el liderazgo de Javier Diez Canseco, quien tampoco ha contribuido mucho a acortar las distancias. Es más, el PDD no ha tenido ningún acercamiento formal ni con la Coordinadora Nacional de Izquierda y parece más bien haber estado en coqueteos con el Partido de la Democracia Social, de centro, liderado por la ex ministra del gobierno de Valentín Paniagua, Susana Villarán .
Por otro lado, antes de insistir en la reunificación del Partido de Mariátegui , Patria Roja y el PCP han lanzado cada uno su frente, el MNI y el Frente Popular respectivamente, como si persiguieran objetivos muy diferentes. Mientras dirigentes sindicales militantes del PCP celebraban amistosas reuniones con Pedro Pablo Kuczynski, el ciudadano estadounidense reconocido en todo América Latina como uno de los neoliberales más fanáticos y que es nuestro actual ministro de economía, los líderes de Patria Roja se reunían con el cabecilla del partido aprista Alan García y su cúpula, responsable del mayor desastre económico de nuestra historia y de numerosas violaciones a los derechos humanos, quien no dudó en invitarlos a participar del "Frente Social" con el que pretende respaldar su candidatura presidencial. Si bien los dirigentes sindicales del PCP han reiterado sus distancias con el terrorista económico yanqui y los líderes de Patria Roja han expresado que sus potenciales aliados no están en el APRA sino en la izquierda, estos pequeños detalles, explotados con desenfreno por la prensa oficial adicta a los chismes y a las intrigas, terminaron causando confusión en un sector importante de la opinión pública, incluidos los propios simpatizantes de la izquierda.
Las potencialidades y los desafíos
Lo cierto es que la situación política en el Perú apremia cada vez más para que los actores vayan consolidando sus espacios y sus alianzas, visto que el endeble gobierno de Toledo difícilmente culminará su periodo (2006). Estas circunstancias exigen cierta premura también para que los izquierdistas puedan posicionar a tiempo una alternativa de poder y de gobierno.
A este respecto, y a diferencia de la década de los ochentas, por lo menos algunas de las agrupaciones han avanzado con sus propuestas programáticas concretas y con sus planes de gobierno. Se han desplegado esfuerzos serios por proponer salidas viables a la dramática situación del país, cuyos ejes centrales han sido mencionados más arriba. Este es sin duda un gran paso, ya que evidencia que no hay diferencias substanciales entre las izquierdas sobre cuál es el camino a seguir, por lo menos a corto y mediano plazo, y tiende por lo tanto puentes que van más allá del mero interés electoral, que se inscriben más bien en una visión compartida (aunque a veces no conscientemente) de país.
Otro avance importante es la reactivación de la Coordinadora Nacional de Izquierda y Partidos Progresistas, alentada por la aproximación de la UPP. Lamentablemente, el último pronunciamiento de la Coordinadora que exigía la formación de un gobierno de emergencia nacional no fue suscrito por el PCP. Ello significa que hay que profundizar las discusiones en este foro y tratar de lograr la mayor cantidad de consensos posibles. Al mismo tiempo, debe insistirse en acercar al PDD a la Coordinadora. Claro está que nadie puede obligar a nadie a hacer lo que no quiere o no le interesa y son los compañeros del PDD los que deben reparar en la importancia de por lo menos sentarnos juntos y escucharnos mutuamente.
El reconocimiento formal del MNI y la UPP sin duda será de gran ayuda. Como quiera que muchas de las agrupaciones no podrán cumplir con los requisitos para ser considerados como partidos políticos legales, su participación puede estar asegurada a través del espacio ganado por el MNI y la UPP, cuya bancada parlamentaria, por pequeña que sea, puede jugar un papel interesante si es que su acercamiento se concreta.
Si algo se ha aprendido de la experiencia de IU es que ninguna organización puede conducirse exitosamente con sus partes presionando todas desde posiciones de poder para ganar hegemonía. Está claro que cualquier intento por acercar a las fuerzas progresistas a un solo proyecto común pasa por darle una sólida institucionalidad democrática a esa virtual alianza, así como un solo programa de consenso y viable, que garantice que ése sea un espacio del pueblo peruano antes que de las organizaciones o personalidades que lo integren. Hay que considerar además que, a pesar de los prejuicios de ciertos analistas, todos los partidos de izquierda y centro izquierda han avanzado muchísimo en valorar la democracia interna como un factor fundamental en su adaptación a las nuevas exigencias populares. Lo que falta aparentemente es practicar la tolerancia y el respeto a las diferencias, antes que simplemente afirmarlas en los documentos.
Las circunstancias nunca serán las más favorables para quienes pretendan articular una propuesta que apunte a combatir y erradicar la injusticia y la exclusión sociales. Pero son los factores internos del campo popular los que definirán la viabilidad de un proyecto unitario y solvente que hoy más que nunca es necesario en nuestros países, quizá más en el Perú. Construir ese instrumento y enraizarlo en el pueblo es nuestro gran desafío.
* Gran parte de estos aportes fueron recogidos en el Taller "Ascenso y Crisis de la Izquierda Peruana" realizado en el local del Movimiento Nueva Izquierda el miércoles 17 de marzo en la ciudad de Arequipa.