Cuba anunció ayer que sus más de 500 médicos diseminados en Haití seguirán en ese país, "sin inmiscuirse en asuntos de política interna que sólo corresponde al pueblo haitiano resolver". Un comunicado oficial fue el primer pronunciamiento cubano de su tipo en casi un mes de crisis en el país vecino.
La declaración mencionó, sin calificativos ni comentarios, la "intervención de fuerzas militares estadunidenses, canadienses y francesas", y se abstuvo de opinar sobre el depuesto gobierno de Jean Bertrand Aristide y el conflicto de las semanas recientes, al que sólo se refirió como el de un país "ocupado por fuerzas internas de distinto signo enfrentadas entre sí".
Con énfasis en el trabajo de los médicos cubanos, La Habana tomó distancia de la crisis que se desarrolla a sólo unos 80 kilómetros de sus costas: "El pueblo hermano de Haití sufre hoy una situación de conflicto que agudiza la inestabilidad social y la pobreza ya existentes, y que impide a esa nación dar pasos sólidos en su camino al desarrollo".
Indicó que el contingente de 525 médicos cubanos que trabaja en todos los departamentos de Haití desde hace cinco años atiende a 75 por ciento de los 8.3 millones de habitantes de ese país. Agregó que en la capital haitiana los médicos cubanos permanecen en un hospital improvisado por ellos mismos, al que se sumaron efectivos de la Organización Panamericana de la Salud y de la Cruz Roja.