Latinoamérica
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El objetivo es "garantizar la seguridad de la población", aseguran los paramilitares
Rebeldes encabezados por Guy Philippe incursionan en Puerto Príncipe
FRANCOISE ESCARPIT
Puerto Principe
Los rebeldes del Frente del Norte, dirigidos por Guy Philippe y Joel Chamblin, incursionaron este lunes en la capital en medio del entusiasmo popular. Su entrada, explicó Ravix Remysynthe, uno de sus dirigentes, tiene como objetivo "garantizar la seguridad de la población". Se proponen, en efecto, "recuperar las armas de las pandillas y tomar, junto con la policía, todas las disposiciones para controlar a los chimeres (seguidores armados de Aristide). Es un esfuerzo por dar un respiro a la población".
Esta participación ocurre con la aceptación plena de Pierre-Robert Auguste, presidente de la Asociación de Empresarios de L'Artibonite, el departamento norteño donde se inició el levantamiento armado de estas fuerzas paramilitares. Auguste forma parte de la sociedad civil que aglutina el Grupo de los 184. Interrogado en el hotel El Rancho, de Petionville, que se ha convertido en cuartel de los opositores, afirmó: "Esta gente es parte de la solución. Tiene un lugar en la seguridad del país como parte de las fuerzas armadas de Haití. Han rencontrado su misión de defender las libertades republicanas. Se habían comprometido a deponer las armas después de la salida de Aristide y precisamente para cumplir con ese compromiso que no quisieron intervenir en el restablecimiento del orden de la ciudad sin que se les pidiera formalmente. Pero hoy la Plataforma Democrática les ha solicitado oficialmente su participación en la seguridad pública del país y de la capital".
Este acuerdo es preocupante porque si bien se sabe que, efectivamente, en ese frente armado hay elementos capaces de cumplir a cabalidad la tarea de reorganizar la policía nacional o el ejército, también se conoce que en él participan criminales que tienen cuentas pendientes con la justicia. Varios de ellos, civiles o militares, son asesinos y torturadores que participaron en el golpe de Estado de 1991, del general Cedrás, contra Jean Bertrand Aristide.
Dejar el campo libre a estos personajes que martirizaron a los civiles para deshacerse de los chimeres, que todavía siguen causando estragos en ciertos rumbos de la ciudad y en el sur del país, parece una decisión absolutamente irresponsable y permite prever la creación de un cuerpo destinado más a servir los intereses de los empresarios que a proteger a la población haitiana.
Sin duda, ésta será una primera fractura importante en el seno de la Plataforma Democrática.
Fuente: L'Humanité (Francia) Traducción: Blanche Petrich