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Latinoamérica

1 de marzo del 2004

Haiti
Golpe reaccionario en proceso

Olmedo Beluche

Los dramáticos acontecimientos de Haití lo primero que nos traen a la mente son insurrecciones populares recientes que han derribado a otros gobierno en América Latina. Como en Bolivia contra el genocida García Meza, el año pasado. Pero hasta allí llega la analogía, ya que la índole de los protagonistas de en Haití muestran que estamos ante un caso diferente.

Mientras Estados Unidos y la OEA defendieron hasta el último momento a García Meza, pese a semanas de movilizaciones populares duramente reprimidas por el ejército, con su secuela de muertos; en Haití, Colin Powell se ha apresurado a plantear la dimisión de Aristide. Mientras en Bolivia el ejército adiestrado y amamantado por el imperialismo yanqui defendía al repudiado presidente; en Haití, los dirigentes de la "insurrección", armada por los norteamericanos, son exmilitares duvalieristas y miembros de grupos paramilitares ("Tonton Macoutes").

Jean Bertrand Aristide, ex sacerdote católico vinculado a lo que fue la Teología de la Liberación, fue la principal figura en la lucha contra la dictadura de Francois Duvalier ("Papá Doc") y Jean Claude Duvalier ("Baby Doc") en los años 80. Al frente del movimiento Lavalá (La Avalancha) ganó las primeras elecciones democráticas de Haití en 1990, contra el candidato apoyado por Estados Unidos, Marc Bazin, que había sido funcionario del Banco Mundial. Pero su gobierno apenas duró nueve meses, cuando fue derrocado por un sangriento golpe de estado instigado por Norteamérica, encabezado por el militar Raoul Cedras.

La dictadura de Cedras acabó en 1994, cuando se produjo una invasión de 20,000 "marines" norteamericanos, que tuvieron como objetivo controlar una situación crítica, de la que la migración de miles de balseros haitianos que llegaban a la Florida fue preocupación central para Washington. Tras la invasión Aristide retornó al poder, pero por un breve lapso, tras el cual lo cedió a su compañero de fórmula en el 90, René Preval, quien ganó las elecciones del 94.

Aristide volvió a postularse a las elecciones del año 2000, que fueron boicoteadas por la ahora "oposición civil", las cuales ganó con el 92% de los sufragios. Desde entonces, la oposición ha lanzado una campaña arguyendo que hubo "irregularidades" en la elección de Aristide, llamando a poner fin anticipado a su gobierno, que expira en 2005, mediante una "intervención extranjera para evitar una guerra civil".

En contra de Aristide ha jugado el no haber resuelto los graves problemas sociales que aquejan al país, siguiendo en parte los consejos del FMI y el Banco Mundial, ni haber tocado los grandes intereses oligárquicos y extranjeros responsables de la miseria generalizada de los haitianos. En Haití, con una población de casi 9 millones de habitantes, el 65% de la población vive en la pobreza; el PIB per cápita es apenas de 510 dólares anuales; el analfabetismo alcanza el 54% de la población; la malnutrición está generalizada y el promedio de vida es de 45 años.

Tres años de gobierno sin solucionar estos problemas sociales han socavado parcialmente el apoyo a Aristide. Después de todo, la gente que votó a su favor lo hizo con la esperanza de mejores condiciones de vida. Pero, una vez más, se demuestra que es imposible resolver los problemas concretos de los pueblos sobre la base de las orientaciones económicas neoliberales del FMI y sin tocar los intereses de las oligarquías nacionales y sus amos imperialistas.

Sobre este caldo de cultivo social se produjeron las masivas movilizaciones estudiantiles de fines de 2003, que fueron una expresión de descontento por la falta de solución a los graves problemas económicos del país. Movilizaciones que fueron aprovechadas por la oposición para relanzar su campaña exigiendo la renuncia de Aristide. Ante la crisis creciente, se han alejado del gobierno algunos sectores que otrora le apoyaron, como el socialdemócrata Gerard Pierre Charles o René Theodore, dirigente del Partido Comunista. En febrero la crisis pegó un salto con la incursión armada de exmilitares que se han apoderado de las principales ciudades con la com plicidad de la policía.

Pero Aristide está lejos de ser completamente impopular, al menos en Puerto Príncipe. Así como miles han apoyado las protestas de la oposición, miles más han salido a manifestarse en apoyo del gobierno. Pero los medios de comunicación no cubren las marchas en su apoyo, en cambio las de la opisición reciben toda la cobertura. También apoyan al gobierno unas milicias populares denominadas "Chimé" (Chicos Malos), que son las que han enfrentado a la oposición armada y defienden la capital.

¿Quiénes son la oposición a Aristide? La cabeza de este movimiento golpista está conformada por: el empresario textil André Apaid, de nacionalidad norteamericana, líder del Grupo de 184, que junto a Micha Gaillard, dirige la llamada Convergencia Democrática, "oposición civil", financiada por Estados Unidos, que controla la mayoría de los medios de comunicación.

Mientras que la oposición armada, que ha entrado desde República Dominicana, está dirigida por gente como: Louis-Jordel Chamblain, que participó de la dictadura Cedrás; el exjefe de policía Guy Phillip; Jean Tatoune, que tomó Gonaives el 9 de febrero, el cual está implicado en la Masacre de Raboteau de 1994; y Butteur Metayer, dirigente del Frente Revolucionario de la Antibonite, cuyo hermano Amiot murió asesinado por las fuerzas leales a Aristide.

La facilidad con que estos sectores armados han tomado la mayor parte de las ciudades haitianas dejan entrever una complicidad de la policía, la cual, en lugares como St. Marc, abandonó sus posiciones, dejando en manos de los insurrectos muchos pertrechos y armas. En estos lugares podría estar produciéndose una masacre contra los partidarios de Aristide.

Ante la profundidad de la crisis, el propio Aristide acabó por pedir también una intervención extranjera. Para viabilizarla, Estados Unidos, Francia y el CARICOM propusieron la conformación de un gobierno encabezado por un primer ministro de la oposición, dejando al presidente con un cargo decorativo. Lo cual fue aceptado por Aristide, pero no por la oposición.

El gobierno norteamericano, contrario a lo que usualmente hace, aceptó rápidamente la postura de la oposición, que el 25 de febrero se negó a todo acuerdo con Aristide. Al parecer estamos ante una inminente intervención militar extranjera, con menor participación norteamericana (debido a las complicaciones en Irak) y con mayor presencia francesa o de otros países del Caribe, que terminará por desalojar al presidente haitiano.

Estados Unidos intenta viabilizar la intervención extranjera mediante una salida, sin Aristide, negociada con los nuevos caudillos militares y la oposición civil de André Apaid. Pero el resultado todavía está lejos de consolidarse, pues cualquier gobierno que surja intentará desarmar a la población, tal vez bajo la forma de un genocidio. Es de suponerse que los partidarios del gobierno no soportarán pasivamente esta situación, y que muchos haitianos no han olvidado lo que sigifica un gobierno de los "Tonton Macoutes", por más que estén descontentos con Aristide.

Los antiimperialistas debemos denunciar la intervención militar franconorteamericana en Haití, porque su objetivo será imponer otro gobernante títere, que no resolverá la miseria que acosa a ese pueblo hermano, porque se ajustará a los lineamientos neoliberales que emanan de Washington. En todo caso, será un gobierno que ahogue la protesta social reprimiendo las libertades democráticas. Como los Tonton Macoutes son actores centrales de estos hechos, es completamente real la posibilidad de un genocidio. Lo que es peor, esta nueva intromisión imperialista sería usada por el Tío Sam para estrechar el cerco y las amenazas contra Cuba y Venezuela.



Olmedo Beluche Dirigente del Movimiento Popular Unificado (MPU) de Panamá, es coordinador general de la revista Movimiento.