Latinoamérica
|
Vendedor de ilusiones
Apolinar Díaz – Callejas
Rebelión
Con la llegada a Colombia de Bush y de las fiestas navideñas, el gobierno ha
puesto nueva dinámica en la venta de ilusiones sobre los graves problemas que
nos afectan, al tiempo que continúan implacablemente los asesinatos en el país,
sin que las autoridades militares o civiles se pronuncien o los esclarezcan. Es
un silencio estatal sobre delitos que la opinión atribuye cada vez más a grupos
paramilitares.
El Heraldo (28.11.04) denuncia con vigor esos hechos en Barranquilla y en el
departamento del Atlántico. Ahora es la violenta muerte a bala de la madre de
una joven de 16 años que celebraba su graduación y de un hermano que las
acompañaba en esa fiesta. Es la implacable continuación de esa clase de crímenes
en Barranquilla, la Costa Caribe, Antioquia, Urabá, Cauca, Santander, Norte de
Santander y otras zonas del país. Es una violencia despiadada e impune con un
Estado y Gobierno que se hacen de la vista gorda. El presidente Uribe Vélez anda
muy ocupado en lo de su reelección y en nuevos impuestos indirectos que paga el
pueblo, porque las empresas se limitan a recaudarlos en el precio de venta de
sus productos.
También se agrava el desempleo. Día a día los colombianos recibimos la visita de
gente que pide trabajo, una limosna, una camisa vieja o cualquier cosa de comer.
En ciudades como Bogotá es tremendo el problema de la miseria, mientras el
Presidente de la República se empeña en asegurar votos y apoyo para su
reelección. El país está desbarajustado por esa causa. El nuevo DANE,
reestructurado por Uribe Vélez y sus amigos, dice lo que el gobierno quiere.
La visita de Bush turbó a nuestro Presidente. 15.000 soldados y miembros de la
Fuerza Pública fueron movilizados a Cartagena para proteger al Presidente
norteamericano, quien, al tiempo, bombardeaba a la población civil y a la
resistencia iraquí por la ocupación militar, en una guerra apoyada por Uribe
Vélez. Los cartageneros no pudieron verle la cara al gringo, como sí ocurrió con
los presidentes Roosevelt y Clinton. Todo fue por televisión. Bush no dijo una
sola palabra sobre cooperación económica o sobre desmonte en el TLC de los
subsidios norteamericanos a sus propias exportaciones agrícolas de algodón,
arroz, trigo, aceites vegetales, leche en polvo, diversas carnes y gran variedad
de frutas. A él le gustan dos guerras: la suya de Iraq y Afganistán, y la del
presidente Uribe Vélez contra la "subversión" colombiana y el negocio
estadounidense del narcotráfico.
El Universal (Sincelejo, 23.11.04) relata que en los 15 minutos que Bush dedicó
a la rueda de prensa "no quiso comprometerse con una estrategia para defender
ante el Congreso la importancia del apoyo a Colombia", limitándose a decir
"vamos a ver, tengo que hablar con el Congreso". Respecto del TLC sólo expresó
que "será un acuerdo con equidad y justo". Ante el silencio de Bush, quien habló
fue el presidente Uribe, diciendo que "el gobierno americano entendía que se
necesitaba una negociación equitativa". Los deseos de nuestro presidente
suplantaron la palabra de Bush.
En cambio, fueron notables las diferencias del manejo de la presencia de Bush en
Colombia y Chile. Cartagena fue militarizada por tierra, mar y aire. Las órdenes
de seguridad las daban las fuerzas de seguridad de Bush. En Chile, como relata
Carlos Villalba Bustillo (El Heraldo, 27.11.04), hubo masiva oposición popular y
enfrentamientos entre los carabineros chilenos y la escolta de Bush, lo que
llevó al presidente Lagos a cancelar un acto del Foro de Cooperación Económica
de Asia Pacífico (APEC) antes que permitir que a sus ministros, empresarios y
amigos personales "se les tratara como parias en su propio solar".
Apolinar Díaz-Callejas es ex Senador de la República, ex Ministro del Gabinete
del Presidente Carlos Lleras Restrepo y miembro de la Comisión Andina de
Juristas. www.apolinardiaz.org