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Entrevista al ex tupamaro José Mujica
Todo lo que hemos planeado y nuestra
capacidad de hacer estarán limitados
La Jornada
A sólo seis días de las elecciones en Uruguay, y a pesar de la campaña del ex
presidente Julio María Sanguinetti, del Partido Colorado, para causar miedo
acerca de la capacidad de gobierno de Encuentro Progresista-Frente Amplio-Nueva
Mayoría (EP-FA-NM), esta coalición sigue muy adelante en los sondeos.
Pero también, y demostrando que agitar fantasmas del pasado no ha servido para
desacreditar a los ex militantes de la organización Tupamaros (guerrilla de los
años 70), uno de aquellos hombres, José Pepe Mujica, ahora senador por el
Movimiento de Participación Popular (MPP), en la coalición frenteamplista, se
mantiene como uno de los políticos más populares de Uruguay.
Humilde, divertido, en extremo sencillo y trasgresor, El Pepe Mujica, como todos
lo nombran, es ya "parte de la vida cotidiana del Uruguay", afirman en los
barrios de Montevideo.
Como el candidato presidencial Tabaré Vázquez, está convencido de que el
incumplimiento de promesas y el abandono de la población por los partidos
tradicionales (Colorado y Blanco), que se han turnado el poder, llevaron al
crecimiento "indetenible" de una izquierda que "también ha madurado", sostiene
en entrevista.
"A pesar de que la mayoría de las encuestas nos dan como triunfadores, queremos
mantener la humildad, esperar y trabajar activamente para lograr el triunfo."
Su corriente, el MPP, conforma una mayoría en el FA. "Es la primera vez que se
dice que podemos ganar en primera vuelta, porque ganar, hemos ganado... Tabaré
Vázquez salió primero en las últimas elecciones, pero como existe ese
acomodamiento (la ley de lemas) de los dos partidos tradicionales, se fue a
segunda vuelta y ellos se juntaron para impedir que el FA triunfara. Lo cierto
es que ahora el Frente Amplio es por lejos la mayor fuerza política del
Uruguay".
Le preguntamos sobre lo que se espera hallar en el gobierno si ellos triunfan el
próximo 31 de octubre. "Vamos a encontrar un país muy destruido, con gran
pobreza e indigencia, y conocemos el nivel de endeudamiento que el Uruguay tiene
y el sometimiento que esto significa. Además existe una desindustrialización
nunca vista y sabemos que todo lo que hemos planeado y nuestra capacidad de
hacer estará limitada. Aunque sabemos también los límites, hemos definido que la
situación social es nuestra prioridad".
Para Mujica la unidad lograda "tiene que ver con la ética. Es nuestra posición
ética ante la política lo que nos permite mantener esta unidad, a pesar de las
diferencias. Y ése es uno de nuestros mayores caudales. Otra actitud es que nos
hemos equivocado, hemos metido la pata, lo hemos admitido y corregido también. A
nivel popular esto se reconoce, tanto como nuestra coherencia en lo ético. No
estamos mintiendo a la gente. Vivimos siempre de la misma manera. Han intentado
atacarnos, buscarnos flancos débiles, pero nuestra actitud ha sido clara,
transparente".
-La guerra sucia no los roza
-Han agitado muchos fantasmas, pero se olvidaron de que el país es pequeño, la
gente sabe, conoce y reconoce que hemos actuado con diversas modalidades en la
política, pero sin transigir en lo ético. Con nosotros se intentó todo,
atacarnos o ganarnos y, como he dicho en otras ocasiones, hasta domesticarnos.
No fue posible y, a lo largo de estos años, como diputados o senadores cobramos
menos, nos arreglamos con una cantidad determinada, aportamos lo que sea
necesario y vivimos muy austeramente. El hecho de que seamos coherentes entre lo
que decimos y pensamos y lo que hacemos es muy importante para la gente cuando
no cree ya en las mentiras, en las promesas falsas. Creo que por eso nos ven
como el cambio de verdad.
Mujica desde muy joven militó en el movimiento estudiantil de izquierda; probó
caminos tanto en el Partido Socialista como en el ala progresista del Nacional
(Blanco), del que se alejó en los 60 para integrarse a Tupamaros. Vivió en la
clandestinidad. Pasó casi 15 años en prisión, 10 de ellos incomunicado en
distintos cuarteles, con otros nueve dirigentes de ese movimiento.
En Uruguay todos saben que ellos fueron rehenes de la dictadura y que se había
pautado esa condición y la de ser ejecutados en caso de que su organización
retomara las acciones armadas. También se habla sobre las condiciones
infrahumanas en que vivieron y de las fugas que protagonizaron y los
convirtieron en héroes en su momento. "Es raro lo que diré. Nosotros que
estuvimos aislados quedamos fuera de toda pelea y eso, en medio de aquello que
pasamos, nos preservó afuera de los debates y enfrentamientos y al salir no
estábamos cuestionados por nadie".
Cuando Mujica salió de la cárcel lo esperaban miles de uruguayos. Nunca lo
olvidará. Salieron a dar lucha política, como lo decidió en su momento el
dirigente máximo Raúl Sendic (ya fallecido), y allí están desde entonces.
Desde su punto de vista hay un camino largo. "No creo que una sociedad pobre,
intelectualmente sometida y sin una alta capacitación pueda plantearse la
construcción de una sociedad superior", reflexiona.
Ahora otro de sus sueños está andando. El EP-FA-NM ya está en el interior del
país. No es sólo una "izquierda urbana", lo cual ha sido fruto de un trabajo
constante y profundo. Mujica considera éste el gran paso. Por fin el FA salió de
las ciudades y encontró los oídos receptivos que necesitaba. "Sólo eso indica
una ida sin regreso y es el gran cambio que el Uruguay necesita y que se ha
producido en estos tiempos".