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PARAGUAY
Cincuenta años despues
Por
: Odalys BuscarónParaguay arribó al Tercer Milenio con una población cuatro veces mayor a la que exhibió medio siglo atrás, al llegar a los 5.163.198 habitantes, divididos en una proporción casi pareja entre hombres y mujeres.
En 1950, el país sudamericano albergó apenas un 1.328.452 personas, mientras que a dos años de realizarse el Censo Nacional de Población y Viviendas (2002), los paraguayos suman hoy unos 5.742.006, con alto predominio de jóvenes (37,1 por ciento).
Con un ritmo de crecimiento de entre 2,2 y 3,2 por ciento en las últimas décadas, la nación sudamericana podría duplicar su población en los próximos 30 años, superior a los 10 millones de personas, según 'Los Resultados Finales' del Censo realizado por la Dirección General de Estadísticas, Encuestas y Censos (DGEEC).
Otra característica notable del cierre de estas cinco décadas es que de 'país rural' (65,4 por ciento en 1950) saltó paulatinamente en el siglo XXI a 'urbano', con una concentración poblacional en las ciudades del 56,7 por ciento, frente a un 43,3 en el campo.
Resulta evidente que el proceso regional de urbanización irrumpió también en el escenario local, que aunque matizado por singularidades nacionales, se acoge a los factores universales que rigen este comportamiento, como el acelerado desarrollo agro-industrial, el mercado de trabajo, las migraciones y los estándares de vida citadinos.
En cuanto al sexo, entre el primer censo de la era republicana más reciente y éste último, la dinámica socio-demográfica muestra un equilibrio en la composición, pues, si en 1950 las mujeres constituyeron más de la mitad de la población (51,1), la proporción actual es de 50,4 de varones y 49,6 de mujeres.
El predominio femenino en épocas anteriores fue un fenómeno que arrastró Paraguay durante muchas décadas por las secuelas que dejaron dos cruentas guerras: la Triple Alianza (1865-1870) y la del Chaco (1932-1935).
Durante la primera contienda, en la que participaron Brasil, Argentina y Uruguay contra una nación de un millón de habitantes, el 80 por ciento de su población fue diezmada, sobre todo la masculina, lo cual representó cerca de 200.000 personas.
Los sobrevivientes, en la inmensa mayoría mujeres y niños, asumieron el peso de la reconstrucción del devastado país.
La 'fotografía estadística' sobre los paraguayos reveló asimismo un incremento significativo del porcentaje de mujeres como jefes de hogar, al superar los 26 puntos porcentuales en el momento de la encuesta, con respecto al 18 por ciento registrado en 1982.
Los expertos atribuyen ese resultado al cambio de roles asumido por las mujeres en los últimos tiempos tras una mayor incorporación al mercado laboral, lo cual les facilita una autonomía más amplia en términos económicos.
Uno de cuatro hogares está solventado por madres 'solteras', quienes son el sostén material de sus hijos (más de dos, según la media de fecundidad entre las paraguayas), y en muchos casos, la única fuente de manutención, como sostienen investigaciones paralelas sobre el tema.
Indicadores de vida: la pobreza
La información censal y las encuestas que recogen aspectos esenciales sobre la población en un amplio espectro de indicadores devienen soporte significativo para el diseño y la implementación de políticas sociales gubernamentales, las cuales deben revertirse en mejores condiciones de vida para los ciudadanos.
Al respecto, la directora general de la DGEEC, Zulma Sosa, subrayó durante la presentación de los resultados finales del Censo 2002 que estas estadísticas permiten conocer y evaluar la situación económica, social y demográfica del país con vistas a una orientación para la elaboración y aplicación de programas en educación, empleo, salud, vivienda, desarrollo rural y urbanización.
Entre los datos que arrojan 'síntomas alarmantes' figuran el bajo promedio de años de estudio en el grupo de los jóvenes de 15 años y más; la creciente migración hacia la capital y los cinturones urbanos; carencia de servicios básicos y un descenso de la población económicamente activa (PEA) en la producción primaria (agricultura).
En la relación aparecen también el analfabetismo y la pobreza, esta última analizada de acuerdo con los distintos niveles de acceso a la canasta básica de alimentos.
Según la Encuesta Hogares 2001 (de la DGEEC), tomada como base para el levantamiento de la información censal, cerca de 2.557.000 paraguayos están afectados por este flagelo.
O sea, que el 46,4 por ciento de la población total percibe ingresos inferiores al costo de la canasta de consumo.
En las zonas rurales, este guarismo alcanza al 50,5 por ciento de sus residentes, mientras que en las áreas urbanas, poco más de 43 de cada 100 personas son pobres.
Al espeluznante cuadro de un fenómeno con tendencia creciente, hay que añadir los cerca de un 1.198.000 personas que viven en condiciones de penuria extrema (21,7 por ciento de la población total).
En proporciones, una tercera parte de los residentes rurales se encuentra por debajo de la línea de pobreza extrema, en tanto el 15 por ciento del conglomerado urbano sufre la misma desventaja social, en cuanto al acceso a los requerimientos mínimos para la sobrevivencia humana.
Condensados en un grueso volumen de textos, estadísticas, gráficos y cuadros, los resultados del levantamiento más importante sobre población, constituyen sin duda una brújula para las autoridades nacionales de hacia dónde enrumbar los programas y metas a corto y mediano plazo, con visión de futuro.
Para las organizaciones sociales que han encomiado este empeño, el informe plantea un gran desafío al gobierno con relación a la desproporción muy evidente entre la dinámica del crecimiento poblacional y el desempeño económico, por un lado; y el cúmulo de necesidades básicas, por otro, a las que se deben responder con premura.
A modo de ejemplo, el informe sobre el estado actual de los pueblos indígenas de Paraguay ilustra cuantitativa y cualitativamente el estado de abandono y precariedad de estas comunidades que albergan a 87.099 personas, equivalentes al 1,7 por ciento del universo demográfico nacional.
Con más habitantes, Paraguay se muestra al mundo un país inmerso en la modernidad, en prefecto equilibrio de sexos y una población cada vez más joven, tras escalar poco más de 50 años de la historia reciente.